Airbnb, Reddit, Dropbox no existirían si no fuese por YCombinator, la empresa de la que Sam Altman es presidente. Tener buenas ideas es importante, pero tener financiación lo es más, es el foco de los emprendedores. Por Lourdes Gómez

Altman pone el dinero. Eso sí, también pone las condiciones. Ycombinator es una fábrica de ‘start-ups’. En sus diez años de actividad se ha convertido en la puerta de acceso al éxito más eficaz en Silicon Valley.

YCombinator es lo que se conoce como una incubadora de nuevas empresas y ha colocado en el mercado 800 start-ups cuyo valor total supera los 50 billones, con be, de dólares. Fue creada por Paul Graham, un personaje peculiar y carismático que rompió los códigos de financiación habituales en Silicon Valley, pero desde febrero de 2014 la preside Sam Altman, quien a sus 30 años y apadrinado por Graham mismo se ha convertido en el gran gurú de las nuevas tecnologías. 

Graham, el líder. El peculiar fundador de YC

Altman recibe 400 solicitudes de reunión a la semana, tanto de fundadores de empresas como de inversores con dinero. En general, lo que quieren es acceso a otros. que YC les presente a una firma prometedora en la que invertir o a un asociado que financie su proyecto

Las start-ups que son aceptadas por YC se trasladan a vivir a San Francisco durante tres meses y entregan a la empresa de Altman el 7 por ciento de las acciones a cambio de 120.000 dólares y la oportunidad de ser asesorados por los mejores especialistas en tecnología, además de tener acceso a otros grandes inversores.

Como ejemplo de su eficacia, sirva la experiencia de algunas de las firmas que hasta ahora nacieron en YC. Dropbox y Airbnb, valoradas cada una en más de 10.000 millones; Stripe, una plataforma de pago no muy distinta de Paypal, hoy está valorada en 3,5 mil millones y procesa los pagos hechos a Apple y Kickstarter. Reddit, el sitio de noticias sociales tan popular, fue una de las integrantes de la primera remesa y fue vendida a Condé Nast en 2006, convirtiendo a sus fundadores en millonarios. En Silicon Valley, todos están convencidos de que YCombinator es el actual trampolín al éxito. 

AQUEL VERANO DE 2005

YCombinator comenzó en 2005 como una especie de universidad de verano creada por Paul Graham, programador y ensayista, que en 1998 vendió una start-up a Yahoo por 49 millones de dólares, lo que le permitió crear su propia empresa experimental. YC. Graham estaba convencido de que con los avances que se habían producido en el hardware se podía crear una empresa de tecnología con muchos menos fondos iniciales de lo que hasta entonces parecía. Lo que hizo para demostrarlo fue entregar 6000 dólares a cada fundador de una start-up, invitarlos a cenar a su casa todos los martes y, después de tres meses, concederles una entrevista de 15 minutos con algunos de sus amigos inversores. Graham les decía a sus protegidos que no contratasen abogados ni comerciales, que tenían que hacerlo todo ellos mismos y que no pensaran en hacerse millonarios de la noche a la mañana. Graham prefería a los hackers con aspiraciones realistas antes que a los grandes visionarios. Según él, el único secreto es hacer algo que le guste a la gente y perseverar.

CRECER CON SENTIDO

El año pasado, Graham entregó las riendas de YCombinator a Sam Altman, cuya carrera profesional empezó en esta compañía. En 2005 fue escogido para participar en el primer curso de YC. Graham, que solo tiene elogios para su protegido, le ha encargado a Altman que como presidente lleve a cabo un rápido y decidido crecimiento de la empresa. Pero no un crecimiento porque sí, sino que YC abarque un espectro más amplio e interesante de empresas a las que apoyar. Razón por la que Altman no solo ha aumentado el número de start-ups financiadas, sino que ha dado su beneplácito a decenas de proyectos que aspiran a cambiar el mundo en los sectores de la biotecnología, las energías alternativas y la educación.

Graham, con su indumentaria habitual,en una de sus charlas de YC

Altman ha apostado este año por empresas como Helion, que intenta construir un reactor de fusión nuclear, lo que podría poner fin a la dependencia de los carburantes fósiles y reducir drásticamente el coste de la producción de energía. La financiación de una compañía de este tipo muestra del empeño de Altman en invertir en firmas tecnológicas más ambiciosas que de costumbre. Ya no se trata solo de sitios web dirigidos a los consumidores, software corporativo y entretenimiento. Durante el año pasado, según recoge un amplio informe de la revista Fast Company, YC ha estado trabajando con una firma creadora de automóviles sin conductor, 20 empresas de biotecnología y dos compañías de energía nuclear. La última remesa incluye cinco empresas de artefactos médicos, dos que están trabajando en la mejora de los tratamientos del cáncer y otra que estudia una nueva forma de transporte público de bajo coste. Y las hay aún más audaces, como Bagaveev Corp., cuyo objetivo es enviar minúsculos satélites a la órbita terrestre por medio de cohetes impresos tridimensionalmente. A Altman le gustan tanto este tipo de apuestas que incluso va personalmente a los ensayos de esta empresa ‘estratosférica’. Al fin y al cabo, las apuestas arriesgadas son parte de la filosofía de YC, lo contrario de lo que hacen la mayoría de los grandes inversores.

El capital riesgo tiene un problema muy gordo explica Altman. Los que toman las decisiones ejecutivas ganan cinco millones de dólares al año y no quieren arriesgarse a perderlos. Si invierten en otra aplicación para móviles y no funciona, van a seguir ganando lo mismo. Pero si pierden dinero invirtiendo en una compañía de tecn quedar como unos idiotas . A Altman no le preocupa ese riesgo. Él, licenciado en Informática por Stanford, está acostumbrado a ir a contracorriente. Hijo de un dermatólogo y una promotora inmobiliaria, Altman fue un chaval atípico, según cuenta en Fast Company. Procedente de San Luis, Misuri, era vegetariano en una zona de Estados Unidos donde se comen cantidades ingentes de carnes rojas; un fanático de los ordenadores al que, al contrario que a su amigos, le gustaba la música clásica, y un adolescente gay en una ciudad no precisamente conocida por su tolerancia. Así que cuando le preguntan cómo tener éxito, responde. Conocer a fondo tu empresa, tener una visión clara y poner mucha pasión.

A Paul Graham, el fundador de YC, sus detractores lo describen como el líder de una secta. Excéntrico, con un humor que los grandes inversores no siempre pillan y siempre calzado con sandalias, se ha convertido en un referente incuestionable de Silicon Valley. Los inversores le ‘ruegan’ desde hace años que les deje asistir a los ‘días de demostración’, los encuentros con sus potencialmente multimillonarios chicos. Hace un año, Grahamdelegó sus labores ejecutivas en Sam Altman, a quien atribuye un talento excepcional. Ya se lo pareció cuando en 2005 Altman, con 19 años, le pidió entrar en la firma.

Graham le sugirió esperar un año más, pero el joven programador insistió con convincente vehemencia en que ya estaba preparado. Y vaya si lo estaba. Altman había fundado Loopt, una aplicación para smartphones que permitía a los amigos compartir sus diferentes localizaciones. En poco tiempo, Altman consiguió que unos inversores pusieran 17 millones en Loopt y se las arregló para llegar a acuerdos con grandes empresas de telefonía móvil. En 2012 vendió el negocio a la compañía de tarjetas de crédito Green Dot por 43 millones. Después de eso se centró en YC, y Graham decidió que era la hora de delegar en él sus funciones.

Graham con parte con su equipo.

YCombinator recibe ‘start-ups’ de todo el mundo; también españolas, como es el caso de Mencanta, un app de moda, que concurrió en 2015. Esta es su experiencia. Por Sahara Juste.

¿Qué hay que hacer para que te reciban?

De 6000 start-ups que lo piden, reciben a 450. La primera criba es la inscripción, que tiene dos partes. Una es el perfil de la start-up. el modelo de negocio, en qué fase está La otra es el perfil del equipo. Buscan gente que no siga las reglas y que pueda ejecutar lo que propone, de ahí que hagan preguntas como. ‘¿Cuándo has hackeado el sistema para beneficiarte?’ .

¿Cómo preparas el encuentro?

Ellos corren con ciertos gastos, como vuelo y alojamiento, con un presupuesto limitado en función del país de origen. Es importante el trabajo previo de networking para aprovechar al máximo la estancia. Contactamos con algunos alumnos de YC y con gente del ecosistema para comprender mejor cómo funcionan allí las cosas. La información, aunque sea poca, siempre ayuda .

¿Cómo es la entrevista?

Cuatro partners de YC entrevistan al equipo fundador de la start-up durante diez minutos. Debes tener muy claro cuáles son tus métricas porque todo lo demás ya lo conocen. Ellos han estudiado a la perfección tu start-up y a tu equipo antes de recibirte. No es un pitch, es una entrevista en tono distendido, pero no se dice ni una palabra de más. Todo es ‘straight to the point’.

¿Cómo te notifican el resultado?

Las buenas noticias (que invierten) las dan por teléfono; las malas, por e-mail. A nosotros nos llamaron para una segunda entrevista. Tras horas que se hicieron eternas, recibimos el temido e-mail. Pero de esa respuesta negativa también aprendimos; el feedback fue muy concreto y nos animaron a volver a intentarlo con ellos. Solo llegan quienes resisten. ‘Never give up’ .

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