El festival de cine de Málaga le acaba de conceder la Biznaga Ciudad del Paraíso. Es la primera actriz galardonada con este premio, que pretende reconocer a los imprescindibles del cine español. Por Virginia Drake

Julieta Serrano sonríe cuando le damos la enhorabuena, con timidez casi enfermiza, como si se tratara de una exageración. A mí esto me sorprende porque no es que crea que no me lo merezco es que hay tan buenos actores y tan buenas actrices que pienso que por qué van a dármelo mí, hay muchos que se lo merecen . Es pequeña, delgada, pizpireta, risueña y muy dulce, pero en las antípodas del empalago.

XLSemanal. La mayor parte de su carrera la ha hecho en el teatro. Ha interpretado ‘La casa de Bernarda Alba’ hasta tres veces, y la segunda vez que lo hizo conoció a Pedro Almodóvar.

Julieta Serrano. Así fue, sí. Pedro pidió entonces la excedencia en Telefónica y le dieron un pequeño papel en esa obra. Hacía de una de las mujeres que venían a dar el pésame. La Bernarda también era un hombre, Ismael Merlo. Eso fue en el año 76, recién muerto Franco, y desde entonces Pedro y yo hemos mantenido una buena amistad.

XL. Poco después se convirtió en eso que tantas actrices quieren ser chica Almodóvar.

J.S. Yo lo he sido, en mayor o menor grado, cinco veces. Me hace gracia cuando me dicen eso. Creo que, después de tantas veces, ya soy señora Almodóvar [sonríe]. Los años setenta y ochenta fueron muy divertidos, nos sentíamos muy libres y notábamos que había empezado una nueva época.

XL. Dice que, de las películas que ha hecho, su favorita es ‘Entre tinieblas’, quizá la de Almodóvar que peor funcionó.

J.S. Es que fuimos muy felices en ese rodaje, nos queríamos y nos divertimos mucho. Yo hacía de madre superiora; Chus Lampreave era la monja que cuidaba el jardín; también estaban Marisa Paredes, Carmen Maura Fue el trabajo del que me siento más orgullosa.

XL. Sin embargo, resulta difícil olvidarla en ‘Mujeres al borde de un ataque de nervios ‘

J.S. Mujeres es una maravilla de película, una comedia ideal. ¡Qué tiempos aquellos! Éramos tan jóvenes, tan divertidas

XL. Le habrán dicho mil veces que es difícil sospechar la edad que tiene.

J.S. Me lo dicen muchas veces, sí. Cuando pienso que tengo 82 años, no me lo creo. Me encuentro muy bien, aunque ando un poco floja de los huesos, pero a los actores no nos gusta hablar de enfermedades por si no nos contratan. Todo el mundo me dice que qué hago para estar así y, la verdad, es que hago tan poco Fíjate, hace días que se me terminó la crema para la cara y todavía no he ido a comprarme otra.

XL. ¿Y se ha operado de algo? 

J.S. ¡Nooo!, no me he operado de nada. Yo creo que es cuestión de genes, porque soy igualita que mi madre, que siempre parecía diez años menos. Al final, de viejecita tuvo alzhéimer y la cosa ya cambió. Mi padre murió a los 60, pero ella vivió hasta los 93. De joven me parecía bastante, pero a medida que me he ido haciendo mayor es que soy igual que ella.

XL. Cuenta que de joven era muy soñadora y que de mayor se convirtió en una mujer muy idealista.

J.S. Idealista y romántica, sí; y esto me ha hecho sufrir bastante. Pero me pone muy contenta ver que he conseguido cumplir muchos de los sueños que tenía. Por eso, el balance es que he sido muy feliz. Con el paso del tiempo aprendí que con el romanticismo no hay que pasarse y ahora no lo soy tanto; me he vuelto más realista y razono más las cosas; ya no me embarco en proyectos que no tienen mucho sentido. A estas alturas estoy más equilibrada, pero he luchado para conseguirlo; hasta he hecho cursos para desarrollar mi personalidad, saber quién soy y tratar de no equivocarme, de no hacer daño a nadie y de ser mejor persona.

XL. ¿A quién cree que ha hecho daño?

J.S. A mucha gente, aunque no con intención ni a propósito, claro. Cuando reflexiono sobre mi vida, me arrepiento de muchas cosas. No entiendo muy bien a esa gente que dice que no se arrepiente de nada; yo, sí. He sido más egoísta de lo que creía muchas veces.

XL. ¿En qué más ha cambiado?

J.S. Yo era demasiado rígida y puritana, en un país en el que la represión con mayúsculas nos condicionaba en todo. Mis padres eran humildes, pero no eran católicos y no me forzaban a nada; aun así, la moral de la sociedad lo impregnaba todo.

XL. Ser actriz hace 60 años ¡mal asunto!

J.S. ¡Malísimo! Nos veían como si fuéramos unas frescas. Ahora me da risa, pero entonces no tenía ni pizca de gracia.

XL. Pero luego se desquitaría en la Movida.

J.S. Nos desquitamos un poquito, sí; pero debería haber durado más. No fue fácil la Transición, aunque no me quejo porque fuimos muy felices.

XL. Dice que unas veces está muy contenta y otras, muy triste; que unos días piensa que es buenísima y otros, que del montón

J.S. No soy bipolar porque eso es una enfermedad muy seria, pero soy muy contradictoria. Digamos que tengo estados de ánimo en los que dudo mucho de todo. Mi problema es que cada vez que empiezo algo creo que comienzo desde cero. Luego, me doy cuenta de que no es así del todo y que la experiencia se nota.

XL. ¿Tiende a la depresión?

J.S. De momento, no; pero tal y como está el país es como para tender a ella. Pones la tele o compras el periódico y ¡Dios mío! ¡Lo que se está organizando en el mundo! Se ha retrocedido muchísimo.

XL. ¿Usted sabe a quién votar en las próximas elecciones?

J.S. ¡Pufff! [lo piensa unos segundos]. La verdad es que no sabemos ya en quién confiar. Es complicado, pero creo que es bueno que hayan aparecido esos partidos políticos nuevos porque tenemos la esperanza de que ocurra algo, de que cambien un poco las cosas y ueven los políticos. Solo espero que sea para bien, porque también puede ser para mal y entonces

XL. ¿Tiene usted la vida resuelta?

J.S. Sí, no tengo ningún problema. Esto también me da mucha tranquilidad cuando paso algún periodo en el que no me llaman. Es importante llegar a los últimos años al menos con lo básico. Me da mucha pena quienes tienen dificultades cuando son mayores, esto me hace llorar.

XL. ¿Ha ayudado a mucha gente?

J.S. Eso no se dice [sonríe].

XL. Pues se sabe que se ha preocupado de su familia, de amigos

J.S. Eso es lo normal. Nunca he sido gastosa, pero tampoco ejerzo de catalana. Desde luego, no voy a ser la rica del cementerio, pero mejor así.

XL. ¿Por qué trabaja tanto entonces?

J.S. A mi edad podría vivir sin trabajar, pero el trabajo me da vida. A veces me he planteado volver a dibujar y hasta me he comprado papeles y lápices para hacerlo, pero no acabo de decidirme porque el teatro, el cine, la televisión es lo que me mantiene viva.

XL. Sus primeras pesetas las ganó dibujando y lo hizo durante varios años en un taller de decoración, en una productora de cine para el dibujante Escobar

J.S. Yo era muy buena copista, no era creativa, pero tenía una gran habilidad para el dibujo.

XL. Cuenta que su padre le decía que no se dedicara al teatro porque, por su enorme timidez, no tenía cualidades.

J.S. Sí, era enfermizo, casi no hablaba con nadie. Pero tampoco me obligaron a estudiar mecanografía ni a hacerme secretaria. Éramos una familia muy humilde y mi hermano empezó a trabajar a los 13 años de aprendiz de electricista; después llegó a ser ingeniero. Y yo tenía clara esa vena de actriz desde muy pequeña; pero mi padre, que también la tenía y que era un actor frustrado, al final me apoyó.

XL. Así que el aprendiz de electricista llega a ingeniero y la dibujante, a ser reconocida actriz imprescindible.

J.S. [Sonríe]. Es una satisfacción enorme porque en mi familia nos lo hemos ganado todo a base de trabajar y trabajar como hormiguitas. Mi madre era costurera, una artista. De cualquier trapito te hacía una obra de arte. La recuerdo siempre cosiendo.

XL. Lleva 57 años viviendo en Madrid, ¿cómo conjuga esto de ser catalana con un corazón madrileño?

J.S. Yo soy catalana catalana, porque somos de donde se pasa nuestra infancia. En el Poble Sec, en la parte alta de la Diagonal, pusieron una calle con mi nombre y me hizo una ilusión tremenda. Lo que pasa es que Madrid me lo dio todo a nivel artístico y por eso me siento también muy de Madrid. Llevo mal ese enfrentamiento político que a veces hay, ese choque me perturba porque me siento de los dos sitios y sufro porque pienso que se deberían arreglar esas cosas.

XL. Usted nunca se ha casado, ¿para enamorarse hacen falta tiempo y ganas?

J.S. Yo sí he tenido tiempo de enamorarme porque el amor surge de pronto, es superior a tus fuerzas. Mi cabeza no pensaba lo que tenía o no tenía que hacer en cada momento, soy mucho más emocional y no planifico esas cosas. Lo que sí trato es de equilibrar la mente y los sentimientos.

 XL. ¿Se acostumbra a vivir sola o, de mayor, la soledad pesa?

J.S. Soy una mujer muy solitaria y me gusta vivir sola. Pero no siempre ha sido así, durante diez años viví con un hombre, hasta que nos separamos. Era escritor, realizador de televisión, hizo películas Y aunque era más joven que yo, ha muerto hace ya seis o siete años. Después de separarnos, solo he tenido relaciones esporádicas. Ahora, hay veces que pienso en comprarme un gato [se ríe].

XL. Al cumplir 65 años, pensó que su carrera terminaba

J.S. Aunque me sentía joven por dentro y aparentaba ser joven por fuera, de repente pensé que ya era mayor, que nadie me iba a contratar porque llegaba la hora de la jubilación. No tenía mucha lógica, pero me preocupó. Y luego, mira, ¡hay que ver lo que he trabajado desde entonces! Estos últimos años he hecho algunas de las cosas más importantes de mi carrera.


Mujer de contrastes

Julieta Serrano se reconoce contradictoria en todo. Por ejemplo, por un lado, soy muy activa y, por otro, muy perezosa, sobre todo para ordenar las cosas . Aunque su casa está impecable.

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