El artista manchego nos explica con detalle cómo pintó este cuadro, icono de la próxima exposición del Museo Thyssen.

El autor. Antonio López (Tomelloso, Ciudad Real, 6 de enero de 1936) Hiperrealismo diferente

Con Enrique Gran, Amalia Avia y Lucio Muñoz perteneció a la Escuela Madrileña y con ellos protagoniza la próxima gran exposición del Thyssen. Antonio López ejerce un hiperrealismo muy característico. Le atraen los temas cercanos, las escenas caseras, las imágenes de su familia, los objetos de la vida cotidiana, las vistas de Madrid. Es escrupuloso en los detalles, minucioso, premioso, lento hasta la obsesión. Una obra nunca se acaba , ha dicho. A veces invierte incluso décadas en un lienzo. Gran maestro del siglo XX, su obra ha merecido decenas de premios.

1. El espacio. El lavabo del pintor. Antonio López trabaja en el semisótano de su casa, situada en el norte de Madrid. Allí está su estudio, que cuenta con un cuarto de baño. Es un espacio separado de la vivienda y dedicado a la creación que ha servido de modelo y escenario para varios cuadros del artista, en series dedicadas a interiores o al cuarto de baño, como este cuadro, pintado allí y terminado en 1967.

2. La técnica. pintura diluida. Durante la década de los años sesenta solía utilizar el óleo tal y como salía del tubo, pero con esta obra empecé a diluir la pintura con trementina y un poco de barniz, con el propósito de conseguir un material con el que pudiera dibujar y precisar más. Es la técnica que todavía utilizo hoy en día. Aquí, en Lavabo y espejo he elegido como soporte una tabla previamente forrada con papel para lograr una superficie más lisa , explica el artista.

3. Los objetos. Cosas de Mari y mías . Los objetos que aparecen en el bodegón son cosas de Mari o mías y algunas que son de los dos , cuenta Antonio López. Hay una barra de labios, laca de uñas, unas pinzas, cepillos de dientes, un frasco de agua de colonia, una brocha de afeitar y cuchillas, unas tijeras, un cepillo del pelo No se han colocado allí para pintar un cuadro. eran nuestras cosas , dice López. No se tocaron durante el largo periodo de tiempo que el pintor empleó en trasladarlos al lienzo. En el baño familiar no hubiera sido posible , añade el creador.

4. Fases de trabajo. definición y ejecución. El primer paso siempre, para mí, es descubrir el tema. Es algo similar a la búsqueda de guion que precisa un director de cine. Una vez definido el tema, determino el tamaño que tendrá la obra. Después me concentro al máximo en la ejecución. Tomo los espacios muy en serio, puede ser un cuarto de baño o una catedral, pero pinto siempre con todo respeto y reverencia , explica el pintor castellano manchego.

5. Perspectiva. cónica. El artista trabaja aquí una perspectiva partida, dividiendo la composición en una perspectiva superior la del espejo y otra inferior la del lavabo. Este ángulo de visión grande, ligeramente en ‘ojo de pez’, es un ajuste para presentar un espacio estrecho, algo común en otras obras de esta serie dedicada al cuarto de baño. El cuadro cuenta, por lo tanto, con dos puntos de fuga y también con dos líneas de horizonte.

6. La luz. fascinación. Antes de mudarme a un chalé adosado nuevo, a estrenar, en 1965, viví en casas antiguas. Me quedé fascinado por la luz de un cuarto de baño tan nuevo, tan limpio y tan blanco. Es como un quirófano y, a la vez, contiene un mundo de reflejos que lo transforma en algo mágico , explica el artista. Aquella luz brillante resalta aún más, si cabe, la maestría con la que Antonio López reproduce las transparen- cias de objetos sólidos y líquidos.

PARA SABER MÁS. Museo Thyssen-Bornemisza. Realistas de Madrid. Del 9 de febrero al 22 de mayo. Madrid.

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