Martirio Nací en Huelva en 1954 y me llamo María Isabel Quiñones. Como Martirio acabo de cumplir tres décadas con la música y estoy de gira por España y Latinoamérica con un recopilatorio precioso: ’30 años’. Por Virginia Drake

XLSemanal. Está en racha. disco, gira y Premio Nacional de las Músicas Actuales.

Martirio. Que me lo den por músicas ‘actuales’ a los 62 años no está mal, ¡eh!

XL. Y un Gobierno del PP cantando copla…

M. Copla, bolero, tango, flamenco, jazz… Que el premio me lo haya concedido un Gobierno de derechas me da esperanza y que haya sido por mi «actitud transgresora» me ha gustado aún más.

XL. ¿Se puede ser 30 años transgresora o también a eso se acomoda uno?

M. Yo no me acomodo nunca. Soy muy exigente, no siento tener peana ni haber llegado arriba de la escalera. Tengo aún bastantes peldaños por subir y me falta mucho hasta llegar a ser como quiero.

XL. Se casó con 19 años, tuvo un hijo con 20.

M. Y estudiaba Filosofía, pero lo dejé para estudiar música; y al final tuve que ponerme a trabajar de auxiliar de clínica.

XL. A los 25 años se separó de su marido. Cantaba aquello de Libertad sin ira. Y, poco después, Ojos verdes... ¡Qué rápido todo!

M. Y qué heterogéneo [ríe] pondía a un momento lúdico y libertario fantástico.

XL. Antes de Martirio, la canción española olía mucho a naftalina…

M. La copla es un tesoro de la cultura española y había que rescatarla de todos aquellos que la tenían muy identificada con la banda sonora del franquismo.

XL. Arreglá, pero informal, ¿las marujas le han hecho un monumento?

M. Yo soy feliz cantando a las mujeres que están en la casa y las animo a que preparen a las hijas para que tengan un sueldo y puedan ser autónomas, que es el principio de la libertad, del respeto y contra los malos tratos.

XL. Si hace 30 años cantaba que estaba ‘mala’, ¿a los 60 cómo está?

M. ‘¡Reventá!’ [ríe]. Es broma, quita eso. ¡A los 60 estoy llena!

XL. En pleno éxito desapareció del mapa.

M. Era necesario. La popularidad puede hacerte perder los papeles y el norte. La gente me decía que aprovechara el momento, pero yo creo que el momento es siempre.

XL. ¿Se puede fiar uno de quien nunca enseña los ojos?

M. Mis gafas tapan los ojos, pero a mí se me ve el alma.

XL. Dicen que en un besamanos con el Rey Juan Carlos intercambiaron admiraciones.

M. ¡Jajaja! Yo iba vestida de Martirio, se acercó y me dijo. «¡Lo tuyo tiene…!». Y yo: «¡Pues anda que lo tuyo…!». Y nos reímos. A Felipe y Letizia los voy a conocer pronto, cuando me entreguen el Premio Nacional, va a ser muy bonito.


Desayuno: sin muchas vueltas

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«Con todo el arte que le pongo a mi vestuario, para desayunar lo hago fatal: un zumo de naranja y un café con leche. Nada más hasta la hora de comer».

 

 

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