Cinco grandes escritores «echan a rodar» por el contienente africano para contarnos sus experiencias y dar a conocer, con la suma de sus miradas, la realidad de un mundo que apenas ha sido «explorado» en la literatura española. áfrica.es», un libro ilustrado, reúne todas las crónicas. ¿nos acompaña en este original viaje?

Cualquiera diría que se trata del argumento propio de una exótica novela, pero es una fértil realidad. grandes escritores españoles, cuyos nombres no necesitan presentación, son invitados a pasar diez días en sendos países del África subsahariana. El destino asignado a cada uno de ellos y la organización de sus viajes se ha hecho de forma absolutamente independiente, logrando así que los autores elegidos gocen de una libertad creadora total para transmitirnos sus experiencias de viaje. La idea forma parte de un proyecto en marcha de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid) y acaba de adquirir la forma de un libro titulado África.es. Extractamos aquí sus mejores pasajes.ü

La Uganda de

Eduardo Mendoza

barcelona, 68 años. novelista y traductor. El título de su crónica es ?VIAJE DE IDA Y VUELTA AL EXOTISMO?.

E l Nilo y los grandes lagos conforman unos parajes magníficos, de una rara inmensidad. La vegetación es exuberante y es fácil avistar animales de tierra, agua y aire. Las instalaciones para acoger al turista son eficaces y, en la llamada ?gama alta?, espléndidas. El personal es atento y cordial. Supongo que estos tesoros naturales son una fuente de ingresos importante para el país. Además, la conservación de una fauna siempre amenazada y de unos paisajes naturales únicos solo merece elogio y estímulo. Uno, no obstante, no puede olvidar los cientos de miles, quizá millones, de personas que a duras penas sobreviven en los villorrios de Kampala y otros lugares. Este recuerdo empaña un poco el innegable placer de ver jirafas, chimpancés e hipopótamos campando por sus respetos como el primer día de la creación o como el día en que la evolución decidió dejarlos como están. La exitosa conservación de medioambiente y el turismo simboliza la estabilidad de que goza Uganda en estos momentos». n

La Etiopía de

Luis Goytisolo

barcelona, 76 años. novelista. ?regreso a etiopía? es el título de su relato viajero.

incompatibilidad entre mi estómago y la cocina etíope es algo que ya asumí a los pocos días de mi primera estancia. Si el recibimiento que nos brinda Adís Abeba tiene semejantes características, ¿por qué empeñarse entonces en volver a Etiopía? Por el singular atractivo del país, equiparable, aunque distinto, al de Birmania o el Tíbet, pongamos por caso. [ ] La presencia china es cada vez más visible en todas partes, y chinos y etíopes se respetan mutuamente, aunque no haya especial afinidad por ninguna de las partes. A los chinos se los ve siempre en grupos, hablando y riéndose de sus cosas y como incapaces de relacionarse de una forma natural. [ ] Viendo el esqueleto de Lucy en el Museo Nacional de Adís Abeba, es inevitable que le asalten a uno similares pensamientos. ¿y si en las proximidades apareciese un esqueleto coétaneo de mucha mayor envergadura, es decir, que Lucy fuese simplemente una persona muy bajita? ¿Y si un esqueleto de similar o mayor antigüedad apareciese algún día en el valle del Yangtsé? [ ] Llegar a Harar por la carretera de Dire Dawa es como entrar en una casa desde el garaje. Si se quiere tener una imagen clara de lo que es la ciudad, hay que bordearla hasta situarse enfrente, al otro lado de una profunda vaguada, y entonces se aprecia por entero, trepada en una loma, amurallada, con sus cinco puertas, su entresijo de callejas y sus cien minaretes. [ ] Curiosamente, paseando en barca por donde el lago Tana se llama ya Nilo Azul, nos sentimos realmente en el Nilo. Los papiros, las aves acuáticas, el cráneo emergente de un hipopótamo al que solo su calmoso desplazamiento diferencia de un peñasco en las aguas resplandecientes». n

La Guinea de

Manuel Gutierrez Aragón

torrelavega (cantabria), 69 años. DIRECTOR Y NOVELISTA. SU CRÓNICA ES ?VIAJE AL ESPA? OL DE GUINEA?.

La resaca de la crisis económica ha traído hasta Guinea Ecuatorial a constructores españoles dispuestos a la lucha por un contrato. Así que la figura del transterrado hispánico ha vuelto a Guinea. Con aspecto duro y una botella de cerveza en la tarde calurosa, te saludan con la mirada afiebrada de lo implacable. [ ] Dentro del país, ninguna etnia escapa a la progresiva desalfabetización a la que está sometida Guinea, ya sea en la isla o el continente. Los escritores capaces de denunciar los abusos del régimen tienen muy difícil la comunicación con la ciudadanía. Nadie se libra del empobrecimiento cultural de lo aprendido en la escuela o en el entorno familiar. [ ] Guinea y, sobre todo, las capitales, Malabo y Bata, son lugares en los que el rumor, la confidencia chismosa y el secreto cuchicheado son habituales. En un país sin periódicos y con la radiotelevisión controlada por el Gobierno, es natural que las noticias se propaguen de esa manera ?de alguna forma, me recuerda a Cuba?. La comidilla se convierte en una bola, y la bola rueda. [ ] En Mbini nos coge una terrible tormenta tropical. Las mesas de la terraza del restaurante vuelan por los aires. Nos refugiamos en el interior. Vano intento, el techo comienza a levantarse y amenaza remontar como una cometa. La lluvia entra por todas partes. Las palmeras parecen desmelenarse, enloquecidas. El sitio mejor resguardado es el propio todoterreno en el que viajamos. [ ] Mongomo es una ciudad más pequeña, con gran cantidad de chinos venidos para trabajar en la construcción. Tanto Macías, el desaparecido presidente, como el actual, Teodoro Obiang, son originarios de la provincia y miembros de una misma familia». n

El Senegal de

Juan Bonilla

erez de la frontera (cádiz), 45 años. escritor. el título de su crónica es ?dakar, la lucha por la vida?.

La primera impresión, y por tanto quizá falsa, es que Dakar es una ciudad superpoblada. Tiene tres millones de habitantes, más o menos, y he estado en ciudades que multiplicaban esa población por tres, cuatro y hasta siete, sin que me aplastara la sensación de estar en una ciudad tan poblada. La impresión se debe, supongo, al hecho de que haya tanta gente quieta, bajo los árboles, sin hacer nada. [ ] ?A los europeos os mata el tiempo, y los africanos matamos el tiempo?, me dijo el doctor Noumbissi, un profesor camerunés de literatura española cuando le conté mi primera impresión de Dakar. [ ] La basura. No parece un problema para los senegaleses, como si hubieran aceptado que es una seña de identidad de Dakar. La ciudad es un vertedero, las basuras se apilan por todas partes. [ ] La playa en la que más se mueve la gente en Dakar es la que queda frente a la Universidad. es la playa del deporte, al menos en apariencia, y del comercio sexual».

La kenia de

Clara Sánchez

guadalajara, 56 años. novelista. autora del relato titulado ?entre kikuyus y matatos?.

Ya me habían hablado de Kibera y es increíble, pero casi se ha convertido en atracción turística. No quisiera pensar que incluso la pobreza vende. De este continente, los occidentales nos llevamos muchas cosas, no todas materiales. Limpiezas de conciencia, sentirse diferente porque se ha estado en un sitio distinto, cierto sentimiento de grandeza por haber echado una mano a esa pobre gente. Nos llevamos los profundos horizontes y la paz y el silencio de la sabana, la energía de tantos animales juntos que casi no nos deja dormir. Nos llevamos una mayor comprensión del planeta. Y, francamente, qué poco han dejado los ingleses en esta bendita tierra aparte del idioma. Quizá el saber hablar muy bajo, el servir bastante bien el té, alguna construcción Para entrar en Kibera, tenían que acompañarnos dos militares, lo que quizá era un poco exagerado, pero es que puede que a sus habitantes no les gusten los mirones». n

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