El Teatro Real de Madrid está de aniversario, cumple 200 años de historia que no exentos de polémicas: falta de fondos, trabas políticas, estrenos controvertidos…

El 10 de enero de 1863 llegó a Madrid Giuseppe Verdi para dirigir los ensayos de su ópera La forza del destino en el Teatro Real, cuyo estreno iba a ser el 21 de ese mes. Se aplazó hasta el 21 de febrero y para entonces Verdi ya se había vuelto a Italia. Se ahorró leer las duras críticas, pese a que la ópera fue un éxito de público. Esa fue una de las primeras grandes polémicas que vivió este teatro. «Parte del público -explica Matabosch-, entre el que estaba el ministro de la época, pensaba que solo debía programarse Donizetti, Bellini y Mercadante. Gracias a que no se hizo ni caso, hoy día Verdi es igual o más popular que cualquiera de los otros». Quizá por eso al actual director no le intimidó la polémica cuando en 2016 se estrenó Moisés y Aaron, de Arnold Schönberg, bajo la osada dirección del italiano Romeo Castellucci, y eso que la estrella del montaje era un toro blanco de 1500 kilos. Y es que el Teatro Real ya nació ‘revuelto’.

Reforma Teatro Real de Madrid

Desde que el rey Fernando VII lo fundó y puso la primera piedra, en 1818, hasta que Isabel II lo inauguró, pasaron 32 años de falta de fondos, trabas burocráticas y luchas políticas. En 1925 tuvo que volver a cerrar por problemas estructurales y no reabrió hasta 1966. Remodelaciones posteriores lo han tenido cerrado años y desde 1997, cuando finalmente se consagró como sala de ópera, ha tenido seis directores.

Todo esto no ha impedido que el teatro goce de grandes momentos de gloria. Además de Verdi, por su escenario han pasado grandes mitos como, por ejemplo, el rompedor coreógrafo y bailarín ruso Nijinsky en una de sus últimas actuaciones, en 1917.

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