Todavía conserva ese aire mediterráneo y viril que lo convirtió, a pesar de su corta estatura, en uno de los solistas románticos más populares de la música americana. Con sus canciones se han enamorado generaciones. Pero Tony Bennett no es una reliquia.  Por Elena Castelló

Escuchar a Tony Bennett, (1926), todavía elegante con su guayabera y sus gafas de cristales amarillos a pesar de sus 86 años, es adentrarse en la historia de los grandes clásicos de la música norteamericana. Conoció y aprendió de los mejores, sus anécdotas están llenas de nombres que son parte de la memoria sentimental de varias generaciones. Nat King Cole, Fred Astaire, Frank Sinatra, Ella Fitzgerald… Su voz no ha perdido ni un ápice de su calidad. Es, de hecho, la ‘otra gran voz’ después de Sinatra, su gran amigo y mentor, que lo definió como «el mejor cantante del mundo».

Anthony Benedetto (ese es su verdadero nombre) fue el primero de su familia de emigrantes italianos de Calabria que nació en un hospital. Era el tercero de tres hermanos y se crio en el neoyorquino barrio de Queens, encima de la tienda de fruta de su padre, un hombre enfermizo y sensible que le transmitió el amor por los libros y la música y que murió cuando él tenía diez años. «Entonces empezó la verdadera pobreza. Tuvimos que mudarnos y nuestro apartamento era tan estrecho como un tren», recuerda el cantante, nostálgico.

Para mantener a la familia, su madre cosía vestidos a un penique la pieza y Tony se empleó como camarero y cantante en los restaurantes italianos del barrio. Era lo que más le gustaba. cantar y dibujar. «Mi familia, cuando yo tenía cinco años, me decía: ‘Mira cómo pinta, mira cómo canta, qué contento lo hace’. Aquellos elogios crearon en mí un sentimiento de pasión que todavía permanece», apunta. Los domingos mientras la familia hacía un círculo y tocaba la guitarra y la mandolina, Tony interpretaba los éxitos de Al Johnson… y su hermano, las arias de Verdi. Empezó a presentarse a todos los concursos que pillaba en los clubes de Nueva York, hasta que en uno de ellos llamó la atención de Bob Hope, que lo contrató para su espectáculo. En 1950 firmó su primer contrato con Columbia Records y ya no paró de grabar éxitos tras su primer hit, Because of you. Querían que se distinguiera todo lo posible de Sinatra, y Tony, que había estudiado bel canto, halló la fórmula: alargar el fraseo y la melodía aprendiendo a improvisar como los músicos de jazz con su cuidada voz de formación clásica. En seis décadas ha vendido 50 millones de discos y ha ganado 15 premios Grammy. Tras unos años de olvido, en los setenta, Bennett resurgió para un público joven en los ochenta con sus apariciones en varios programas de la MTV. Sus dos álbumes de dúos con estrellas del rock (Lady Gaga, Bono, Sting…) le valieron varios de sus Grammy.

Bennett empieza la conversación hablando de su otra pasión, la pintura. Para él España, antes que nada, está asociada a Joaquín Sorolla.

XLSemanal. ¿Por qué tiene esa admiración por Sorolla?

Tony Bennett. Es mi favorito. Ningún otro ha cambiado la historia de la pintura como él. Su vida es extraordinaria. Nadie pintó la naturaleza, el sol y a la gente como él.

XL. Usted pinta cada día y lleva con usted su cuaderno de dibujo allí donde va.

T.B. Sí [se dirige a su ayudante y le pide que me enseñe el cuaderno]. Cuando viajamos, siempre lo llevo conmigo [me muestra acuarelas de las ciudades en las que ha estado estos días. Barcelona, Capri, Roma, el sur Francia ].

XL. ¿Qué se necesita para cantar, para ser un gran artista? Usted dijo una vez, hablando de Frank Sinatra, que la clave es la honestidad. ¿Es ese el secreto?

T.B. Sí, sin duda. Frank Sinatra tenía diez años más que yo y se convirtió en mi maestro. Él, Ella Fitzgerald y Nat King Cole. El camino para ser un gran artista no es cantar canciones baratas, hacerlo solo por dinero. El dinero se olvida, pero las canciones permanecen. Cuando escuchas una grabación de alguno de ellos, resulta tan hermosa que pueden pasar treinta, cuarenta, cien años, y nunca sonarán pasadas de moda. Eso es calidad.

«No pretendo llenar estadios con mi música. Hitler llenaba los estadios y no trajo nada bueno»

XL. ¿Siente nostalgia de esos tiempos?

T.B. Sí, por supuesto, los echo de menos. Fue la mejor época, con las películas clásicas, las mejores canciones.

XL. Y tendrá usted grandes recuerdos de esa época dorada de los cincuenta, de Frank Sinatra, del Rat Pack

T.B. Nunca forme parte del Rat Pack. Y Frank Sinatra En una ocasión lo entrevistaron y dijo que Tony Bennett era el mejor cantante que jamás había escuchado. Cada noche, hasta que murió, siempre que estaba sobre el escenario me mencionaba, cantaba alguna de mis canciones. Siempre me promocionaba. Fue un gran amigo. Cuando quería a alguien, era de una lealtad extraordinaria. Fue mi maestro.

«Pasé un tiempo difícil por culpa de la cocaína. El ‘show business’ puede volverte loco

XL. También compartieron algunas correrías

T.B. Les pasa a todos los cantantes. El show business puede volverte loco: demasiadas mujeres, ensayos de noche Sí, cometí errores. Pero ahora ya soy mayor. Aprendí de ellos.

XL. ¿Puede contarnos algo de lo que se arrepiente?

T.B. Nooo [risas]. ¡No serían publicables!

XL. El actor Bob Hope fue quien lo descubrió, en 1949.

T.B. Él cambió mi vida. Me invitó a participar en su show. Yo era el único chico blanco de todo el espectáculo. Fue él quien me cambió el nombre de Tony de Benedetto por Tony Bennett. Hoy, cuando pienso sigo siendo Benedetto, pero cuando canto soy Bennett, gracias a él.

«Lady Gaga es un fenómeno. La admiro. Es el Picasso de la música, tiene su misma creatividad»

XL. ¿A quién admira más entre los cantantes jóvenes?

T.B. A Lady Gaga. Y a Amy Winehouse. Es una tragedia que muriera tan joven, era una fabulosa cantante de jazz. Lady Gaga es un fenómeno, el Picasso de la música, tiene la misma creatividad. Estamos preparando un proyecto juntos.

XL. La versión de ‘Body and soul’ que cantó con Amy Winehouse en su último disco de duetos fue su última grabación antes de morir. ¿Qué recuerda de ella?

T.B. Cantamos en un estudio pequeño, en Abbey Road. Le dije que tenía una gran influencia de Dinah Washington y se emocorque era su favorita. Era muy buena artista. Cuando cantaba, lo hacía con verdad. Es la mejor cantante de jazz que he escuchado entre los jóvenes.

XL. Usted ha dicho que, para terminar con el sufrimiento que causan las drogas, deberían ser legales.

T.B. Sí, porque así estarían controladas. Podrían prescribirse y la gente que las toma no se volvería loca. En los bajos fondos hay toda una industria que basa su negocio en incitar a la gente a consumir más y más. Y tanto a los adultos como a los niños les atrae lo prohibido. La tragedia es que haya dos países como EE.UU. y México luchando en su frontera por culpa de las drogas.

XL. Usted también pasó un tiempo difícil por culpa de su adicción a la cocaína.

T.B. Sí, pero fui capaz de parar a tiempo.

XL. ¿Cree que el rock’n roll es una amenaza para esa música clásica americana?

T.B. Hombre, no es mi música favorita, pero tampoco es el enemigo. Hace cuarenta años le pregunté a un gran showman qué pensaba del rockn roll y me respondió. Tocan tres notas y dos de ellas mal [risas].

XL. Usted es un convencido demócrata. ¿Qué siente cuando ve que un afroamericano es presidente de EE.UU.?

T.B. Obama no es presidente porque sea afroamericano, lo es porque es muy inteligente. Lo admiran en todo el mundo. En todos los países a los que voy. Francia, Gran Bretaña Es lo mejor que nos ha podido pasar, porque Estados Unidos es un país muy mestizo, muy complejo, se ha formado con gente de muchos orígenes y eso nos ha llevado a muchos prejuicios. Muchos siguen pensando que los negros no tienen la suficiente formación. Y, además, tiene a su lado a Hillary Clinton, que ha hecho más por este país que el resto de sus predecesores. Es una de las grandes damas americanas de todos los tiempos.

XL. Otro español tuvo una gran influencia sobre usted, el concertista Pau Casals. Coincidió con él en Puerto Rico.

T.B. Oh, sí, desde luego. Los días que pasé con él fueron los más importantes que he vivido. Me dijo una frase que he llevado conmigo siempre, me abrió la mente. en cualquier momento se puede aprender, por más difícil que sea lo que trates de aprender, puedes hacerlo. Era un hombre de una gran humanidad. Me dijo otra cosa que no he olvidado

XL. ¿Qué fue?

T.B. ¿Sabes quién es el más grande cantante americano? , me preguntó. Es Harry Belafonte, porque sus comienzos fueron extremadamente humildes y llegó a la cumbre, pero nunca olvidó de dónde venía. Y es cierto; cuando llegas a lo más alto, debes acordarte de la gente que te ayudó, darles trabajo, ayudarlos para que superen su pobreza, darles dignidad. Porque la vida es un don. Estar vivos es un regalo.

XL. ¿Diría que ha tenido usted una vida feliz?

T.B. Sí, he tenido una familia maravillosa. Todos trabajan conmigo. Uno de mis hijos es mi mánager. Mi otro hijo se ocupa de mis grabaciones. Mi hija Antonia canta conmigo, abre el show. Está mi esposa conmigo. Enseñar a los otros, tener una familia, verla crecer, estudiar, eso es la vida. La vida no es algo trágico, es algo muy bello.

XL. ¿Y ha tenido que hacer muchos sacrificios para mantener su carrera?

T.B. No he trabajado un solo día de mi vida. Amo lo que hago, nunca fue un trabajo, y menos un sacrificio.

XL. ¿Cuál es la canción que le ha aportado más satisfacciones en su vida?

T.B. The city of San Francisco. Es mi canción de referencia. Es bellísima. Porque San Francisco es también la más bella ciudad de EE.UU.

XL. ¿Ha pensado en retirarse?

T.B. No, nunca.

XL. ¿Cómo le gustaría ser recordado?

T.B. Como una buena persona. Y por los discos que he hecho, tres mil, desde 1950. Pero siempre por su calidad. Nunca me interesó llenar estadios. Hitler también llenó estadios, más que nadie, y no trajo nada bueno [risas].

Nuevo XL Semanal
El nuevo XLSemanal

A partir de ahora consulta los nuevos contenidos en la web de tu periódico

Descúbrelos