Se han hecho un nombre narrando crímenes. Los suyos son ficción, claro, pero su pasión por la novela negra arrancó el día en el que un terrible asesinato se cruzó en sus vidas. Ellos mismos nos lo cuentan. Texto y fotos: Daniel Méndez

JUAN GÓMEZ-JURADO: «Si el asesinato tiene un porqué, nos tranquiliza»

→ Su historial. 37 años. Su primera novela, El espía de Dios, de 2006, acumula millón y medio de lectores en 40 países. Tiene 150.000 seguidores en Twitter.

→ El crimen que lo marcó: el asesinato de Kitty Genovese. Ocurrió en una calle de Nueva York en 1964. La gente que estaba allí no hizo nada para evitarlo.

En marzo de 1964, la joven Kitty Genovese fue apuñalada cerca de su casa en Queens (Nueva York). New York Times publicó que 38 personas habían sido testigos y no habían hecho nada. En realidad fueron una docena. Pero el crimen se convirtió en un símbolo de la insensibilidad del público y dio lugar a lo que se ha conocido como ‘efecto espectador’. También se llama ‘síndrome de disolución de la responsabilidad’ porque, cuantas más personas haya presentes, es menos probable que alguien intervenga para ayudar a otra. Demuestra que funcionamos bastante peor como sociedad que como individuos.

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XLSemanal. ¿Cuándo supo usted que existía el ‘síndrome Genovese’?

Juan Gómez-Jurado. Lo descubrí en el cómic de Watchmen. Tendría unos 11 o 12 años y se me quedó en la cabeza. ¡Tanto que lo incorporé en mi primera novela, El espía de Dios!

XL. ¿Los crímenes reales le sirven de inspiración?

J.G.-J. Cada vez que tengo noticia de un crimen violento, quiero saber más. La realidad siempre es más poderosa que la ficción.

XL. ¿Qué cuestiones le plantea un crimen?

J.G.-J. El escritor y otro ser humano se diferencian poco: buscamos un porqué. Cuando ya tienes ese porqué, todo te resulta más asumible. Ah, vale, era un psicópata. Te consuelas a través de la explicación, por eso es tan importante. Así nos sentimos más seguros.

XL. ¿Y si no tenemos esa respuesta?

J.G.-J. ¡Seguiremos dándole vueltas! Mira el crimen de Marta del Castillo: sigue ocupando páginas en los periódicos. ¿Por qué? Porque no sabemos qué ocurrió, ni dónde está su cuerpo ni cómo unos chavales hicieron algo así. Mientras no tengamos respuestas, seguiremos buscándolas. Hay crímenes más sangrientos.: como aquella persona que acuchilló a una decena de médicos en un hospital. ¡Terrible! Pero padecía una deficiencia psicológica. Puesta la etiqueta, nos quedamos tranquilos y olvidamos la historia.

AGUSTÍN FERNÁNDEZ MALLO: «Con Manson, sangre y cultura pop quedaron imbricadas para siempre»

→ Su historial: físico de formación, 47 años, mallorquín. Su primera novela, Nocilla dream, arrancó una trilogía de inmediato éxito.

→ El crimen que lo marcó: el asesinato de Sharon Tate, la mujer de Roman Polanski, a manos de Charles Manson.

Manson era un ladronzuelo con un largo historial delictivo, pero de pequeños robos. Hasta que se hace llamar el anti-Cristo y monta una secta; Manson cree realmente que va a salvar a todos los miembros de la familia, como los denomina, que los va a conducir al paraíso. Y comete este escabroso crimen. Polanski estaba fuera de los Estados Unidos, pero su mujer cenaba en casa con unos amigos. Manson y los suyos entraron y los asesinaron a todos, con el agravante de que Sharon Tate estaba embarazada. La escena del crimen es espectacular. Con la sangre de los asesinados escriben en la pared cosas como alzaos o muerte a los cerdos. Y aquí es lo que más me interesa: todas estas frases esconden referencias a letras de los Beatles.

Luego se supo que Manson se inspiró en la canción Helter skelter, que aparece en el Álbum blanco de los Beatles. Él cree que Lennon y McCartney escribieron la canción para él, que le envían mensajes. Sangre y cultura pop quedaron imbricadas para siempre a partir de aquella noche. Y esta relación se mantiene. Aparece en cómics, películas, música… Joey Ramone, de los Ramones, citaba a Manson. Leonard Cohen hace también una alusión a él en su canción The future. El cantante Marilyn Manson adopta su apellido.

XLSemanal. ¿Cuándo tuvo noticia de este crimen?

Agustín Fernández Mallo. Yo tendría unos dos años, así que no tengo recuerdos directos. Pero el comienzo del juicio es uno de los primeros de mi infancia. Yo tendría ya unos cuatro años y recuerdo verlo en el telediario.

XL. ¿Era consciente del crimen cometido?

A.F.M. Cuando eres tan pequeño, lo ves todo como un tebeo, pero también sabes que es una historia real y te toca. Por aquella época, en casa sonaban los Beatles día y noche. ¡Para un chaval era muy impresionante saber que lo que él escuchaba había inspirado algo tan atroz! En mi cabeza quedó asimilado ese lado oscuro del pop.

XL. ¿Lado oscuro del pop?

A.F.M. El propio Charles Manson sacó un disco en su momento para costearse los gastos del juicio. Condenado a cadena perpetua, hoy sigue en la cárcel ¡y recibe miles de cartas de admiradores! Me sorprende cómo las cosas más cruentas se incorporan a la cultura popular.

XL. ¿Y a qué cree que se debe?

A.F.M. Porque son tan horribles que lo necesitamos para entenderlo. De un modo inconsciente, por supuesto, tratamos de normalizarlo. Es la única vía que nos queda para asimilar un crimen tan terrible.

DOLORES REDONDO: «El crimen relacionado de lo que creemos»

→ Su historial: estudió Derecho, 45 años. El guardián invisible, primera novela de su trilogía, ha sido traducida ya a diez idiomas. La última parte, Ofrenda a la tormenta, sale esta semana.

→ El crimen que la Marcó: una mujer encerrada por su pareja en su casa, encadenada durante dos años. Su historia inspiró el personaje de mi novela a quien llamo la francotiradora.

Me impresiona mucho la violencia de género. Hay un caso que me impactó y lo reflejé en mi novela Legado en los huesos. Es el de una mujer secuestrada por su pareja durante dos años. La tenía encadenada como a un animal. Recuerdo que, cuando fue liberada, mostraba varias fracturas que habían soldado por sí solas, desnutrición, falta de pelo. Parecía salida de un campo de concentración. Otra cosa que no conocen mis lectores ¡hasta ahora me he callado! es que esa historia tan terrible que vertebra mis novelas, el caso central que investiga Amaia Salazar, está basada en un crimen real. No puedo dar detalles porque está bajo secreto de sumario, pero gran parte es real. Todo parte de una noticia que encontré hace muchos años en la prensa. Cuando empecé a investigar, me di cuenta de que se había silenciado. ¡Pero el caso sigue abierto!

XLSemanal. ¿Por qué no lo había dicho hasta ahora?

Dolores Redondo. Escribir ha sido un compromiso con la víctima. He querido esperar para explicar que, por más raro y fantástico que pueda parecer, la realidad es capaz de más.

XL. ¿Hay brujería hoy?

D.R. El crimen que se relaciona con lo ritual, con el mundo mágico, está bastante más de manifiesto de lo que creemos. Se silencian porque tienen un efecto llamada y crean alarma social. Pero lo cierto es que en los últimos años han surgido nuevas prácticas relacionadas con la presencia de otras culturas y con la falta de valores que provoca la crisis económica.

XL. ¿Qué tipo de crímenes le impactan más?

D.R. Por un lado, los que se prolongan en el tiempo. ¡Hasta qué punto puedes anular la voluntad de una persona para tenerla sometida durante dos años! Y, por otro, los que afectan a la infancia. Porque es la víctima más indefensa.

VÍCTOR DEL ÁRBOL: «Su padre tenía la ropa manchada de sangre. El niño seguía viendo la tele»

→ Su historial: fue durante 20 años mosso d’Esquadra en su Barcelona natal. Este año ha publicado su cuarta novela: Un millón de gotas.

→ El crimen que lo marcó: Sant Celoni, 2006. Un niño abre la puerta a la Policía. La madre yacía muerta en la bañera.

El peor crimen posible es el que comete el ladrón de infancias. Como un caso en Sant Celoni en 2006 para entonces llevaba 14 años en los Mossos d’Esquadra, ¡había visto muchas cosas!, pero esto me costó asimilarlo. Recibimos una llamada de una vecina que había oído gritos. Al llegar, nos abrió la puerta un niño pequeño, de seis años. Estaba en el sofá viendo la tele con su padre, que tenía la ropa manchada de sangre. Todo estaba revuelto; había un cuchillo jamonero manchado y sangre por todos lados. La mujer estaba en la bañera, degollada.

Era por la mañana y recuerdo que estaban viendo dibujos animados. El niño solo veía eso, no quería ver nada más. Los pequeños tienen mucha capacidad para bloquear, sobre todo si ven violencia. Este estaba en estado de shock. Recuerdo pensar en los efectos que tendría sobre el crío. Pueden ofrecerle tratamiento psicológico, pero está marcado de por vida. También tuve un momento de espejo. Yo vengo de una familia difícil, en un entorno complicado como era el barrio de Nou Barris (Barcelona) en los setenta. Sé lo que es crecer en un ambiente violento.

XLSemanal. Estuvo 20 años en la Policía, debió de ver muchas cosas.

Víctor del Árbol. ¡De todo! Pero algunas te afectan más. Hay delitos muy duros. sicarios, ajustes de cuentas Pero los puedes asimilar porque hay un motivo. forma parte de su modo de vida. Pero un niño siempre es inocente.

XL. Pagan cuentas ajenas.

V.Á. Como el caso de Córdoba donde el tipo quema a los dos niños ¡para vengarse de la mujer! Eso no tiene perdón. Es de una mezquindad absoluta. Y otro caso que viví yo en 2005 en Roquetas: una mujer se tiró por la ventana. Cuando entramos en su piso, había ahogado a sus dos hijos en la bañera.

XL. ¿Escribe para superar experiencias como estas?

V.Á. No escribo para sanarme, soy una persona muy equilibrada. Pero desde pequeño descubrí que escribiendo me sumergía en una burbuja, me aislaba. Podía haber gritos alrededor, pero, si escribía, no escuchaba nada. Así empecé a escribir: contando mi entorno. Cuando me dicen que soy muy duro escribiendo, siempre respondo lo mismo. ¡Lo que es duro es la vida!

XL. ¿Y por qué dejó la Policía?

V.Á. En 2011, la novela La tristeza del samurái funcionó bastante bien en España y, sobre todo, en Francia. Eso me brindó una oportunidad, pero, por otro lado, ya tenía claro que lo dejaba. Llega un momento en que te das cuenta de que no puedes arreglar el mundo, y este puede terminar por devorarte.

XL. ¿La gota que colmó el vaso?

V.Á. Muchas. Pero uno de los últimos casos que viví fue el de un chico senegalés que llegó en patera, con 15 o 16 años. Era un tiparraco enorme y enseguida se hizo el gallo del gallinero: robos en casas, trapicheos con droga… ¡pero era un niño! Lo detuve varias veces, y un día me vio por la calle y nos tomamos un café. Me contó su vida, y yo le dije que acabaría mal. Que se creía muy fuerte, pero siempre habría otro más fuerte que él. Un tiempo después, lo detuve en una pelea callejera. Esta vez fue a la cárcel de mayores, la Modelo. Cuatro meses después estaba muerto. Me dolió mucho.

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