Antártida, fundido en blanco

Su temperatura ha crecido 2,4 desde 1950 y se derrite 2 veces más rápido de lo previsto.

La Antártida se derrite. Y más deprisa de lo previsto. Según un estudio de David Bromwich, profesor de Geografía en la Universidad de Ohio, la temperatura allí ha aumentado en 2,4 grados desde 1950, lo que ha causado que el nivel del mar haya crecido, desde entonces, a un ritmo de 0,3 mm por año. Pero el proceso se está acelerando.

Desde 1990, el nivel del mar en el Polo Sur crece a un ritmo de 0,95 mm anuales

Según la Agencia Espacial Europea, desde 1990 el deshielo antártico ha ido 3 veces más rápido de lo habitual; esto ha hecho que el nivel del mar crezca en 0,95 milímetros anuales. Y lo peor es que las placas de hielo antárticas están perdiendo su agarre con la tierra adyacente, lo cual va a intensificar el deshielo. De seguir ese ritmo, el hielo antártico acabará licuado y hará crecer el nivel del mar más de 3 metros. Eso significará la muerte de las ciudades costeras y de muchas de sus especies autóctonas.

Un estudio dirigido por la bióloga Stephanie Jenouvrier, de la Woods Hole Oceanographic Institution un organismo estadounidense, pronostica que, si las temperaturas siguen aumentando al ritmo actual, los pingüinos de la Antártida se habrán extinguido en el año 2100.

El deshielo no solo es un drama para los pingüinos

Las costas, amenazadas. Más de la mitad de la población mundial vive a menos de 60 kilómetros del mar. El deshielo provocará un aumento del nivel oceánico, que causará muertes directas y un incremento de las infecciones.
Más huracanes. Entre 1990 y 2000, los desastres relacionados con el clima, como tornados y huracanes, causaron más de 600.000 muertes en el mundo.
Se disparan las alergias. El aumento de la temperatura global modifica los niveles de las partículas aéreas naturales, como el polen. Hay 300 millones de personas con asma.
Menos agua. La inestabilidad de las precipitaciones es una amenaza para el suministro de agua potable. La escasez de este líquido afecta ya a un 40 por ciento de la población mundial.
Los pobres, más perjudicados. Las enfermedades sensibles al clima (diarrea, paludismo ) matan cada año, solo en África, a tres millones de personas.