¡Olvídate de los vampiros! ahora tocan alienígenas enamorados

Ama de casa y madre de familia. A eso se dedicaba Stephenie Meyer hasta hace diez años. Pero el 2 de junio de 2003 soñó con un vampiro y una chica. Al despertarse, empezó a teclear. En tres meses, y casi a escondidas, completó el manuscrito de Crepúsculo. De las 15 cartas con el original que envió a diferentes editoriales, sola una le contestó con un aséptico quiero leer más . El resto es historia de la cultura pop. los cuatro libros de la saga vampírica han vendido cien millones de copias, y las cinco adaptaciones a la gran pantalla ya han recaudado 3300 millones de dólares. Por el camino, ella también se ha hecho de oro. según la revista Forbes, solo en 2009 Meyer ingresó 50 millones de dólares.

Y mientras Robert Pattinson y Kristen Stewart eran engullidos por el fenómeno de masas que ella creó, Meyer, de 39 años, volvía a la tranquilidad de su casa en Phoenix y se ponía a escribir The host (‘La huésped’). Fiel a la fórmula del amor imposible, esta vez el romance se sitúa en medio de una invasión extraterrestre entre una chica (Saoirse Ronan) cuyo cuerpo ha sido habitado por un alien y un miembro de la resistencia (Max Irons). Y también se ha convertido en una película que se ha estrenado el viernes 21 de marzo.

Sus historias son para todos los públicos porque ella misma, que practica la fe mormona, se rige por un estricto código. no prueba el alcohol, no fuma ni toma cafeína, aunque de vez en cuando se permite una Coca-Cola de cereza. Tampoco ha cambiado de rutina. Su oficina, que está en el centro de la casa, no tiene paredes. Así, mientras escribe, tiene un ojo puesto en su hogar y su familia.

XL. ¿Cómo pudo un ama de casa escribir una novela superventas de la noche a la mañana?

S.M. Siempre he sido una lectora voraz y, desde que era muy pequeña, solía contarme historias a mí misma. Luego, cuando trabajé cuidando niños en una guardería, me gustaba inventarme fábulas en las que ellos eran los protagonistas. Supongo que guardaba un montón de historias en mi interior y que escribirlas era, simplemente, el siguiente paso natural. Pero, si te digo la verdad, no tengo ni idea de cómo eso se convirtió en este gran fenómeno [risas].

XL. La vida le ha cambiado radicalmente. ¿Con qué momento se queda desde el día que una editorial aceptó su primer manuscrito?

S.M. Hay millones de imágenes que desfilan ante mis ojos cuando pienso en todo lo que me ha pasado. Asistir a los rodajes y ver cómo mis personajes cobraban vida es uno de esos momentos mágicos. O cuando, durante la promoción, los fans se acercan y te hacen preguntas fantásticas sobre la historia. De pronto, te das cuenta de que esa persona está viviendo en el mundo que tú has creado. Y eso es increíble.

XL. Siempre ha dicho que, antes que escritora, es madre y ama de casa. ¿Se sigue sintiendo así?

S.M. Soy madre antes que cualquier otra cosa. Pero mis hijos están creciendo. Me doy cuenta de que está llegando ese momento en el que voy a dejar de ser madre por encima de todo porque me van a abandonar [risas]. Pronto se irán de casa a vivir por su cuenta ¡Va a ser horrible! Se supone que los adolescentes son insoportables y que tienes que estar deseando que se vayan, pero los míos todavía son encantadores. No sé cómo voy a encajar ese cambio

XL. Empezó a escribir Crepúsculo después de tener un sueño sobre un vampiro y una mortal. Ahora dice que The host estuvo inspirado por el más absoluto aburrimiento. ¿Por qué?

S.M. Conducía de Phoenix a Utah, que son doce horas de viaje por el desierto. Mis hijos estaban atrás viendo una película y mi marido no estaba, así que no tenía nada en lo que pensar ni nadie con quien hablar. Antes de darme cuenta, estaba metida en la historia

XL. Cuente, cuente

S.M. Había una chica y un alien, pero eran la misma persona y estaban enamoradas del mismo hombre. Luego empecé a darle vueltas al tipo de mundo en el vivían Había pasado mucho tiempo sumergida en el universo de Crepúsculo y necesitaba un mundo nuevo.

XL. Ha vendido más de cien millones de ejemplares de la saga Crepúsculo. ¿Qué ingredientes hacen que un libro se convierta en un best seller?

S.M. ¡Uff! Ya me gustaría a mí saberlo. Yo, simplemente, he tenido suerte. Solo aspiro a que mis pequeños mundos interiores le interesen a la gente.

XL. Pues ha dado en el clavo

S.M. En el caso de Crepúsculo creo que tuvo que ver con el hecho de que hablaba del primer amor. Hayas estado enamorado 40 veces o solamente una, ese es un recuerdo que siempre conservas porque es un sentimiento muy fuerte. No soy la mejor escritora del mundo, pero sí he sabido capturar esa emoción. Pero, ya digo. creo que fue un golpe de suerte.

XL. Empezó escribiendo para sí misma. Ni siquiera su marido sabía nada sobre su proyecto literario. ¿Sigue siendo así o ha cambiado su método de trabajo?

S.M. Lo sigo haciendo así. Lo gracioso es que escribo muchísimo mejor cuando pienso que nadie va a leerlo. Que alguien pueda ver mi trabajo me intimida y hace que el proceso sea mucho más lento.

XL. Pero ahora sabe que, posiblemente, sus libros se adapten a la gran pantalla. ¿No ha afectado eso a su proceso creativo?

S.M. Probablemente debería escribir pensando en una posible película, pero no soy tan práctica. De hecho, es casi al revés. Suelo bromear diciendo que debería escribir una historia que sea imposible de rodar y adaptar. Así que supongo que lo concibo completamente a la inversa [risas].

XL. Y luego está la promoción. ¿Qué tal lleva esa parte del negocio?

S.M. No me gusta nada Aunque después, cuando te encuentras con los periodistas cara a cara, tampoco está tan mal. Pero me intimida mucho. Hay algo de la prensa que siempre me pone nerviosa.

XL. Por cierto, ¿cómo encaja las críticas?

S.M. La verdad es que es un tema que me agobia bastante. Evito leerlas porque tiendo a creerme todas las cosas negativas que se sobre mí y, en cambio, me cuesta mucho creerme las positivas. Como no logro un equilibrio, me deprime leerlas y empiezo a decir. ¿Por qué sigo intentándolo? ¡Jamás volveré a escribir! ¡Soy horrible! . Esa es mi tendencia natural.

XL. Además, la crítica suele considerar la literatura juvenil como un género menor. ¿Le molesta?

S.M. Bueno, cuando escribes para adolescentes, algunos críticos se ponen paternalistas en plan. ¡Qué mona! Escribe para niños . A mí no me ha pasado, pero tengo muchos amigos autores a los que se los mira un poco por encima del hombro por esa razón. Ese estereotipo está cambiando gracias a sagas como Harry Potter. Muchos adultos leen esos libros sin pensar que están escritos para adolescentes. Porque, al final, todos nos acordamos de cuando teníamos 15 años. Eso no se te olvida nunca.

XL. Sé que no le gustan las comparaciones con J. K. Rowling, pero ¿no cree que su propio éxito está ligado a la forma en la que ella cambió la industria literaria?

S.M. Absolutamente. Yo le debo muchísimo a J. K. Rowling. Si Harry Potter no hubiera tenido el éxito que tuvo, nadie se hubiese molestado en echarle un vistazo a mi libro. Era demasiado largo. Los editores te dicen. Cuidado, no puede pasar de 70.000 palabras . Cuando yo mandé mi manuscrito, tenía 130.000. Lo primero que te dicen es que no va a funcionar Pero, cuando yo era pequeña, no quería novelitas cortas, sino libros largos, gordos y jugosos que me fueran a durar un buen rato. Y hay muchísimos lectores como yo. J. K. Rowling hizo que el mundo entendiera que los niños también quieren leer novelas largas. Eso cambió la forma en la que las editoriales buscaban su próxima novela. Y, por eso, mis libros fueron bien recibidos.

XL. Su nombre aparece en todas las listas de poder de la última década. ¿Nota esa influencia que dicen que tiene?

S.M. ¡Para nada! Es una locura total. Me siento todo lo contrario a una mujer poderosa.

XL. Pero su influencia en el público adolescente es innegable. ¿Le preocupan los valores o el ejemplo que proyectan su obra y su figura?

S.M. Esa es una responsabilidad de la que sí soy consciente. Una de las cosas que he tratado de hacer al respecto es apoyar mucho a las mujeres. Yo tengo un pie dentro de este mundo y quiero abrirles las puertas a otras mujeres. En Austenland, una cinta independiente que he producido, prácticamente todo el equipo era femenino. Fue genial darles esa oportunidad y presentar una nueva directora a la industria. Quiero ayudar a cambiar un mundo que aún está mayoritariamente dominado por los hombres.

XL. ¿Cuánto influyen sus valores y su fe mormona en su escritura?

S.M. Es algo inconsciente. Soy quien soy y mis creencias salen a relucir en los mundos que creo, pero sin intentarlo activamente ni ser consciente de ello. En The host, por ejemplo, se plantean preguntas metafísicas como por qué las personas no somos capaces de vivir en paz o por qué no tenemos la libertad de tomar nuestras propias decisiones. Mi vida, efectivamente, está llena de fe y esas son las preguntas que suelo hacerme y que traslado a mis historias.

XL. Ha confesado que con la tetralogía Crepúsculo sintió la presión de la industria de Hollywood por escribir una gran escena de sexo. ¿Le ha vuelto a ocurrir?

S.M. Bueno, en The host hay muchos besos apasionados, pero el tema del sexo ni siquiera se planteó. El director, que también adaptó la novela, fue muy fiel al alma del libro y la esencia de los personajes.

XL. Ha recibido críticas por promulgar la abstinencia sexual en sus libros. Sus adolescentes son pura pasión, pero no tienen relaciones sexuales antes del matrimonio. ¿Por qué?

S.M. Para mí es una cuestión personal, porque yo concibo la historia y los personajes vienen a mí. Además, hay muchísimos libros, películas y series de televisión que no difunden ese tipo de valores. Si eso es lo que estás buscando, hay mucho donde elegir. Por eso, ¿no es estupendo que también exista esta otra opción? ¿Por qué no puede haber una versión diferente de las cosas?

XL. Pero es una versión poco realista en los tiempos que corren, ¿no cree?

S.M. Ahí está la clave. Yo también he vivido y sé que se puede hacer; sé lo que es realista y lo que no. Tengo tres hijos y trabajo con la gente joven de mi iglesia, por ello sé que la abstinencia sexual es posible y que mucha gente elige esa opción para sus vidas. Pero mis libros tampoco se dedican a hacer apología, simplemente uno de los personajes tiene una concepción muy de la vieja escuela sobre esos asuntos. Cuando yo era una niña, vivía en los libros. Y las novelas que se escribían sobre la adolescencia no tenían nada que ver conmigo. Yo me identificaba más con personajes como Jane Eyre. Para mí, esas historias eran más realistas. Es una cuestión cultural. Hay gente que vive así y no suele tener la representación suficiente en la literatura. ¿Por qué es su experiencia menos valiosa que la de cualquier otra persona?

XL. En las antípodas de la castidad de sus personajes se encuentra Cincuenta sombras de Grey. ¿Qué opinión le merece el último fenómeno literario?

S.M. No lo he leído y no pienso hacerlo No es para nada mi estilo de libro y el tipo de mundo en el que me gusta vivir cuando leo una novela. Me alegro mucho por ella [la autora, E. L. James] y por todo el éxito que ha tenido, pero desde luego no es mi género.

Privadísimo

Su particular nombre (Stephenie, en vez de Stephanie) se lo puso su padre, Stephen, que decidió añadir las letras ie al suyo para hacerlo femenino.

En el colegio, los chicos se burlaban de ella por su piel pálida. La llamaban fantasma . Fue a terapia para superarlo.

En el instituto ganó el Premio Nacional al Mérito Escolar. El dinero lo usó para pagar su ingreso en la Universidad Brigham Young, en Utah. Allí se graduó en Literatura Inglesa.

Conoció a su marido, Pancho Meyer, cuando ambos tenían cuatro años de edad. Vive con él en Phoenix (Arizona).

Stephenie y Pancho se casaron con 21 años. Tienen tres hijos. Gabe, Seth y Eli. Su apellido de soltera es Morgan.

Su marido era contable. Dejó el trabajo para cuidar de sus hijos mientras ella escribe y promociona sus libros.

Le gusta escribir con música. Es fan de Muse, Coldplay y Linkin Park, pero no soporta el country.

No ve películas para adultos ni lee novelas de terror.

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