¿Somos capaces de evitar el impacto de un asteroide? Estas son algunas de las ‘posibles soluciones’

EXPLOSIÓN NUCLEAR DIRECTA

La idea: destrozar un asteroide mediante bombas, sin miramientos

El problema: los fragmentos resultantes de la explosión podrían golpear la Tierra, con el peligro añadido de la radiación generada. Sería la última opción aconsejable, aunque fuese inmortalizada en la película Armageddon

DETONACIÓN TERMONUCLEAR CERCANA

La idea: detonar una bomba cerca del asteroide, de tal modo que los neutrones de alta velocidad irradien una zona con tanta energía que se expandan y exploten, desviando levemente su trayectoria.

El problema: para que el plan fuera efectivo, se debería realizar con décadas de antelación. Los modelos científicos sugieren que podría funcionar.

SUBLIMACIÓN LÁSER

La idea: un conjunto de naves espaciales apuntan rayos láser a la superficie helada del asteroide para derretirlo y generar residuos que cambien poco a poco su órbita.

El problema: cualquiera que haya intentado quemar una bola de papel con un prisma sabe que no es fácil. Pues imaginen si, además, esa bola está rotando y viajando a una velocidad más rápida que la del sonido.

PROPULSIÓN ELÉCTRICA

La idea: el plan consiste en aterrizar en el asteroide con una nave espacial para después anclar unos cohetes a la superficie y activarlos para tratar de desviar su rumbo.

El problema: una vez superadas las complicaciones de la instalación, controlar el empuje de los cohetes en una sola dirección sería complicado, ya que los asteroides suelen rotar sin parar como una peonza descontrolada.

TRACTOR GRAVITATORIO

La idea: cada objeto ejerce un empuje gravitacional. Por ello, simplemente con poner en órbita una gran nave y anclarla con un cable largo al asteroide, su masa, a modo de honda, podría cambiar el momento angular y modificar la trayectoria potencial de impacto.

El problema: es más factible que otras propuestas, aunque se ignora si sería lo suficientemente potente como para lograr el objetivo.

VELEROS, AL RESCATE

La idea: instalar una vela solar en un asteroide, como las que empiezan a usar algunas naves espaciales, podría atraer las partículas solares y ejercer una resistencia que alteraría el rumbo del asteroide.

El problema: lo complicado de este plan es que sería mucho más difícil de realizar que conseguir aterrizar una nave, dada la complejidad de su instalación.

‘ARTE’ ESPACIAL

La idea: mandar una nave no tripulada a «pintar» un lado del asteroide. Esto cambiaría la presión de la radiación solar. Esta idea se fundamenta en el efecto Yarkovsky, descubierto por este ingeniero ruso alrededor del año 1900, al observar que la incidencia del Sol en un objeto que rota en el espacio podía modificar su órbita.

El problema: pocas posibilidades de éxito.


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