«España está enferma y toca aprovecharse», dijo Donald Trump. Dicho y hecho. Los fondos ‘buitre’, que compran barato para luego ‘despiezar’ y vender, desembarcaron en nuestro país. En 2013 adquirieron propiedades por valor de 14.000 millones de euros. Es solo el principio. Si es bueno o malo depende de quien lo cuente.  Por Carlos Manuel Sánchez.

«Viva España!». Así titulaba el banco de inversiones Morgan Stanley su último informe. España está haciendo los deberes, símil escolar que agrada al Gobierno y los mercados. A falta de pan (uno de cada cuatro trabajadores sigue en el paro), 2014 nace con una lucecita bajo el brazo. ¿La del final del túnel? La luz, de momento, solo ilumina a los inversores internacionales. El grueso de la población sigue a dos velas.

«Está llegando dinero por todas partes», se congratula el presidente del Santander, Emilio Botín. ¿Pero es dinero que llega para quedarse e impulsar la economía? ¿O solo va buscando chollos? ¿Es inversión o especulación? Hay de todo. fondos soberanos, de pensiones, grandes patrimonios… El año pasado los inversores foráneos compraron acciones, inmuebles y participaciones en empresas por valor de 14.000 millones de euros. Pero solo es la cabeza de puente. Según el Wall Street Journal, 200 fondos extranjeros rastrean España con 35.000 millones listos para invertir, cifra que la BBC eleva a 58.000.

Al fin y al cabo, los buitres’, aunque tienen mala fama, desempeñan una función fundamental en la naturaleza

El magnate neoyorquino Donald Trump dio el pistoletazo en 2012. «Te están dando las tierras por nada, te lo están dando todo por nada. España es un país increíble, pero como está enfermo es el momento de aprovecharse», declaró sin tapujos. Cuando Bill Gates se convirtió en octubre en el segundo accionista de la constructora FCC, con un desembolso mínimo (113 millones de euros, la cuarta parte de lo que hubiera tenido que pagar antes de la crisis), ya había codazos.

El capital riesgo es el que está apostando con más fuerza por la maltratada marca España, aunque arriesga poco, ya que compra baratísimo y en unas condiciones muy ventajosas. Pero capital riesgo es un término ambiguo que se utiliza para dos tipos de fondos. Los primeros se dedican a darle un empujón a empresas innovadoras que están empezando (conocidas como start-up). Su nombre en inglés es venture capital. Los segundos (llamados private equity) compran compañías ya establecidas con problemas de financiación; las reestructuran y las venden al cabo de cinco o diez años. Y hay un subgrupo dentro del private equity que va a la caza y captura de chollos. Son los denominados fondos ‘buitre’. Vigilan a sus presas con paciencia, esperando para lanzarse sobre las que están tan débiles que no pueden reaccionar, o picotean la deuda soberana de un país en apuros. Los operadores financieros evitan esta denominación peyorativa y suelen llamarlos fondos oportunistas o distressed debt (deuda problemática).

Lo de ‘buitres’ les sienta mal. Howard Marks, fundador de Oaktree -que ha adquirido Panrico-, reconoce a la revista Capital: «A los medios les gustan las frases llamativas que sirven para un titular. ‘Buitre’ es corto, colorido; se lo pueden vender a la gente. Es más fácil eso que decir que Oaktree es un inversor en deuda distress. Cuando en los noventa los fondos de pensiones empezaron a trabajar con nosotros, nos decían: ‘Sois buitres. Cerráis empresas, despedís a trabajadores…’. Yo tenía que explicar que nosotros no éramos el problema. Hemos trabajado con miles de empresas y no sé si alguna vez hemos liquidado alguna. Creo que no. Lo que hacemos es coger ese exceso de deuda y reducir el balance».

Al menos una docena de fondos ‘buitre’ sobrevuelan España. La mayoría son gigantescos fondos estadounidenses que utilizan sus cuarteles en Londres como oteadero para rastrear el mercado español. No les gustan los titulares, pero su voracidad es tal que ya empiezan a ser conocidos. Cerberus, Apollo, Blackstone, Lone Star, Fortress, KKR… Están interesados en ‘situaciones especiales’: mercados a la baja, deudas abultadas y activos cuyos propietarios, insolventes, se ven forzados a vender a toda prisa. De vez en cuando, los ejecutivos de estos fondos se dan un garbeo por Madrid. Los más lanzados ya han abierto oficina en la capital.

Los fondos también compran créditos morosos. Así, el deudor ya no debe vérselas con el banco, sino con el ‘buitre’

Para los grandes bancos españoles se trata de una oportunidad de soltar lastre financiero. Están colocando carteras de créditos morosos con descuentos de hasta un 95 por ciento. Por ejemplo, Bankia le ha vendido un paquete de préstamos al consumo a un grupo de fondo ‘buitre’ (Cerberus, Lindorf y Elliot). Estaba valorado en 1354 millones, pero solo ‘apoquinaron’ 68. ¿Qué pasa ahora con los préstamos traspasados? Que el moroso ya no debe vérselas con el banco, sino con los ‘buitres’ o, mejor dicho, con sus abogados. Según los expertos, estos fondos no suelen renegociar los créditos porque les sale más rentable quedarse con los avales por vía judicial, que suelen ser la nómina del titular o de un familiar. Si ninguno puede hacer frente al pago, embargan el bien adquirido, por ejemplo, un coche. Para un banco, ejecutar un montón de créditos respaldados por vehículos es un engorro pues no tiene infraestructura para venderlos. Pero los ‘buitres’ sacan provecho porque los han comprado casi gratis y le encargan a un gestor que los saque al mercado. No tienen prisa. «Como han pagado tan poco por estos paquetes de deuda, el mínimo recobro les supone una rentabilidad inmediata», asegura José Carlos Díez, profesor de Icade.

El ladrillo también empieza a ser goloso, en especial las divisiones inmobiliarias de los bancos, saturadas de ‘calorías’: hipotecas de difícil cobro e inmuebles de venta complicada. Y es que el mercado mundial rebosa dinero por las políticas monetarias expansivas de los bancos centrales. Y las gangas no abundan. La rentabilidad de comprar un centro comercial en España es casi el doble que en Alemania. El metro cuadrado para oficinas en la zona noble de Madrid estuvo a 13.000 euros y ahora no pasa de 6500. Las irrupciones más sonadas han sido las de Blackstone, que le ha comprado 1860 viviendas protegidas al Ayuntamiento de Madrid por 125 millones de euros. Y aunque no son estrictamente fondos ‘buitre’, Goldman Sachs y HIG Capital (con sede central en Miami y oficina en España) no le hacen ascos a las oportunidades. El primero adquirió 3000 pisos del Plan Joven de la Comunidad de Madrid por 201 millones. Y el segundo se hizo con un paquete de 939 casas residenciales en la costa pro 100 millones, compradas al Sareb, el banco malo.

¿Qué consecuencias tendrá para las familias hipotecadas que su nuevo casero sea un fondo ‘buitre’? Hay división de opiniones. Unos dicen que se las deja desamparadas. Otros, que les ha tocado la lotería porque los inversores internacionales son más flexibles que los bancos a la hora de aceptar la dación en pago para saldar una deuda hipotecaria. «Los fondos ‘buitre’ suelen llegar a un acuerdo», asegura Carlos Baños, presidente de la Asociación de Afectados por Embargos y Subastas. Según su experiencia, siempre que una hipoteca pasa de una entidad tradicional a un fondo ha sido posible acordar la dación en pago.

¿Son un impulso para la economía o una lacra? Tienen mala fama, a veces ganada a pulso. Se cebaron con Argentina durante el corralito y fueron implacables con la depauperada ciudad de Detroit, declarada en bancarrota. Y algunas de sus prácticas son cuestionables. Apollo Global Management, otro de los que ha aterrizado en España, es pionero en una herramienta financiera conocida como loan to own (‘prestar para adquirir’). Compra deuda de empresas y las obliga a renegociar al alza. Y una de dos. o la empresa paga su deuda creciente o, si no puede, Apollo compra la empresa, la trocea y la vende. «speculan a corto plazo sin crear riqueza ni empleo», resume Juan Hernández Vigueras, del consejo científico de Attac España.

Pero al fin y al cabo un buitre es un ave carroñera y también hace su labor de limpieza en la cadena alimentaria. En este caso, de los restos del banquete. Resulta paradójico que estos fondos estén fichando precisamente a ejecutivos españoles que participaron en aquel banquete para que les sirvan de ojeadores. Y a los jóvenes cachorros de las élites, que han echado los dientes en la City londinense. Pero si no existieran -esgrimen otros-, la banca y las empresas tendrían muchos problemas para librarse de tanta toxina. Y dan una liquidez preciosa para, al menos, salir del paso.

Los fondos que ‘rastrean’ España

Howard Marks:  el gurú de gurús. «Llegamos cuando una empresa gasta por encima de sus posibilidades»

Es el gurú de cabecera de otro gran gurú, Warren Buffett, que devora sus memorandos para inversores. Controla 60.000 millones de euros, sobre todo de fondos de pensiones norteamericanos. Es un lince: ganancias medias anuales del 19 por ciento en los últimos veinte años. En España ha invertido en Panrico, La Seda… «Nosotros [los fondos ‘buitre’] no somos el problema. Llegamos cuando una empresa gasta por encima de sus posibilidades y no puede pagar su deuda. La ayudamos a reestructurarse . «Llegamos cuando una empresa gasta por encima de sus posibilidades y no puede pagar su deuda. La ayudamos a reestructurarse»»

Dan Quayle: el político reciclado. «Nuestra filosofía es la paciencia y un modelo único de negocio»

Fue vicepresidente de los EE.UU. con George Bush padre. Preside Cerberus, un fondo vinculado al Partido Republicano que gestiona 14.500 millones de euros. «Nuestra filosofía es la paciencia, la integridad y un modelo de negocio único… Nos centramos en oportunidades que ofrecen ganancias ajustadas al riesgo». Cerberus fichó a José María Aznar Botella, hijo del expresidente, para preparar su desembarco en España. Ha comprado créditos morosos de Bankia, Santander, Liberbank…

Henry Kravis:  el gigante insaciable. «España es perfecta. Bancos con dificultades, empresas que no reciben créditos «

Descendiente de judíos rusos emigrados a los EE.UU., tiene un lema: «El empresario es como un trapecista sin red». En los setenta fundó con su primo y el jefe de ambos Kohlberg Kravis Roberts (KKR), el gigante del capital de riesgo. Maneja 45.000 millones de euros y lleva invertidos 800 millones en España. Uralita, Port Aventura… Según Kravis, «España es perfecta. Sus bancos tienen problemas, las empresas no reciben crédito y el Gobierno, presionado, busca ayuda externa».

Leon Black:  el tiburón cultivado. «Gano dinero el 98% de las veces que compro empresas con problemas»

«Fui a Harvard, pero aprendí de negocios leyendo a Shakespeare». Es hijo de un empresario judío que se suicidó lanzándose desde un rascacielos de Nueva York. Su fortuna ronda los 3700 millones de euros. Su fondo, Apollo Global Managament, ha comprado Evo Banco, la inmobiliaria del Santander, créditos del Citi… «Gano dinero el 98% de las veces que compro empresas con problemas». Apasionado del arte, protagonizó la puja más cara de la historia. 88 millones por El grito, de Munch.

¿Un país en venta?

Si 2013 fue el año en el que los fondos ‘buitre’ aterrizaron en España, 2014 puede ser el del gran festín. La economía española parece un paisaje después de la batalla, con el terreno rezumante de oportunidades. Hay empresas asfixiadas por falta de crédito, aeropuertos sin aviones, pisos de protección oficial El Estado y las administraciones públicas han puesto a la venta 15.000 propiedades. Entre las joyas que podrían pasar a manos privadas (y extranjeras). la inacabada Cidade da Cultura, en Santiago de Compostela; la finca gaditana de La Almorayma; el Palacio de Congresos; la Caja Mágica en Madrid; o la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia.

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