Ya lo bautizan como un ‘superórgano’ tan importante como puede ser el cerebro, así que debemos cuidar de nuestro intestino. Por Ixone Díaz Landaluce

¿Qué dieta seguir?

La mediterránea, por supuesto. Puede sonar a tópico, pero cuanto más variada es nuestra dieta, más lo es también nuestra flora intestinal.

La purga antibiótica

Después de un ciclo de antibióticos, la flora intestinal suele necesitar hasta tres meses para recuperarse. Es bueno ayudarlo consumiendo productos lácteos fermentados con lactobacilos.

Poca carne, mucha verdura

Otro topicazo, pero funciona. La grasa animal desequilibra la microbiota y puede dar lugar a dolencias inflamatorias del intestino. Los alimentos que contienen mucha fibra, en cambio, trabajan como abono para los microbios sanos.

Limpios, pero sin pasarse

Los desinfectantes, tanto en productos de limpieza como de higiene personal, también acaban con las bacterias beneficiosas para nuestro organismo. Estar en contacto con el universo microbiano ejercita nuestro sistema inmune y, a veces, puede actuar como una efectiva vacuna.

Alimenta tu microbiota

Consumir alimentos fermentados, como el yogur, el kéfir, el chucrut e incluso el vino [con moderación] viene con ración extra de bacterias beneficiosas. Luego están los prebióticos, fibras que favorecen la actividad de la microbiota. Algunos de los ‘superalimentos’ ricos en fibra son las alcachofas, el café [el preferido de las bacterias Prevotella], el té o el chocolate negro.

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