Las hermanas Fox: Las pioneras

A los mentalistas les gusta fijar el inicio de su arte en 1848, cuando se corrió la voz por todo Hydesville, en Estados Unidos, de que las hermanas Fox se comunicaban con el espíritu de un buhonero que estaba enterrado bajo su casa. En realidad, ellas «fingían» los ruidos que se suponía hacía el muerto, pero dado el éxito de su «número» inventaron la güija y pusieron de moda el espiritismo provocando mordaces discusiones en los periódicos en torno al magnetismo y la clarividencia.

Houdini: Surge el espectáculo

En la misma época en que se popularizó el uso de la güija y el péndulo, el mago Houdini se dedicó a visitar a todos los médiums del país para tratar de contactar con su madre muerta, pero se fue dando cuenta de que eran unos farsantes y estaban utilizando técnicas de ilusionismo para fingir sus contactos con el más allá. Houdini se apropió de algunos de esos efectos para sus actuaciones y poco a poco fue surgiendo el espectáculo del mentalismo.

Rasputin: El poder de la sugestión

Con su personalidad abrumadora, su elocuente poder de oratoria y sus dotes de mentalista, Grigori Rasputin manipuló a los últimos zares de Rusia. Originario de Siberia, viajó por Grecia y Tierra Santa y al volver a Rusia adquirió fama de místico por sanar mediante el rezo, razón por la que en 1905 fue llamado por los Romanov para curar la grave enfermedad de su único hijo, que padecía hemofilia. El niño se sintió mejor. Muchos investigadores sostienen que su recuperación se logró gracias a la hipnosis.

Uri Geller: El doblador de cucharas

En los años 70, el israelí Uri Geller presumía de practicar auténtica telequinesis en televisión. Fue un éxito mediático, pero le salió un furibundo enemigo. ‘El asombroso Randi’, un mentalista canadiense, lo acusó de ser un charlatán que usaba trucos de magos. Randi escribió un libro titulado La magia de Uri Geller, en el que explicaba las técnicas del israelí, el cual respondió con varias demandas judiciales. Para entonces, miles de cucharas habían ya sufrido todo tipo de «atropellos» en los hogares españoles.

Anthony Blake: Adivinar el gordo

Hace varios años, el mentalista español Anthony Blake se atrevió a adivinar el gordo de la lotería en televisión. Su predicción fue guardada en una caja de seguridad custodiada por vigilantes jurados. Blake superó el reto, pero días más tarde se ‘denunció’ en prensa que un enano introdujo en la caja una nueva predicción tras conocerse el número premiado. Sea cual fuere el truco, dicen sus colegas, «¿qué esperaban? ¿Una ‘auténtica’ adivinación? Un mago no es un estafador. Es honesto: te promete que te va a engañar… y lo hace».

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