Verónica Forqué. Madrid, 1955. Dejé a medias Psicología y estudié Arte Dramático. Debuté en el cine hace 45 años, y el 20 de julio actúo por primera vez en el Teatro Romano de Mérida con la obra ‘Los hilos de Vulcano’. Por Virginia Drake

Verónica Forqué: “Antes, las que venían de los pueblos a ser actrices tenían que acostarse con el productor”

XLSemanal. ¿Cómo es que, con su trayectoria, no ha participado ya en este Festival de Teatro Clásico?
Verónica Forqué. Parece mentira, sí; pero así es. Me hace mucha ilusión actuar al aire libre, en verano, con calor, con esa magia tan especial que dan la noche y las estrellas, con tanto encanto…

XL. Es teatro clásico, musical y comedia; y usted, la dueña de un burdel. ¡Buen comienzo!
V.F. ¡Muy bueno! [Ríe]. Soy Astasia y estoy encantada. la gente debe saber que en la antigua Grecia las prostitutas eran mujeres muy respetadas.

XL. ¿Por los hombres también?
V.F. Sí, sí. y por las mujeres. Por la sociedad en general. Eran, además, muy independientes y administraban sus bienes. Las prostitutas en Grecia eran más libres que el resto de las mujeres.

XL. Es la única actriz que tiene cuatro Goya y no ha recogido ninguno.
V.F. Casualidades. siempre me pillaban trabajando. De haber sabido que me lo darían, hubiese intentado recoger alguno, pero como no se sabe hasta ese mismo momento… No se puede tirar un día de rodaje por recoger un premio. El último fue muy especial. lo recogió mi padre.

XL. Tras la muerte de Álvaro, su único hermano, y la separación de su marido [Manuel Iborra] cayó en una depresión fuerte que la retiró algún tiempo.
V.F. Sí, pero ya no vamos a hablar de eso; volver a contarlo es un poco aburrido.

XL. ¿Sigue yendo a la India?
V.F. No. Fui seis o siete veces cuando era más joven, y hace unos años que no voy porque murió mi gurú.

XL. ¿Sigue esa espiritualidad?
V.F. Si inicias ese camino, ya es difícil cambiar. Seguir a los grandes maestros es el camino para no sufrir. vivir el presente y amar al prójimo como a ti mismo es una buena fórmula; casi nunca se consigue, pero el intento está ahí.

XL. De su hija María, que hace performances muy sangrientas y sexuales, ha dicho. «Mi hija da vértigo. Yo era transgresora, pero no tanto».
V.F. Claro, ella es de otra generación y es muy valiente. Mi hija es muy lista, un ser maravilloso y adorable, nos queremos mucho, nos reímos mucho juntas y nos llevamos muy bien.

XL. ¿Qué tal le sentó cumplir 60 años?
V.F. Ni me lo creo; a veces pienso. «Cumplí 50, ¿no?». No me gustaría vivir tanto como dicen que lo haremos. Mi madre tiene 93 y es divina, muy divertida, con mucho humor; pero su cuerpo, sus movimientos, sus dientes… Ya nada es lo mismo.

Poco y tarde

«Desayuno fatal: no tengo nada de hambre por la mañana. Soy noctámbula del todo. Por eso desayuno, más o menos, a las 12: un café, un zumo de naranja y un plátano».

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