Durante décadas, la idea de que un gran meteorito impactara contra la Tierra se consideró una fantasía apocalíptica. Por Ixone Díaz Landaluce.

Hoy, ya nadie se toma el asunto a la ligera. Y menos este reputado astrónomo estadounidense, cuyo trabajo es encontrar los asteroides más grandes y peligrosos que nos rodean antes de que se conviertan en una amenaza.

Puede que su nombre no le suene de nada, pero el astrónomo Don Yeomans vela por su seguridad. O, mejor dicho, por la seguridad de todo el planeta.

Yeomans dirige el Near earth object Program (Programa de Objetos Cercanos a la Tierra) en el Jet Propulsion Laboratory de la NASA en Pasadena (California). En 1982, sus predicciones se utilizaron para observar el regreso del cometa Halley, pero ahora este científico planetario y su equipo se dedican a observar detenidamente el espacio y pasar revista a los asteroides potencialmente peligrosos para la Tierra. Al fin y al cabo, la teoría más aceptada entre la comunidad científica es que uno de tamaño gigantesco impactó contra la Tierra hace 65 millones de años y desencadenó la extinción de los dinosaurios.

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Solo es cuestión de estadística que, antes o después, otro gran meteorito se dirija hacia nuestro planeta. Sin embargo, Yeomans -un hombre tranquilo- es poco dado a los alarmismos gratuitos. Y aunque reconoce que la posibilidad de un impacto es real, también advierte que, casi con toda seguridad, tendremos tiempo de reaccionar y desviarlo. Mientras realiza simulacros y predice la trayectoria de la gran mayoría de los asteroides que nos rodean, hablamos con él sobre cuáles son los más peligrosos y cuál sería la mejor forma de reaccionar para evitar una catástrofe.

XLSemanal. ¿A qué se dedica exactamente un científico planetario como usted?

Don Yeomans. Un científico planetario es un astrónomo cuyo campo de investigación es nuestro sistema solar, que incluye los ocho planetas, los asteroides, los cometas y los satélites. Nuestro objetivo es asegurarnos de que los grandes objetos que nos rodean no sean una amenaza para el planeta en los próximos cien años.

XL. ¿Y qué son exactamente los ‘objetos cercanos a la Tierra’ que estudia su equipo?

D.Y. Según la definición oficial, es cualquier cometa o asteroide que se acerque a menos de 27 millones de millas de la órbita terrestre. Pero, en términos más sencillos, es cualquier objeto que se pueda avecinar a la Tierra. Luego están los objetos «potencialmente peligrosos», que serían aquellos que están a menos de cinco millones de millas…

XL. ¿Y qué tamaño deben tener para ser considerados peligrosos?

D.Y. Tienen que ser mayores de 140 metros de diámetro. Pero hay objetos más pequeños que podrían causar grandes daños si impactaran contra la Tierra.

XL. ¿Hay alguno que le preocupe más que el resto?

D.Y. Cualquier asteroide de tamaño significativo que tenga una órbita similar a la que la Tierra tiene alrededor del Sol es de un interés particular, porque puede acercarse a nosotros con mucha más frecuencia. Tenemos una lista de esos objetos y los observamos con más atención.

XL. ¿Y cómo calculan la posición y la trayectoria de los asteroides que monitorizan?

D.Y. La NASA tiene varios telescopios que buscan objetos cercanos a la Tierra usando cámaras CCD, como las que podría tener un smartphone. Miran una parte del cielo y toman una imagen. Vuelven a la misma zona 15 minutos más tarde y sacan otra foto. Así varias veces. Luego comparan esas imágenes para comprobar si algún objeto se ha movido, cómo de rápido y si ya lo conocíamos o es un objeto nuevo. A partir de esa información, nosotros predecimos su trayectoria para saber si en los próximos cien años alguno de esos objetos podría acercarse a la Tierra. Y, si lo hacen, cuál sería la probabilidad de impacto.

XL. ¿Cuántos asteroides nos rodean?

D.Y. Conocemos 11.143 objetos cercanos a la Tierra y hay 1483 asteroides que son potencialmente peligrosos. De esos, un millar miden más de un kilómetro de diámetro y hemos descubierto el 95 por ciento de ellos. Ninguno representa una amenaza.

XL. Pero muchos suelen impactar contra la atmósfera…

D.Y. Sí, cada día objetos del tamaño de un balón de baloncesto entran en la atmósfera. No causan daños porque la atmósfera se encarga de destruirlos. A veces, se puede observar una bola de fuego. Un objeto del tamaño de una furgoneta Volkswagen entra en la atmósfera una vez cada unas cuantas semanas. Y uno cuyo tamaño sea superior a un kilómetro impacta contra la Tierra una vez cada un millón de años.

XL. El meteorito que desencadenó la extinción de los dinosaurios impactó contra la Tierra hace 65 millones de años. Estadísticamente hablando, ¿es solo cuestión de tiempo que un gran asteroide como ese ponga en riesgo la vida en el planeta?

D.Y. No, la verdad es que no. El objeto que acabó con los dinosaurios tenía un tamaño de diez kilómetros de diámetro. Hemos descubierto algunos objetos así, pero son muy pocos. Y ninguno representa una amenaza, al menos en unos cuantos cientos de años. Además, sería imposible que un objeto de ese tamaño pasara inadvertido y nos cogiera por sorpresa.

XL. Dice que tienen monitorizados el 95 por ciento de los asteroides grandes. ¿Y qué pasa con el cinco por ciento restante?

«Lo mejor para desviar un meteorito sería que una nave espacial chocara contra él. No hay que usar explosivos nucleares»

D.Y. Son, con casi total seguridad, objetos con órbitas muy alargadas que pasan muy poco tiempo cerca de la Tierra. Aun así, es muy improbable que un gran meteorito nos cogiera por sorpresa.

XL. En el caso hipotético de que un día descubrieran un gran meteorito que pudiera suponer un riesgo catastrófico para el planeta, ¿con cuánto tiempo de antelación serían capaces de detectarlo?

D.Y. Si fuera grande y capaz de causar mucho daño, probablemente lo sabríamos con 10, 20 o hasta 30 años de antelación. Y ese sería tiempo suficiente para reaccionar y desviarlo.

XL. En los años sesenta, el Gobierno estadounidense solicitó a los estudiantes del Instituto Tecnológico de Massachusetts que idearan la mejor forma de hacer frente a un meteorito destructor. La solución que alcanzaron fue lanzar un misil nuclear que hiciera estallar el asteroide. ¿Sigue siendo esa la mejor opción?

D.Y. No. Si hay tiempo suficiente -por ejemplo, 10 o 20 años.- y se trata de un objeto de unos cuantos cientos de metros de tamaño, la mejor técnica sería hacer que una nave espacial chocara intencionadamente contra él para desacelerarlo y desviarlo. No sería necesario utilizar explosivos nucleares. Además, ya hemos demostrado que sabemos hacerlo y que tenemos la tecnología necesaria. En 2005 se hizo contra un cometa. El resto de las técnicas son más complicadas. Lo sensato es emplear la más sencilla porque menos cosas pueden ir mal.

XL. ¿Y si el margen es menor?

D.Y. Si un objeto suficientemente grande escapara a nuestra detección y pudiera impactar contra la Tierra en unos pocos años, entonces la explosión nuclear podría ser la única solución. Pero debería ser el último recurso.

«En los noventa se dedicaban cuatro millones a detectar asteroides; hoy se invierten cuarenta»

XL. Supongo que no tiene demasiado que ver con el escenario que pintan películas como ‘Armageddon’, ¿verdad?

D.Y. [Risas]. Armageddon no era demasiado verosímil. Deep impact sí era algo más rigurosa y planteaba algunas preguntas interesantes. Pero, obviamente, estas películas no son documentales, sino dramas. Por eso, no puedo criticarlas en exceso.

XL. Creo que el año pasado el Jet Propulsion Laboratory realizó un simulacro de impacto. ¿En qué consistió?

D.Y. Simulamos haber detectado un asteroide que impactaría contra la Tierra en siete años. Y nos hicimos varias preguntas. Por ejemplo, ¿hay tiempo suficiente para evitarlo? Y si lo hay, ¿qué agencias gubernamentales serían responsables de comunicar a la población la noticia? Consistía en decidir cómo se evacuaría el área del impacto o cuál sería la cadena de mando. Básicamente, se trataba de definir qué agencias o departamentos harían qué.

XL. ¿Y qué tal fue?

D.Y. Muy bien. Además de la NASA, participaron el Departamento de Defensa y la Agencia Federal de Gestión de Emergencias. El simple hecho de haber realizado un simulacro demuestra que ya hemos superado esa primera fase en la que solo estudiábamos el problema y hemos pasado a organizar la respuesta. Haremos más simulacros y, con suerte, otras agencias internacionales se sumarán a ellos.

XL. Durante décadas, la idea de que un meteorito pudiera impactar contra la Tierra se consideró una teoría apocalíptica sin validez científica. ¿Cuándo cambió eso?

D.Y. Es cierto. En los años setenta, ochenta y hasta a principios de los noventa, este problema no recibía ningún tipo de respeto. Pero, en 1994, el cometa Shoemaker-Levy 90 impactó contra Júpiter y aquello sensibilizó a la comunidad científica sobre otros futuros impactos. Y, en 1998, la NASA decidió que era hora de descubrir qué objetos nos rodean.

«Hemos descubierto algunos meteoritos tan grandes como los que acabaron con los dinosaurios, pero son muy pocos»

XL. ¿Cree que ahora los gobiernos se están tomando la amenaza en serio?

D.Y. Desde luego. Ahora, nadie se ríe de este problema. Y sucesos como el de Chelyabinsk, el año pasado, nos recuerdan que la posibilidad de un impacto es real. Si a finales de los noventa el presupuesto dedicado a detectar asteroides era de cuatro millones de dólares al año, ahora se están invirtiendo alrededor de 40.

XL. Por cierto, ¿nunca soñó con ser astronauta?

D.Y. Me hubiera encantado, pero en aquella época los astronautas eran pilotos. Entonces, no aceptaban científicos. Pero no me quejo, me divierto mucho.

CUATRO MOMENTOS ESTELARES

  1.  ¿A qué escenario nos enfrentaríamos si cayese un meteorito como el de hace 65 millones de años? «Al mismo que se enfrentaron los dinosaurios. El polvo cubriría la atmósfera, y la luz solar no llegaría a la Tierra durante semanas… Pero eso no va a pasar porque en el Programa de Objetos Cercanos a la Tierra buscamos los más grandes para asegurarnos de que no son una amenaza».
  2.  El último gran meteorito que impactó contra la Tierra cayó en Tunguska (Siberia) en 1908. ¿Qué consecuencias tuvo? «Aquel objeto tenía 40 metros de diámetro. Causó muchos daños, muchos animales murieron y arrasó los árboles de 800 kilómetros cuadrados. Afortunadamente, ocurrió en una zona muy despoblada. Un objeto así suele impactar cada 100 o 200 años».
  3.  En 1982, sus predicciones se usaron para observar el retorno de cometa Halley… «Me encanta la historia del cometa Halley, que ha sido observado desde el año 164 a. de C. Fue apasionante utilizar antiguas observaciones chinas y otras modernas para predecir dónde estaría. En 1982, el telescopio de Palomar descubrió que el cometa Halley estaba volviendo. ¡Allí estaba!».
  4.  ¿Le quita el sueño pensar que tenga que alertar un día de que un meteorito está en camino? «Ya lo hicimos en 2008, cuando un asteroide impactó contra la atmósfera en Sudán. Necesitaban saber que era un fenómeno natural y no algo que viniera de algún «vecino»… No causó daños, pero demostramos que podemos responder rápido. Es solo cuestión de tiempo que tengamos que volver a hacerlo».

PARA SABER MÁS

Programa de Objetos Cercanos a la Tierra  

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