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EL BLOC DEL CARTERO

Tradiciones

Lorenzo Silva

Martes, 17 de Abril 2018

Tiempo de lectura: 7 min

La última Semana Santa ha suscitado un debate, al que se suman los lectores, en relación con la asistencia de autoridades y funcionarios a las manifestaciones religiosas de esos días y la manera en que ello pudiera comprometer la aconfesionalidad del Estado. Sin perjuicio de la controversia generada por alguna posible sobreactuación (como el coro de ministros cantando un himno peculiar de una unidad militar a la que no consta que pertenezcan, o la extensiva cobertura de las procesiones en la televisión pública), recuerdan nuestros lectores el carácter de tradición de esas celebraciones, muy arraigadas en muchos de nuestros pueblos y ciudades. Que el Estado sea aconfesional no exige imponer a sus servidores que le vuelvan la espalda a una parte de nuestra realidad social e histórica.

LA CARTA DE LA SEMANA

La comunidad

Vivimos en edificios con personas que apenas conocemos. Nos cruzamos por el pasillo, entramos en el ascensor y procuramos mostrarnos corteses sin revelar demasiado de nosotros mismos. Así pasan los años, concentrados en nuestros problemas o nuestros sueños. Hasta que ocurre un acontecimiento que te obliga a mirar a tu alrededor. En mi caso ha sido un incendio. En cuestión de segundos, el fuego hizo aparición con su exagerado vestido. El humo se extendió a través del techo del ascensor, escalando paredes y llenando la atmósfera de bruma y desconcierto. Un anciano quedaba atrapado mientras los vecinos hacían acopio de serenidad para abrir el piso y ponerlo a salvo. Cuando llegó la ambulancia, el anciano y los vecinos fueron atendidos en bloque, como si todos ellos compartieran el mismo pulmón. Estamos inmersos en la sociedad del terror donde cualquier desconocido puede acabar siendo 'presunto'. Se nos olvida fijarnos en nuestro entorno, en aquello que nos pasa. Tal vez si mirásemos más, temeríamos menos. Quizá nos daríamos cuenta de que en su mayoría todo el mundo es bueno. Elba A. Cabo Álvarez (Oviedo)
Por qué la he premiado... Por mirar nuestra naturaleza, tan llena de claroscuros, por una vez desde el lado de la luz.

Bajitos, no diminutos

En el XLSemanal del día 25 de marzo, al describir a Donatella Versace, el redactor Mick Brown la define como diminuta porque mide 1,57. A mí, que mido lo mismo, me parece un tremendo desprecio que con esta altura se describa a alguien como diminuto. Cierto que somos bajitos, pero no diminutos. Araceli Llanos (Correo electrónico)

Un día para gritar

Esta es la primera sección de la revista que leo cada domingo. Disfruto de las opiniones y discrepancias de gente que, como yo, expresa su forma de ver la vida y la defiende contra viento y marea. Mujeres que opinan que la marcha del 8M es «cursi», y hombres que consideran que no sirve para mucho, pues, y cito: «Aquí debe comenzar el trabajo, en silencio y de puertas adentro». Déjenme que les diga algo: esas mujeres a las que ven «cayendo en los mismos errores que el machismo» son las que hace años lograron que hoy podamos ser médicas o juezas, votar y vivir libres. No ha sido el que, de puertas para adentro, han cambiado sus hábitos, que también. Todas las mujeres que defendemos el feminismo dedicamos todos los días del año a hacerlo. Pero son las quejas, los gritos y las huelgas las que nos dan voz. Hace menos de cien años las mujeres no podíamos votar. No teníamos voz. Así que disculpen si queremos dedicar un día para gritar. Para seguir luchando: nuestra guerra no ha acabado. Ainara Prego Garrido (La Coruña)

¿Un país desarrollado?

Si nos preguntan, afirmamos que España es un país desarrollado. Pero no invertimos dinero en el desarrollo científico. Para investigar en España, hay que ser muy valiente: es muy difícil sobrevivir trabajando en ello. Tengo 15 años y me gustaría hacer una carrera que contribuyera a mejorar el mundo. Vivir tan bien como vivimos es gracias a científicos que desarrollaron a la humanidad en todos los campos. Y muchos españoles brillantes hoy deben irse fuera. Por favor, hagamos que los grandes investigadores no tengan que hacer sus descubrimientos fuera. ¿Por qué decimos, si no, que España es un país desarrollado si no investigamos para desarrollar nada? Adrián O. A. Majadahonda (Madrid)

A mis mayores

La llamaron 'Transición' arrogándose un mérito que no les correspondía. La Transición la habíais hecho vosotros dejando atrás el pueblo, comprando lavadoras, pisos y Seiscientos; enviando a vuestros hijos a la Universidad; y construyendo espacios urbanos de tolerancia y libertad donde nosotros pudiéramos crecer. Y un buen día os llamaron 'demócratas', como si no llevarais más de media vida siéndolo. Por eso ahora comprendo vuestra emoción cuando un grupo de legionarios levanta el Cristo de la Buena Muerte al cielo malagueño. Y me acuerdo de Rilke, para quien no existía otra patria que la infancia. Y sé que durante la vuestra os hizo falta besar la mano del clero, abrazar la bandera, cumplir con la patria para escapar de la maledicencia y la exclusión; y, sin embargo, no lamentáis una infancia infeliz. Tal vez vuestras lágrimas, pienso, no hagan sino defender el recuerdo de aquellos años, la única patria que merece ser defendida. Hay quien a eso lo llama 'tradición'. Suena El novio de la muerte en la televisión, y yo, desde el país que un día soñasteis para mí, a salvo de curias, banderas y patrias, no puedo dejar de miraros con un enorme sentimiento de gratitud y respeto. Pedro Rodríguez Domínguez, Santiago de Cartes (Cantabria)

Solo Semana Santa

Un año más, una unidad de la Legión participó en la procesión del Jueves Santo del Cristo de Mena o de la Buena Muerte. Esta participación solo puede entenderse como una tradición profundamente arraigada en la Semana Santa de Málaga y en una unidad como la Legión, que cada año solicita asistir voluntariamente y con profunda devoción y respeto a un acto ligado a la historia de su unidad, sufragado por la Congregación y que evidentemente -lejos de cualquier otra interpretación que, ya hecha otras veces y también este año- ningún daño causa a quien pueda no compartir esas creencias. Pablo Chillón Domínguez (Madrid)

Basta de victimismo

Me parece lamentable la actitud de Turull y otros encausados al intentar tocar la fibra más sentimental de la gente mencionando ante la opinión pública a la familia. Hay que recordar que a Puigdemont, Turull, etcétera se los avisó en numerosas ocasiones de las consecuencias de incumplir la ley; se rieron y burlaban haciéndose fotos con las notificaciones, como todos recordamos. Eligieron pisotear las leyes y hacerlo con chulería y a sabiendas. Entonces es cuando debieron haber pensado en sus familias y no ahora haciendo teatro victimista. Francesc Gombau (Gerona)

La verdad del 155

Un autogobierno liquidado, políticos y líderes independentistas en la cárcel, el exilio o el banco de los acusados. Este es el resultado del 155. Incapacidad manifiesta del Gobierno central de afrontar el conflicto con otroargumento que no sea la imposición de la fuerza. Cuando el fiscal general y el mismo rey proclaman que la unidad de España está por encima de la ley, quieren decir que la ley emana de un concepto antidemocrático. Todo ello se traduce en una represión autoritaria o represiva del Estado. El 155 está provocando una lentitud de la economía catalana que si se alarga en el tiempo será muy preocupante. Este artículo paraliza y la parálisis será más grave cuanto más tiempo pase. Lluís Clarà Iglesias, Moyá (Barcelona) 

Separatismo violento

Es lamentable la deriva radical del secesionismo catalán. Que unos cuantos nos tomen a todos los ciudadanos como sus rehenes y tengamos que aguantar que nos quemen contenedores, que hagan barricadas o que corten carreteras impidiendo la movilidad. Quizá a estos chicos de los CDR que se toman la violencia como un juego sin consecuencias se les deberían bajar los humos con multas por su vandalismo, a ellos o a sus señores padres. Igual que se hizo con la kale borroka en el País Vasco,con resultados espectaculares. Las cosas se ven diferente cuando el daño que provocas a la sociedad no lo pagan los demás, sino tú de tu bolsillo. El odio, la rabia y la violencia que está mostrando el separatismo es justo el camino opuesto al que queremos la mayoría de los catalanes. Juan Sánchez Manrubia (Barcelona)

¿Justicia?

Hace más de 30 años, el señor Pacheco, entonces alcalde de Jerez, dijo que la Justicia era un «cachondeo» y creo que continuamos igual. El señor Rajoy, o sus ministros, poniendo y quitando magistrados y jueces, según sean o no de su sintonía, marcando el tempo de una sentencia o auto según le convenga. El auto del magistrado señor Llarena por no excarcelar a los independentistas catalanes sería para reír si no fuera porque la gente se ha quedado en la cárcel. Cisco Vilardebó (Correo electrónico)

Gritos con amor

Lo que más se divulga en los medios son desgracias y desacuerdos políticos que llegan a deprimirnos. Por eso deseo contar un pequeño acontecimiento que me conmovió. Íbamos paseando por un bello parque de Barcelona cuando vimos que allí cerca empezaba una carrera de niños. Nos acercamos y pronto empezaron a correr. El que iba en último lugar era un niño con el síndrome de Down. Al ver que los demás corrían muy ligeros, se acomplejó y se paró para no seguir mientras las lágrimas cubrían sus mejillas. A nuestro lado había un joven guapísimo, veinteañero, que al darse cuenta empezó a gritarle con todas sus fuerzas: «¡Corre, corre, que tú puedes, corre, pruébalo!». Entonces la mucha gente que estaba allí alrededor se unió a él repitiendo sus palabras, creando un verdadero estruendo de voces. El niño entonces levantó la mano en señal de despedida y se fue corriendo tras los otros corredores. Muchos de los asistentes nos quedamos llorando por la emoción, especialmente su madre. María Rosa Bonals, Tarrasa (Barcelona)