Traiciones, asesinato, adulterio… La historia de la familia Gucci daría para una buena película. La hija del patriarca se decidió a contarlo todo en un libro. Un ajuste de cuentas con el pasado… y con el mundo de la moda. Por Von Dirk van Versendaal / Fotos: Getty, Cordon Imaxtree

A finales del verano de 1973, todo estaba ya empaquetado para la mudanza de Londres a Roma. Bruna, su madre, la llamó a su cama y le dijo a Patricia Gucci: «Patricia, tu padre y yo nunca hemos estado casados. Él tiene una mujer en Italia. Y tres hijos». Hasta aquel día, la niña de diez años había creído ser la hija única de un matrimonio feliz. Bueno, es verdad que su madre tenía sus días malos y que su padre pasaba meses sin aparecer, pero a fin de cuentas era jefe de una gran empresa.

«Mi padre era un supercasanova. Llegó a ligarse a una monja en un tren»

«Por desgracia, pronto comprobé que mis hermanos eran demasiado mayores para jugar conmigo, que en Roma no se me recibía con los brazos abiertos y que llevar el apellido Gucci era muy complicado».

A sus 53 años, Patricia Gucci vive entre Ginebra y California y escribió un libro para reafirmar «el lugar que le corresponde en la historia de la moda» a su padre, pionero del made in Italy y arquitecto del éxito de Gucci.

«MI ABUELO HABRÍA VENDIDO A SU MADRE»

Aldo Gucci, su padre, era el hijo mayor de Guccio Gucci, fundador de la empresa. Tenía un talento empresarial nato. Era «un hombre que vendería a su madre a los beduinos», como se decía en la familia. Pero también era un «supercasanova», Patricia dixit. Según le han contado, «llegó a ligarse a una monja en un tren». Hasta que un día, ya con más de 50 años y padre de tres hijos, se enamoró de una chica de 18 años, hija de una costurera.

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Bruna Palombo trabajaba como dependienta en la tienda de Gucci en Roma, por donde desfilaban estrellas como Clark Gable, Joan Crawford o Kirk Douglas. Aldo abrumó a Bruna con bolsos y perfumes, la contrató como secretaria y la bombardeó con cartas de amor hasta que, al cabo de dos años, se salió con la suya.

«A mi abuelo le gustaba enfrentar a sus hijos para despertar su espíritu combativo. Visto lo visto, no fue buena idea»

En 1962, cuando Bruna se quedó embarazada, se la llevó a Londres para mantener el romance en secreto.Tras el nacimiento de Patricia, en marzo de 1963, madre e hija volvieron a Roma y vivieron en una especie de clandestinidad. «Mantuvieron mi existencia en secreto durante casi un año». Más tarde, su madre y ella regresaron a Inglaterra y, finalmente, se instalaron en California.
Sus recuerdos más felices son los de la casa que Aldo compró para su segunda familia en Palm Beach en 1973. «Fue allí donde mis padres mostraron más abiertamente todo el afecto que se tenían». Pero la felicidad no duró.

FRANCE - JUNE 01: Model walks Gucci's RTW (pret a porter) Fall 1996 Runway collection designed by Tom Ford. (Photo by Guy Marineau/Conde Nast via Getty Images)

Tras vivir años apartada del clan y en un internado suizo, el padre de Patricia le dio un puesto en el consejo de la empresa antes de cumplir los 20 años. «Fue sorprendente, en Gucci no había mujeres en puestos de responsabilidad». Acompañaba a su padre en los viajes, se reunió con Nancy Reagan, conversó con Carlos de Inglaterra y conoció a Sinatra.

MAURIZIO GUCCI WITH HIS WIFE PATRIZIA REGGIANI AND THEIR DOUGHTERS, ALLEGRA AND ALESSANDRA © ARMANDO ROTOLETTI © Armando Rotoletti/LUZphoto

Patrizia Reggiani, casada con Maurizio Gucci no soportó que la engañara con otra y ordenó su muerte. Pasó 16 años presa

Tras aparecer en bañador en una campaña, la prensa la proclamó «chica Gucci» y The New York Times la definió como «la chica más ambiciosa del mundo».

Y LLEGARON LOS CELOS Y LAS PELEAS

En aquellos años, la expansión de Gucci llegó hasta Beverly Hills, Tokio y Hong Kong, pero la famiglia, un modelo de éxito entre los imperios italianos de la moda, parecía no funcionar con los Gucci.

French actor Alain Delon and his fiancee Romy Schneider at their hotel during the 12th Cannes Film Festival who was held from April 30 to May 15, 1959. Cannes, FRANCE - 05/1959

La llegada de las estrellas a Italia en los años 50 puso en órbita a la marca. Alain Delon, Clark Gable o Joan Crawford eran asiduos

Las desavenencias y celos eran habituales. Un primo de Patricia, Maurizio Gucci, abandonó la empresa tras una pelea con su padre, pero conservó su participación y su voto en el consejo. Le gustaba ir de rebelde y se casó con Patrizia Reggiani, mujer a la que siempre acompañaba el escándalo. «Prefiero llorar en un Rolls-Royce que ser feliz en una bicicleta», era su lema.

Aldo Gucci fue condenado por fraude fiscal. Todo apunta a que su hijo Paolo lo denunció tras ser expulsado de la empresa

La marca no dejaba de crecer y empezó a cotizar en Bolsa, pero también crecían las intrigas. «Dios mío, ¡qué dineral se ha gastado esta familia en abogados!», dice Patricia.

Mientras, Aldo -el presidente- no solo se había casado por fin con su querida Bruna en Palm Springs un cuarto de siglo después del primer beso, también había fijado su residencia en Florida, con lo que se obligaba a presentar allí su declaración de la renta. O no: las autoridades fiscales estadounidenses lo acusaron en 1983 de evadir impuestos. Todo apunta a que Paolo, el hijo de Aldo, facilitó los documentos que atestiguaban el fraude como venganza por haber sido forzado a abandonar la empresa.

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El proceso lo llevó adelante un ambicioso fiscal llamado Rudolph Giuliani, que llegaría a ser alcalde de Nueva York. Aldo lo negó todo, pero fue condenado a un año y un día pese a tener 81 años. «El Estado quería dar ejemplo -afirma su hija-. Era el presidente y el único Gucci con una green card. Y Giuliani era un joven que quería hacer carrera».

Poissy ( Francia ) - 24 / 06 / 1964 Nella foto: il Principe Alberto di Liegi e la Principessa Paola in visita alle officine della Simca Ph. Agip / FARABOLAFOTO

Reina Paola de Bélgica

El padrone de los Gucci entró en la prisión de Eglin, en Florida. «Ir a visitarlo te partía el corazón -cuenta Patricia-. Al menos, los presos y los guardias lo apreciaban mucho». Cuando fue puesto en libertad, en 1987, el primo Maurizio -la oveja negra- había heredado la parte de su padre y se había hecho con la presidencia.

(Original Caption) 9/5/56-Paris, France: Princess Grace of Monaco, the former Grace Kelly of Philadelphia and Hollywood, smiles radiantly in this closeup made in Paris shortly after she and her husband, Prince Rainier III, arrived on the first leg of their journey to the U.S. The royal couple will sail for New York Friday on the liner United States and return to Monaco early in November to await the arrival of thier child sometime in February. Princess Grace told newsmen that she is forsaking her film career to concentrate on being a wife and mother. Photo by Jose Berrueta

Grace de Mónaco

Nada más desplazar a su tío Aldo del trono, trasladó la sede de Gucci de Florencia a Milán, se compró un avión y, junto con Patrizia, dilapidó el dinero a manos llenas. Además, entró en negociaciones con Investcorp International, una empresa de inversiones con sede en Bahréin. «Proyecto silla de montar» fue el nombre en clave para la venta de esa empresa en crisis que era Gucci en aquellos años. En abril de 1989, Aldo y Patricia también vendieron su parte.

EL FIN DEL PATRIARCA

Aldo murió de cáncer un año más tarde. Antes nombró a Patricia «heredera única y universal» y desheredó a su hijo Paolo. Los tres hermanos salieron estupefactos de la lectura del testamento, cuenta Patricia. «No volvimos a tener relación».

(Original Caption) Portrait of Gucci stylist Tom Ford. (Photo by Frank Trapper/Corbis via Getty Images)

Empañada por las disputas familiares, la marca contrató en 1990 a Tom Ford, quien devolvió a la Gucci su prestigio

El primo Maurizio fue asesinado de cuatro disparos en plena Via Palestro de Milán, en 1995, un asesinato encargado por Patrizia Reggiani, madre de sus dos hijas y a quien había dejado por otra mujer más joven. La viuda negra pasó 16 años en prisión. «Esa mujer es un monstruo -dice Patricia-, de su boca nunca ha salido una palabra de arrepentimiento. Sin ella, Maurizio nunca se habría desembarazado de mi padre y Gucci no se habría vendido».

«¡Dios mío! ¡Qué dineral se ha gastado mi familia en abogados!»

Patricia se instaló en EE.UU., renunció a su apellido -«Quería tener un poco de paz»- y hoy se alegra de que Gucci pase otra vez por una etapa de éxitos. De vez en cuando, sin embargo, intenta desentrañar el origen de las luchas fratricidas en la familia.

158862, Gucci Creative Director Alessandro Michele attends the 2016 LACMA Art + Film Gala honoring Robert Irwin and Kathryn Bigelow presented by Gucci at LACMA. Los Angeles, California - Saturday October 29 2016. © Joe Sutter, PacificCoastNews. Los Angeles Office (PCN): +1 310.822.0419 UK Office (Photoshot): +44 (0) 20 7421 6000

El italiano Alessandro Michele es el actual director creativo de la firma. Nombrado en enero de 2015

«Mi padre era un hombre muy duro. Conmigo no, pero en cuanto mis hermanos le llevaban la contraria… Aquello no le gustaba nada». Guccio, el padre de Aldo, también solía recurrir a la violencia. «Todos le tenían un miedo tremendo. Le gustaba enfrentar a sus hijos entre sí para despertar su espíritu combativo. Por lo visto, no fue la mejor de las ideas».


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