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EL BLOC DEL CARTERO

Futurismos

Lorenzo Silva

Domingo, 12 de Diciembre 2021, 01:05h

Tiempo de lectura: 6 min

Entre un nonagenario y una quinceañera –menuda brecha, dirán algunos– oscila la mirada que esta semana le echamos al futuro. Y tal vez no podamos avistar nada que merezca la pena sin contar con ambos. La joven, precoz en sus preocupaciones sobre lo que hará de su vida y las herramientas que se le dan para ello, advierte a los mayores sobre la incoherencia de esperar que los jóvenes emprendan y hablarles más de lo que ya fue emprendido –y ganado o perdido– que sobre cómo abrirle paso a ese porvenir repleto de incertidumbres. El anciano, con la mirada clara de la vida ya vivida y la aceptación de lo que asoma en el horizonte, invita a amar y cultivar la palabra, que es el vestigio mayor de todo lo que vivieron y aprendieron nuestros mayores. Imaginación y memoria. Si falta una de las dos, la casa se derrumba.

Las cartas de los lectores

• Palabras

Al alcanzar ya mis noventa años, me siento como en la puerta de salida. Resulta curioso: casi de lo que más me cuesta despedirme es de las palabras. Frase a frase, han llegado a ser para mí el mejor material de construcción. Con ellas he puesto a bailar ideas preciosas y he levantado relatos bellos como otros han construido el Taj Mahal. He podido afinar bien la expresión de mis amores. Cada día mejor dichos. Es una gran pena tener que desprenderme de ellas. O va a ser, posiblemente, al revés. Ellas no se van a desprender de mí. Y me llevarán a su reino. Allí las palabras me contarán por toda una eternidad sus maravillas, esas que ni el ojo vio ni el oído oyó.

Pablo Osés Azcona. Fuengirola


• Criptomonedas y burbuja

Más de un millón de españoles tienen ya, al menos, unos 6000 euros invertidos en diferentes criptomonedas. ¿A qué se debe? Todo parece indicar que se trata de una nueva inflación especulativa, similar a la de los bulbos de tulipán en Holanda en el siglo XVII. El mecanismo de la burbuja especulativa es bien conocido: una cantidad creciente de personas comienza a crear castillos en el aire en torno a un objeto o a un bien que piensan que aumentará considerablemente su valor en el futuro. Las criptomonedas son un caldo de cultivo para ello. Se produce una interminable cadena especulativa en la que muchas personas de las que compran, ante la irrefrenable fiebre de la demanda, revenden sus activos a un precio superior que el que habían pagado. Esto produce un aumento del precio, siempre alimentado por la entrada de nuevos 'inversores'. Podría ser que alguna de estas criptomonedas acabara por instaurarse legalmente en el futuro en algún lado, pero incluso en ese caso lo más probable sería que se diera un fuerte descenso de los especulativos precios alcanzados por dicha moneda. El resto de 'criptos' terminarán colapsando hasta llegar a no valer literalmente nada. Tampoco es despreciable la posibilidad de que ninguna de las criptomonedas que cotizan en la actualidad consiga sobrevivir, con lo cual su colapso sería absoluto.

Juan Carlos Almazán. Correo electrónico


• Fracaso de la meso y macrogestión

«Cualquier viento es desfavorable cuando no se sabe a dónde se va». Esta es la máxima más actual, la de nuestro siglo XXI. Y no es algo municipal, autonómico o estatal, sino casi mundial. Las autorizadas voces que alertan del deterioro de nuestro bienestar son más que evidentes. Escritores como Jonathan Franzen o Yuval Noah Harari han perdido su fe en el progreso o mantienen que nuestra humanidad es 'hackeable'. El pesimismo se ha apoderado de los optimistas empedernidos y la reconstrucción de todo cuanto hemos demolido se antoja como una ardua tarea. La debilidad del poder político –diezmado por un pluralismo partidista, interesado, narcisista y egoísta– hace imposible articular cualquier acción dirigida al bien común. Así las cosas –dada por perdida la macrogestión de nuestro día a día–, solo nos resta confiar en la meso o microgestión. La primera es la ejercida por nuestros superiores más inmediatos, excesivamente abrumados por la falta de liderazgo. Y la segunda, la que podamos practicar sobre nosotros mismos y en un par de metros a la redonda. Chaplin tenía razón: «El futuro ya no es lo que era».

Luis Alberto Rodríguez Arroyo. Santo Tomás de las Ollas  (León)


• Falta de profesionales claves

La agricultura y el transporte son dos sectores básicos de nuestra sociedad. Y tienen el mismo problema en el relevo generacional. Agricultores y transportistas van cumpliendo edades medias cercanas a la jubilación sin que nadie los sustituya. Sus duras condiciones laborales y de remuneración los hacen poco atractivos para los jóvenes. ¿Algún partido político tiene prevista esta situación en su programa de gobierno? Tal vez a futuro no sean necesarias estas dos profesiones: la tecnología las sustituirá. Pero mientras llega el mañana, el presente pasa por la falta de unos profesionales claves para la economía y la sociedad de hoy. Es un asunto de Estado del que la clase política no se ocupa. Pero si no hay agricultores ni transportistas, ¿cómo nos alimentaremos? En el mundo de la pandemia, esta falta de relevo generacional es una brecha social más.

Pedro Marín Usón. Zaragoza


• Sí al bilingüismo

La Justicia ha dictado sentencia en contra de la enseñanza únicamente en catalán y a favor del bilingüismo escolar en Cataluña. Me parece una decisión positiva y de sentido común. Estudié en los años 80 y recuerdo que en clase dábamos asignaturas en los dos idiomas: unas materias en castellano y otras en catalán. El sistema funcionaba a la perfección, sin problema alguno. El bilingüismo de la calle se trasladaba con naturalidad a la escuela. Con su intransigencia de no permitir ni un mísero 25 por ciento en español, los políticos nacionalistas cometen un grave error. No creo que se acabe el mundo porque nuestros hijos den las Matemáticas en castellano y las Sociales en catalán. La enseñanza en ambas lenguas es mucho más enriquecedora para el alumno que la inmersión monolingüe

en catalán. Lo lógico en una sociedad bilingüe es tener una escuela bilingüe.

José Aparicio. Barcelona


• Algo habrá que hacer

Dos certezas: la vacuna funciona y en España –90 por ciento de la población diana vacunada– es un éxito. Por eso, nuestros datos son mejores que en Europa. Aun así, el egoísmo de pocos pone en riesgo la vida y recuperación de todos. El 10 por ciento no está vacunado, y por ello el 70 por ciento de ingresados en UCI no ha querido o podido vacunarse y son la mayoría de los fallecidos. Si continúa la transmisión, el virus mutará; y a más contagios, mayor riesgo de llegar a una variante que escape a la protección de la vacuna. No vacunarse es un acto de irresponsable egoísmo universal que mata y no un acto de libertad individual. Para obligar, habría que reformar leyes y llevaría tiempo y bronca político-judicial. Así que, además de pedagogía, mascarilla para todos en todo momento. Y a los cuatro millones de egocentristas no vacunados (excepto excluidos por razones médicas), debemos dificultarles el día a día con un salvoconducto sanitario que impida su entrada a cualquier espacio cerrado y terrazas de bares, como en Francia.

Miguel Fernández-Palacios Gordon. Madrid

Tengo 15 años y, hasta hace un año y medio, mi experiencia con el mundo empresarial se reducía al día de 'lleva a tu hijo al trabajo': tenía 7 años y me lo pasé bien, pero lo más curioso fue que no paré de preguntarme qué era ese lugar lleno de ordenadores, sillas y salas. ¿Y a qué se dedicaba ahí mi padre? Empecé el instituto y solo me interesaba integrarme a ese lugar. Todo cambió cuando hace un año me encontré con un amigo, que estaba muy interesado por la economía y el mundo de la empresa. Me explicó conceptos que nunca había escuchado: economía circular, mercado, inflación, cómo se movía el capital… En julio de 2021, lo contrataron en Deloitte. Una de las socias de la multinacional le ofreció colaborar pensando ideas innovadoras, y yo también tenía mucho para aportar, ya que desde niña pensaba en ideas para emprender. Hoy trabajamos en un proyecto para saber qué buscan los jóvenes en las empresas y qué imagen tiene de estas. La ventaja es nuestra edad: podemos hablar con ellos de igual a igual. No se nos enseñan conocimientos empresariales y, sin embargo, nos piden que seamos emprendedores. Esta es una llamada de atención para que nuestra educación no sea solo memorizar el pasado y podamos tomar el control de nuestro futuro.

Ginebra V. Madrid

Por qué la he premiado… Porque no está de más escuchar a quien quizá pronto esté transformando nuestras vidas.