Una vez al año no hace daño. Es lo que debe de pensar esta tortuga gigante del Sea Life Aquarium de Timmendorfer Strand, en Alemania, mientras deja que un buceador le limpie el abdomen. Por Fernando Goitia

Es una imagen que se repite anualmente, cuando los empleados del establecimiento entran en el gran tanque de 220.000 litros, su principal atracción. Su tarea es limpiar el inmenso cristal que lo rodea y darles una buena pasadita a las piedras y a las conchas y caparazones de algunos animales. No siempre es sencillo. Si se dejan un cepillo por el suelo, por ejemplo, suele acabar en los tentáculos de algún pulpo con espíritu curioso.

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