La Meca, cuna de Mahoma, se está convirtiendo en un gigantesco parque temático. Hoteles, centros comerciales y restaurantes se llevan por delante los vestigios históricos del lugar más sagrado del islam. Las obras en este simbólico enclave de Arabia Saudí se prolongarán hasta 2040. Hoy su mezquita puede acoger a un millón de fieles. Llegarán a caber siete millones. [Este artículo fue publicado el 14 de agosto 2016] Por Carlos Manuel Sánchez 

«Esto ya no es La Meca, es como Las Vegas. Su historia ha sido demolida con buldóceres y dinamita». Sami Angawi es un prestigioso arquitecto saudí, y uno de los pocos intelectuales del país que se atreve a cuestionar públicamente el desaforado desarrollo urbanístico y hotelero de la ciudad más sagrada del Islam.

consumir y rezar

A la hora del rezo se detiene toda actividad. Es lo que hacen clientes y comerciantes en el centro comercial Abraj Al-Bait, parte del mayor edificio del mundo (1.575.815 m² de superficie), frente al recinto de la Kaaba

Angawi es hijo de un mutawef, los guías que acompañan a los peregrinos. Él mismo, de niño, se ganaba unas monedas llevando los zapatos de los viajeros que se descalzaban al entrar en los lugares santos. Lamenta que La Meca esté siendo reconvertida a marchas forzadas en una especie de gigantesco parque temático. «La pala se ha llevado por delante la mayoría de los edificios históricos para levantar hoteles de lujo y megacomplejos turísticos que muy poco tienen que ver con la esencia de la peregrinación. el viaje espiritual».

El último ejemplo es la construcción del hotel más grande del mundo, a dos kilómetros de la Gran Mezquita. Se trata de un conjunto de 12 torres que albergarán 10.000 habitaciones, un centro comercial, 70 restaurantes y cuatro helipuertos, además de cinco plantas para uso exclusivo de la familia real saudí. Es el Abraj Kudai, con una inversión de más de 3100 millones de euros.

Ricos y pobres ya no son iguales ante Dios

«Uno de los mensajes de la peregrinación, y que se había mantenido intacto durante 1400 años, es que los ricos y los pobres son iguales ante Dios. Eso se ha perdido», se queja Angawi. Sin embargo, las autoridades saudíes alegan que es prioritario satisfacer las exigencias de comodidad de los peregrinos adinerados. «Los rascacielos están en todo el mundo, no solo aquí. Y alojar confortablemente a las personas es más importante que conservar un monumento», declaró a la BBC el príncipe Faisal, emir de La Meca, para justificar la destrucción de una fortaleza otomana y construir en su solar otro edificio polémico: el hotel Royal Makkah, cuya torre del reloj, de 600 metros de altura, cinco veces el tamaño del Big Ben, se asoma a la Kaaba, el santuario cúbico que alberga la Piedra Negra, una reliquia del Paraíso según la tradición islámica. Los precios de una habitación estándar oscilan entre 1500 y 2700 dólares en temporada alta de peregrinaciones. Y las suites con vistas superan los 5000 dólares.

la kaaba por la ventana

Los hoteles que rodean la Kaaba ofrecen vistas privilegiadas del sagrado monumento. Algunas alcanzan los 10.000 dólares por noche.

La mezquita de los Siete millones de fieles

Para algunos historiadores y arqueólogos musulmanes, la megalomanía se le ha ido de las manos a la famila real saudí. Y el programa urbanístico que se inició en los años 70, financiado con petrodólares, y que culminará en 2040 cuando las sucesivas ampliaciones de la Mezquita aumenten su capacidad hasta los siete millones de fieles (hoy supera el millón y medio), ha diezmado el resto de lugares históricos de La Meca sin ningún miramiento.

El 95 por ciento del patrimonio histórico ha sido demolido, incluidas construcciones que databan del siglo VII

Irfan Al-Aawi, director de la Fundación de Investigaciones sobre el Legado Islámico, compara el aspecto actual de la mezquita con «una enorme terminal de aeropuerto donde los fieles se mueven desorientados». Y calcula que el 95 por ciento del patrimonio histórico de la ciudad ha sido demolido para hacer sitio a los hoteles y centros comerciales, incluidas construcciones que databan del siglo VII.

mezquita metro

En el interior de la Gran Mezquita hay ascensores y escaleras mecánicas y los suelos son de mármol gris y blanco. Permanece abierta 24 horas al día.

«Casi todos los lugares históricos de La Meca han sido arrasados», confirma Ziauddin Sardar, consejero del Instituto Musulmán en Londres. Esto incluye la Casa de Jadiya, la primera esposa de Mahoma, la Casa de Mawlid, donde se dice que nació el propio profeta, y varias tumbas de sus descendientes. De los quince barrios antiguos, quedan únicamente dos. «Si usted va al Vaticano podrá ver la historia del cristianismo y del catolicismo en su basílica, sus tumbas y museos. A nadie se le ocurriría destruir una iglesia o un monumento. La indignación sería global. Pero en La Meca todos sus antecedentes han sido borrados explica Sardar . Y lo más sorprendente es que casi no ha habido voces críticas».

Detrás de todo está la inmobiliaria de la familia Bin Laden, que lleva invertidos más de 26.000 millones de dólares

El único edificio de importancia religiosa que sobrevive en la ciudad fuera de su perímetro sagrado es la casa donde vivió Mahoma, pero los clérigos saudíes más radicales prefieren que se construya un aparcamiento, asegura Sardar. Esta hostilidad se debe a que los líderes religiosos conservadores no quieren que las casas y tumbas asociadas al profeta y sus descendientes sean lugares de oración, porque eso sería equivalente a rezar a seres humanos; es decir, un sacrilegio. Algunos han llegado a comparar esta obcecación con la que llevó a los talibanes a destruir las estatuas de Buda en Afganistán.

Detrás de la remodelación de la Gran Mezquita y de la construcción de megahoteles a su alrededor está el Saud Binladen Group, la empresa inmobiliaria propiedad de la opulenta familia Bin Laden (a la que pertenecía el terrorista Osama), que lleva invertidos más de 26.000 millones de dólares. Nawaf Bin Laden, ejecutivo de la constructora, se defiende de las críticas. «¿Se imaginan ver decenas de miles de fieles rezando en la calle porque no hay sitio suficiente en la Mezquita?». La reconversión urbanística también ha generado una gran burbuja. Mohamed Al-Jahni, promotor inmobiliario, recuerda que el metro cuadrado de suelo urbano se vendía a tres dólares hace 35 años y ahora alcanza los 22.000 en los barrios periféricos, aunque puede dispararse por encima del medio millón en el cogollo de La Meca.

comida rapida

Un grupo de amigos llegados de Yemen, ataviados con el tradicional ihram, almuerza en la plaza de alimentación del centro comercial Abraj Al-Bait.

El rey Salman de Arabia Saudí ha apostado asimismo por continuar los planes grandiosos de su predecesor, Abdalá, y rodear la ciudad de todo tipo de infraestructuras: carreteras de circunvalación, metro y una línea de AVE entre Medina y La Meca que construye un consorcio español con inmensas dificultades porque la arena del desierto invade grandes tramos.

vigilar y entretener

La televisión saudí transmite en vivo desde la Gran Mezquita las 24 horas. Las cámaras sirven, además, como medida extra de seguridad

El programa, sostienen las autoridades, es necesario para acoger a los fieles que realizan cada año el peregrinaje o Hajj, un trayecto que todos los musulmanes, con los medios para hacerlo y sin problemas de salud, deben realizar al menos una vez en su vida. La ciudad acogerá duranae el Haji a dos millones de peregrinos, que se suman a otros veinte millones a lo largo del año, pues La Meca se ha convertido en un destino de moda no solo para el turismo religioso, sino también para bodas y convenciones.

Territorio prohibido

Muchos ahorran durante años para hacer el viaje. El gasto medio por peregrino ronda los 6000 euros. Hay lista de espera para la obtención de los permisos porque las infraestructuras, a pesar de su carácter faraónico, se quedan cortas. A veces hay que esperar durante décadas hasta que llega el turno. Carteles alertan a los viajeros de que entran en territorio prohibido para los no musulmanes. Hay controles policiales. Se exige el visado y, en el caso de los occidentales conversos, también un certificado emitido por el imán de la mezquita habitual u otra autoridad religiosa. Los infractores son deportados después de pasar por la cárcel.

El rey Salman quiere ampliar la mezquita con 78 nuevas puertas, hasta alcanzar una superficie de 1,47 millones de metros cuadrados

A juicio de Sardar, no solo ha cambiado el skyline de La Meca, también los hábitos de los nuevos peregrinos. «Esta palabra, Hajj, que significa ‘esfuerzo’, implicaba el esfuerzo del viajero que iba de un lugar ritual a otro, encontrándose y trabajando con personas de diferentes culturas. Hoy, Hajj es el nombre de un paquete turístico, en el que uno se mueve atado a un grupo y rara vez se encuentra con personas de diferentes culturas o etnias. El Hajj ya no es un rito transformador, ni una experiencia espiritual. Se ha reducido a un ejercicio rutinario entre rituales y tiendas», declara.

plegaria

La policía urge a los peregrinos a moverse con rapidez. Aquí llegan a reunirse, dentro y fuera del templo, hasta tres millones de personas

«¿Por qué las autoridades no planearon una expansión más respetuosa? -se pregunta Sardar-. Porque quisieron hacer del Hajj una empresa que rindiera beneficios, un paquete turístico que dejase mucho dinero en la ciudad. De todos modos, ya es demasiado tarde. Los sitios históricos están destruidos y no queda apenas nada que proteger».

la meca apertura 1200

La zona sagrada de la ciudad está dominada por la Gran Mezquita. Las obras de ampliación quieren multiplicar su capacidad y no atienden a las críticas de los conservacionistas

Te puede interesar

Mohamed bin Salmán: el príncipe oscuro de Arabia Saudí al que su familia teme

Nuevo XL Semanal
El nuevo XLSemanal

A partir de ahora consulta los nuevos contenidos en la web de tu periódico

Descúbrelos