A los 78 años de edad y con cinco matrimonios en su haber, la actriz por fin ha encontrado la felicidad junto a Percy, 32 años más joven que ella. De hombres y matrimonios hablamos con la eterna mala de la película. Por Deborah Ross | Fotografía de MoDa»s Touch

Su aspecto es impresionante. A los 78 años conserva una figura de bomba sexual que resulta casi caricaturesca: cintura de avispa, busto prominente, piernas maravillosas Eso sí, no es partidaria del minimalismo cosmético, como muestran los labios pintados de un fucsia chillón y las pestañas falsas que se proyectan al exterior como las marquesinas de un establecimiento de campanillas.

Su marido, Percy, tiene 32 años menos que ella, y menciono el detalle de la edad para calzar la estupenda respuesta que dio cuando, después de casarse, le preguntaron por semejante diferencia: «Bueno, siempre es posible que Percy se muera. Qué le vamos a hacer». Un comentario formidable. A lo largo de nuestra conversación le pido que me defina a sus sucesivos maridos en dos palabras: ¿Maxwell Reed? «Un sádico». ¿Anthony Newley? «Mucho talento». ¿Ron Kass? «Siempre deprimido». ¿Peter Holm? «Un sueco». [Joan escupe un sueco como si estas palabras vinieran a ser sinónimas de miserable, inútil, fantoche con mal aliento y aficionado a torturar animales domésticos ]. ¿Percy? «¡El mejor!». La Collins reconoce que cinco maridos parecen muchos, «pero en la vida me han propuesto casarme bastantes veces más».

XLSemanal. Al verla, resulta increíble que tenga 78 años. ¿Alguna vez se ha mirado al espejo y se ha dicho. ¡No puede ser que tenga esa edad! ?

Joan Collins. La edad es mucho más que un simple número. Lo cierto es que preferiría que el mío no fuera conocido por todos, pero así es la vida. No tengo el aspecto ni la mentalidad que supuestamente se corresponden con esos años. A diferencia de algunas actrices de mi generación, de cuyo nombre no quiero acordarme, yo no me he operado los pechos o la cara ni han tenido que ponerme una cadera o una rótula artificial Sigo siendo la misma de siempre.

XL. ¿De verdad que nunca se ha operado?

J.C. Nunca.

XL. ¿Y el bótox?

J.C. Lo probé una vez. Linda Evans no dejaba de decirme lo fantástico que era, así que decidí probarlo. Y lo pasé fatal. El médico me la clavó tres veces [Se ríe]. La inyección, quiero decir. Me clavó tres inyecciones, y salí corriendo y gritando como una descosida. El bótox me parece un despropósito.

«A diferencia de otras, no me he operado los pechos ni la cara. Una vez me inyecté bótox y salí corriendo. ¡Me parece un despropósito!»

XL. Bueno, ¿y qué hace para mantenerse tan guapa? Las lectoras, sin duda, quieren saberlo. Yo misma quiero saberlo. ¿Qué hace por las noches antes de irse a la cama?

J.C. Siempre he cuidado mucho mi rostro. Uso un producto muy barato y me doy friegas con él en la cara, con ayuda de unos tisús, hasta que no queda ni rastro del maquillaje. Luego me lavo la cara con una toallita húmeda, pero sin jabón. Y a continuación me pongo un montón de crema de noche.

XL. ¿De qué marca es la crema de noche?

J.C. No voy a decírtelo. Si me pagaran por decirlo, lo haría, pero no me pagan.

XL. Joan, me sorprende que sea tan ingenua. Ya tendría que saber que, si menciona su nombre, quizá ellos luego le envíen a casa un enorme lote con sus productos. Digamos que ahora publicita usted su nombre, y ellos después le pagan en especie…

J.C. ¡Lancôme! Es un producto muy bueno y llevo años usándolo.

XL. Da la impresión de que usted ha vivido siempre la vida que ha querido vivir.

J.C. He vivido la vida que he querido vivir, pero solo hasta cierto punto. Tuve la enorme suerte de ser descubierta a los 20 años y de ir a Hollywood y actuar en películas junto con Ray Milland y Paul Newman No porque yo lo hubiera planeado, sino porque las cosas sencillamente sucedieron así. Aunque también es verdad que, cuando empecé a trabajar en Dinastía, estaba completamente arruinada. Si no llegan a ofrecerme el papel en la serie, no sé qué hubiera sido de mí.

XL. Usted no parece tan malvada como las mujeres a las que ha interpretado.

J.C. He interpretado a un montón de «lagartas» y mujeres peligrosas. Pero creo que todo el mundo entiende que en el fondo soy buena persona. Es lo que dice Percy, por lo menos.

XL. La «lagarta» más famosa de todas fue, precisamente, la Alexis de Dinastía, el culebrón que la convirtió en una de las estrellas televisivas mejor pagadas del mundo. Pero creo que acabó un poco harta de aquellos guiones ridículos. ¿Cuál fue el capítulo más absurdo de toda la serie?

J.C. Que yo recuerde, uno en que estaba convencida de que mi hija había sido abducida por los extraterrestres.

XL. Si la Joan Collins de hoy pudiera darle un consejo a la Joan Collins con 18 años de edad, ¿qué le diría exactamente?

J.C. Que tuviera mayor seguridad en sí misma. Porque yo entonces no tenía ninguna.

XL. ¿Cómo es posible? Usted siempre fue una belleza.

J.C. Mi padre [de profesión. agente teatral] era muy estricto y no consideraba oportuno elogiar a sus hijos, decirles que eran guapos, listos o estudiosos. A los 18 años yo ya trabajaba como actriz, y en una votación fui escogida la chica más guapa de Inglaterra. Cuando los periodistas le pidieron su opinión, mi padre se limitó a decir. «Es una chica de aspecto agradable, pero no demasiado especial». Tanto Jackie [Jackie Collins, su hermana novelista] como yo pasamos por todo eso, aunque ella siempre ha tenido más empuje en la vida y hoy tiene más dinero que yo.

XL. ¿Alguna vez se siente deprimida?

J.C. Poquísimas veces. Ya sé que la respuesta puede resultar aburrida, pero qué le vamos a hacer si nací con el gen de la felicidad. En la vida he conocido la tragedia, y está claro que la vida no siempre es alegría, pero me las arreglo para superarlo. Me pueden considerar una frívola, y hasta cierto punto es verdad, pues no permito que algo me hunda. Me las he arreglado para superar cuatro divorcios sin sufrir úlceras Bueno, una vez tuve una pequeña semiúlcera.

XL. Si tiene un talón de Aquiles, quizá sean los hombres. Se dice que durante su primera etapa en Hollywood se acostó con tantos que llegó a ser conocida como la insaciable inglesa .

J.C. He estado casada cinco veces, así que tengo más de esposa en serie que de amante de aluvión.

XL. Pero hay una cosa que no entiendo. Es una mujer inteligente y, sin embargo, se casó con algunos hombres poco presentables. ¿Cómo se explica algo así?

J.C. Verás, me casé con el primero de esos impresentables [Maxwell Reed] porque apenas tenía 18 años, era virgen y tonta de remate. Por su parte, Tony [Anthony Newley, el padre de dos de sus hijos] era un hombre estupendo, aunque tenía el defecto de «tirarse» a todo lo que se moviera. Ron [Ron Kass, un ejecutivo estadounidense del cine y la industria musical que con el tiempo se metió en problemas de drogas y con quien Collins tuvo una hija] también era muy buen hombre, pero luego se dejó arrastrar por ciertos individuos poco recomendables. Pero lo cierto es que todos eran perfectamente presentables cuando me casé con ellos.

XL. ¿Incluyendo a Peter Holm, un hombre que más tarde llegó a acampar en el jardín de su casa, armado con unos carteles en los que exigía que le pasara una pensión de divorcio? ¿Cómo se dejó enredar por él?

J.C. ¡Por entonces tenía la menopausia y andaba mal de la cabeza!

XL. ¿Es feliz con Percy?

J.C. Por completo. Percy es mi príncipe azul. No hay palabras para describirlo. Percy es un apoyo constante en mi vida. Lo es todo para mí. Jamás en la vida pensé ni imaginé que tendría la suerte de conocer a una persona tan maravillosa como Percy Gibson

XL. ¿Una mujer como Joan Collins sería capaz de convivir con un hombre que hubiera tenido todavía mayor éxito que ella en la vida?

J.C. No. Además, los hombres ricos no me gustan. Los encuentro arrogantes y muy misóginos. Algunos de ellos son verdaderas malas personas. No digo que todos lo sean, pues tengo algunos buenos amigos que son ricos, pero digamos que no podría estar casada con un millonario. Para ellos eres una especie de nuevo juguete.

XL. ¿Realiza usted las labores del hogar?

J.C. Depende de lo que entiendas por labores del hogar.

XL. Pasar el aspirador, por ejemplo.

J.C. No tengo ni idea de cómo hacerlo. Yo dejé el colegio a los 15 años y me puse a estudiar arte dramático. Mi madre, que era estupenda, se encargaba de todas las faenas de la casa. Cuando me casé por primera vez, a los 18 años por desgracia, con Reed, quien también era actor, recuerdo que publicaron una entrevista conmigo El titular era. Joan Collins. No pienso fregar ni limpiar nada . Lo único que sabía hacer era trabajar.

XL. ¿Sabe cocinar?

J.C. Hago unos espaguetis a la boloñesa y un pollo asado con patatas que están para chuparse los dedos. Y Percy siempre dice que hago los huevos revueltos de maravilla.

XL. ¿Cómo ve la situación política actual?

J.C. El mundo está muy pero que muy mal. Me dan asco todos esos banqueros y oligarcas, toda esa gente que ha comprado Gran Bretaña. Tengo amigos que son propietarios de pequeños negocios y no pueden conseguir que el banco les conceda un préstamo y luego te encuentras con que los peces gordos de la banca se otorgan a sí mismos unas bonificaciones de nueve millones de libras al año. Es algo que me pone enferma. Más de una vez le he tirado una zapatilla al televisor al ver estas cosas. n

Joan defíname a sus maridos

  • El primero, Maxwell Reed. «Yo era virgen y tonta. Él, un sádico».
  • El segundo, Anthony Newley. «Era buen tipo, pero se «tiraba» a todo lo que se movía».
  • El tercero,  Ron Kass. «Siempre estaba deprimido».
  • El cuarto, Peter Holm. «Me casé con él porque estaba menopáusica y andaba mal de la cabeza».
  • El quinto, Percy Gibson. «El mejor. Mi príncipe azul».

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