Arroyo. «¡El noventa por ciento de los políticos son lamentables!» Gordillo. «Para hacer política, hay que pensar, y la sociedad española cada vez piensa menos»Estos dos artistas protagonizarán este otoño una de las exposiciones más originales de la temporada, «CA-RO-TA». «XLSemanal» ha conseguido que, con ese motivo, se quiten la careta y repasen la actualidad, y no solo la artística, de nuestro país. Sin medias tintas.

Gordillo y Arroyo son mitos de la pintura española del siglo XX que revolucionaron el panorama de los 60 y fundaron las bases del nuevo arte contemporáneo español. Reinterpretando las técnicas del pop internacional, crearon, como ellos aclaran, un pop muy singular, a la española . Estos dos gigantes serán los protagonistas de una de las exposiciones más originales de la temporada, en el espacio de Ivorypress Art + Books Space II, de Madrid. Con el título CA-RO-TA mostrarán una selección de sus obras más originales. La exposición ilustrará la intensa y genial complicidad de estos dos artistas. Aunque los dos vivieron en París durante los 60, no se conocieron entonces. Se admiraron, primero, a través de sus obras y, finalmente, se vieron por primera vez en 1976 en Barcelona. Esta vez se reúnen en la espléndida casa de Arroyo, en el centro de Madrid, cerca del Teatro Real. üGordillo. Me encanta Madrid. Vine por primera vez en 1963 y tuve la oportunidad de ver tu primera exposición, Eduardo. Entonces yo daba clases para vivir, pero no tragaba la ciudad. Estaba vinculado a Sevilla, a mi familia y, siempre que podía, huía al sur en uno de esos trenes de segunda, con literas, donde íbamos seis metidos en un vagón. Pase así 15 años. Pero ahora Madrid es mi ciudad; le tengo cariño, y no por el Prado. No obedece a razones lógicas. Es como la gente que cree que su pueblo es el mejor. Cuando voy a Barcelona, reconozco que es más bella, y sufro por ello. Arroyo. Cuando hablas de sufrimiento, pienso en CA-RO-TA, el título de la exposición. Una cosa es lo que somos y otra, lo que transmitimos. Yo, por ejemplo, soy muy materialista; tuve una educación poco espiritual.Gordillo. Te defiendes mejor que yo en la vida.Arroyo. Eso es lo que tú crees Gordillo. Yo, en el fondo, soy un niño chico. Detrás de la imagen de hombre serio, soy muy blandito.Arroyo. El artista debe tener un alma angelical,

pero no de niño; la creación es un equilibrio continuo entre el bien y el mal.Gordillo. Ser pintor es diabólico. Es como si te metieran en una habitación y esta se moviera de un lado a otro. Hoy te dan contra una pared y al día siguiente contra la otra; a fuerza de darte, construyes toda una estructura defensiva. Recuerdo que, cuando empezaba, sentía la obligación de estar ocho horas inspirado; cuando me di cuenta de que solo lo estaba una o ninguna, me resulto un horror al borde del suicidio.Arroyo. Mucha gente me habla de la suerte que tenemos, del placer de hacer lo que uno quiere. Esas palabras las oímos todo el tiempo, con envidia sana. Pero pintar es un proceso angustioso. Es un combate desigual; cuando comienzas un cuadro, crees que ganarás la batalla y, desgraciadamente, cuando lo firmas, te das cuenta de que la has perdido. Y, sin embargo, al comenzar el siguiente, te preparas de nuevo con esperanza. Es muy duro admitir que nunca conocerás la victoria.Gordillo. Pero yo le concedo mucho mérito a esa esperanza renovada. Es una de las bases de la creación. También comparto contigo que mucha gente tiene una concepción idealizada del pintor; permanece la imagen del impresionista que se iba al campo en primavera a pintar la mies y las nubes. ¡Siempre digo que los impresionistas crearon el turismo!Arroyo. Una de las primeras exposiciones tuyas la vi en Venecia, aunque, cuando vivía en París, ya conocía bien tu obra por los catálogos. Gordillo. La primera tuya que yo vi fue en Madrid en 1963, la de los generales. Me gustó mucho.Arroyo. Sí, fue mi primera exposición, pero el Gobierno la cerró. A partir de ese momento decidí no volver a España hasta que todo se normalizara.Gordillo. Hay una conexión entre nuestras obras, por lo menos en aquel momento. Una conexión, a través el pop internacional, con el color, con dibujos planos, la ironía Eso sí, un pop un tanto especial, a la española. Arroyo. Tú rompiste con todos los esquemas. Y el seguimiento de tu obra todavía continúa. Pero lo mío es diferente. Yo no me considero para nada pop art. El pop art americano se limitó a celebrar la cultura popular, pero sin juzgarla. Nosotros estábamos tremendamente politizados y queríamos cargarnos el sistema. Gordillo. Estabais indignados.Arroyo. Con una diferencia. La gente indignada» de hoy pide trabajo, un piso Nosotros queríamos que ese mundo se incendiara. Que saltara en pedazos. Absurdo.Gordillo. Y después vino De Gaulle y cortó por lo sano.Arroyo. En el 68 perdimos la batalla. Nosotros queríamos quemar los bancos, no criticar a los banqueros. Hay muchas diferencias con los «indignados» de hoy. Con De Gaulle, las pocas libertades ciudadanas fueron aniquiladas. Ahora, en España, pasa igual. hay que preguntar al Gobierno que nos enumere las pocas cosas que se nos permiten. quizá dormir, cerrar la puerta de casa con llave La sociedad que vivimos es represiva. No me reconozco en absoluto con estos tiempos, tal vez porque ya soy mayor.Gordillo. Yo creo que, si sentimos cierta complicidad con este movimiento de los «indignados», es porque lo protagonizan nuestros hijos. Nos sentimos sentimentalmente implicados porque están sin trabajo, sin esperanza de futuro.Arroyo. Me parecería interesante que los partidos recogieran algunas de sus peticiones. Yo soy un hombre político; no hago política, pero me interesa mucho Sin embargo, ahora no hay política, sino caricaturas de ella; el 90 por ciento de los políticos son lamentables.Gordillo. Ahora no hay interés en la política, sino cabreo. Para hacer política, hay que pensar, y la sociedad española cada vez piensa menos; está tomada por la televisión, que es un matacerebros titánico. La sociedad está dormida. Durante el franquismo se decía que el fútbol mantenía tranquila a la gente. Sin embargo, había mucho menos que hoy. Ahora, se pueden ver hasta cinco partidos al día. La gente quiere estar dormida; es más cómodo.Arroyo. Cuando yo me fui a París, el problema de un artista español era la ausencia total de conocimiento. No conocía la pintura, no había visto las vanguardias El primer Picasso real o el primer Matisse o la primera exposición de Giacometti los contemple allí y fue un gran choque. Gordillo. Yo vivía muy cerca de los bulevares; una zona llena de españoles y portugueses. Trabajaba como vigilante nocturno en un hotel. Una noche llegó Manuel Millares, que entonces para mí era Dios. Al día siguiente, lo esperé, me saludó y hasta vino a mi estudio. Entonces, uno adoraba ciertas cosas apasionadamente.Arroyo. Yo antes creía que el arte era como una familia de las de antes. Esas familias numerosas donde todos vivían en la misma casa y se morían en ella. ahora te mueres en una residencia o solo, a lo más con tu perro. Yo pensaba que la historia del arte era lo mismo; te cuidaban los abuelos y luego los sustituían los padres, los hermanos Todo esto se ha roto gracias, entre otros, a Duchamp. Desde entonces, el arte se ha convertido en un horrible aburrimiento, en una estupidez monumental. Yo no tengo ni quiero tener nada que ver con el arte de ahora; si ahora tuviera 20 años, no sería artista sería bibliotecario o editor. No me interesa lo que hacen los jóvenes y yo tampoco les intereso porque sigo pintando al óleo; seguramente, tú tengas más curiosidades Gordillo. Envidio que muestres tus pasiones tan claramente, sin comprometerte con lo políticamente correcto. Yo soy más cobarde.Arroyo. No es cierto.Gordillo. Yo vivo el progreso en el arte como una religión. Hagan lo que hagan los jóvenes, yo lo miro y remiro. A veces, como bien dices, me entran ganas de matarlos. Pero sigo yendo a las galerías para ver qué se hace hoy. Por otra parte, creo que a cierta edad es casi imposible conectar con lo nuevo. Lo vivo como un drama, pero lo vivo. Quizá soy un poco masoquista.Arroyo. No estoy de acuerdo con lo de tu cobardía. El problema es que, cuando yo empecé a pintar, con un cuadro mío vendido vivían tres personas. el marchante, el que me vendía los materiales y yo. Hoy viven cien; el primero, el Estado, que se lleva el 50 por ciento. También me pone nervioso el mercado. En los años 70 pintabas un cuadro, y este iba a un museo o a los coleccionistas. Ahora, cantidad de artistas pintan para instituciones, como si fuera la Unión Soviética; tales como Anish Kapoor, que no tiene ningún interés O los alemanes, que son tan perversos que han elevado a artista genial a Louise Bourgeois; para mí, la peor, una abuela con sueños eróticos estúpidos. Y ¿qué me dices de Julian Schnabel o de la Bienal de Venecia? ¡Un horror!Gordillo. Incluyes a la nómina entera Yo creo que Louise Bourgeois tuvo mucho mérito porque no fue conocida hasta que tenía 80 años; hay cosas suyas, como La araña de Bilbao, que son una estupidez, pero otras son muy buenas. Kapoor no me interesa Schnabel tenía interés al principio. Arroyo. Lo que nos diferencia es que tú mantienes un ojo con gran curiosidad. Yo no recibo en mi estudio ni voy al de otros. Soy un mundo cerrado; a veces en una publicación veo una fotografía de un pintor y la recorto, la meto en el bolsillo y se lo comunico a mi galería. Todavía tengo la capacidad de apasionarme por algo. La primera pintura de Ocampo me pareció fantástica. Sigo la actualidad, pero rechazo el panorama general repleto de infantilismos, instalaciones, chorradas Es una pesadilla.Gordillo. Lo que pasa es que nos hemos quedado en la pintura. Muchos artistas, quizá el 90 por ciento, hoy la dan por muerta.Arroyo. Ya. Es la postura fácil, porque pintar es dificilísimo. Cuando digo estas cosas, como soy un poco cascarrabias, sueno reaccionario, pero es que toda esta producción no me interesa. Los museos son lamentables, las colecciones se forman siempre con los mismos. Los museos deberían divertir e interesar Gordillo. La pintura teje tu sistema nervioso. Forma parte de tu organismo y tu cuerpo. Y eso no se puede suprimir y pasarte a instalaciones.Arroyo. Cuesta mucho, es una perfección que no se consigue nunca. Hoy, todo el mundo es artista porque es fácil hacer vídeos o instalaciones. Y qué terrible es esa conexión entre el cine y el arte ¿Qué te parece eso de abrir a Leonardo DiCaprio a las 2 de la madrugada el Guggenheim en la Bienal de Venecia? Es una banalizacion insoportable.Gordillo. ¡Pues ya me gustaría que me lo abrieran para mí! Por cierto, este año ha habido en la Bienal una experiencia curiosa. El pabellón italiano pidió a 100 personas, la mayoría no especializadas, que eligieran una obra de arte para la exposición y se ha organizado un bochinche tremendo; el arte del futuro se dirige por esa dirección populista. Quizá llegue un momento en que la gente vote hasta los cuadros que deba adquirir el museo Reina Sofía. Por otro lado, estoy convencido de que el interés del pueblo español por la pintura es falso. Las colas en el Prado se forman a partir de las 17.00 horas, cuando no hay que pagar, y la mitad son turistas. Si vas a las galerías, no hay nadie. Por cierto, ¿qué estás pintando ahora? Yo sigo en el taller al lado de mi casa. Me levanto pronto, a las 9 Arroyo. Estoy intentando hacer algo que he tanteado mucho tiempo y muy difícil. mi autorretrato Gordillo. A mí me hiciste uno. Yo sigo entrando cada mañana en el estudio sin saber qué voy a hacer. n

Privadísimo

Gordillo

Estudió Derecho y piano en Sevilla antes de dedicarse a la pintura. Es un hombre curioso, pero no sabe encender el ordenador ni tiene móvil. Le gusta leer a Pessoa, Antonio Machado y Borges, y le encanta la arquitectura y viajar con Pilar, su mujer.

Arroyo

Le gusta el boxeo tiene una biblioteca pugilística con más de 4000 volúmenes y jugó al baloncesto en el Madrid. No tiene ningún cuadro suyo en casaAntes que pintor, quiso ser escritor. Estudió Periodismo y solía ir a Barajas a entrevistar a los famosos que llegaban.

DETRÁS DEL DISFRAZLuis Gordillo y Eduardo Arroyo, captados por la cámara de Jordi Socías. El primero, con careta y orejas de Mickey Mouse; el segundo, de payaso. Esta y otras imágenes de la misma sesión, junto con obras de ambos artistas, pueden verse en la sala Ivory de Madrid entre el 7 de septiembre y el 5 de noviembre de 2011. A la izquierda, arriba, Miedo de su sombra (2011), y debajo, Sin título (2011); ambos, de Luis Gordillo. A la derecha, arriba, La pasión de Fantomas (2005), y debajo, Blackshadow (2002); ambos, de Eduardo Arroyo.

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