El Guggenheim de Bilbao muestra las obras más relevantes de Bacon junto con otras de clásicos como Picasso y Velázquez, que influyeron en su carrera.

El autor: Francis Bacon (Dublín, Irlanda, 28 de octubre de 1909 -Madrid, 28 de abril de 1992)

Desfiguración sangrienta

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Violencia, sangre y muerte anidan en los lienzos de Bacon, artista atormentado y visceral, dueño de un estilo muy particular.  Picasso lo deslumbró; Velázquez lo obsesionó (realizó más de 40 versiones de su retrato de Inocencio X). Bacon deformó la figura humana, abrió la carne para mostrar músculos y huesos; impactó, perturbó y triunfó. Su tríptico Tres estudios de Lucian Freud es uno de los cuadros más caros de la Historia.

1. La composición: tríptico sin santos

El tríptico es un formato muy recurrente en la obra de Bacon. Tiene sus raíces en la pintura religiosa cristiana, donde el panel central se reserva tradicionalmente para el objeto de devoción, pero en el caso de Bacon los santos son sustituidos por seres monstruosos. En el panel de la derecha, y para introducir una visión más violenta, utilizó referencias al crucifijo de Cimabue, del siglo XIII.

2. La interpretación: complicada vida amorosa

Pese a que el título Tres estudios para una crucifixión no deja dudas sobre el motivo de la obra, la representación no es fácil de interpretar ni siquiera para los más entendidos en la obra de Bacon, que ven en el panel central una referencia a su relación amorosa con Allen Gingsberg, líder de los poetas de la generación beat con el que coincidió en Tánger en numerosas ocasiones.

3. La geometría. escaparate humano

El panel de la izquierda ha sido repintado. Los dos cuadros negros fueron, inicialmente, blancos. Los cuadros negros de los dos primeros paneles dotan a la imagen de una profundidad que se pierde en el infinito. Recuerdan a los cuadrados de Mondrian, aunque Bacon los utiliza como ventanales o, más bien, como escaparates para exponer sus formas humanas como objetos comerciales.

4. Los protagonistas: el padre en la sombra

En el panel de la izquierda, dos rostros se hacen visibles. Se cree que es una representación autobiográfica que hace alusión al hecho de que su padre lo echó de casa cuando el pintor tenía solo 16 años. Su padre, exmilitar, le había descubierto vestido con las ropas de su madre, le pegó y lo expulsó, horrorizado al averiguar que su hijo era homosexual.

5. Panel central: ¿un asesinato?

Bacon representa de una forma poética los cuerpos mutilados con la carne despellejada y los huesos. Es habitual en su obra. Aquí, la inquietud se multiplica con una escena tan dura y violenta como la del panel central. Sobre una tumbona yace una masa de carne ensangrentada y envuelta en un grito doloroso. El espectador tiene la impresión de que ha habido un asesinato.

6. El color: en carne viva

Colores planos dominan la composición. El rojo en diferentes tonalidades ocupa la mayor parte del tríptico. Los cuadrados negros contrastan con el color roto de los cuerpos. El fuerte tono rosa de la carne, con algunas partes más rojas que otras, se combina con ligeras pinceladas blancas y transparentes pinceladas negras. este juego resalta las sombras y los músculos.

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