Durante sus 25 años en el FBI, John Douglas (que ha inspirado la serie de Netflix ‘Mindhunter’) trabajó en más de 6000 investigaciones y entrevistó a 40 de los reclusos más famosos y sanguinarios de Estados Unidos. Estos son algunos de los casos más mediáticos de su carrera. Por Ixone Díaz Landaluce

El brutal asesino de niños negros

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El primer cadáver apareció en 1979 y durante dos años 28 personas más fueron asesinadas en Atlanta. La mayoría eran niños afroamericanos. El FBI sospechaba que podía estar detrás el Ku Klux Klan. Sin embargo, Douglas analizó las escenas del crimen y a las víctimas y trazó un perfil muy distinto del asesino. Estaba convencido de que se trataba de un hombre negro de entre 24 y 29 años, soltero y dueño de un perro. Tenía claro que el culpable era afroamericano. «Aunque la inmensa mayoría de los asesinos en serie suelen ser blancos, casi nunca cazan fuera de su raza. Un asesino en serie comete crímenes personales, no políticos», explica sobre aquella controvertida deducción. Así, el FBI descartó teorías conspirativas raciales y empezaron a buscar sospechosos que encajaran en la descripción. Cuando por fin la Policía detuvo a Wayne Williams, coincidía perfectamente con el perfil de Douglas. En el juicio, Williams se mostró tan educado que costaba creer que fuera culpable. Hasta que Douglas instruyó al fiscal sobre cómo interrogarlo y consiguió que diera muestras de su agresividad en el estrado. Fue condenado por dos de los asesinatos, aunque según el agente cometió al menos 13.

Estos tres jóvenes no fueron los culpables

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Tres niños de ocho años fueron hallados muertos en un bosque de Arkansas, con brutales signos de violencia. Era 1993. Los agentes locales no fueron nada meticulosos con las pruebas ni con la investigación; y la presión mediática hizo que se localizara a unos culpables rápidamente.

Un año después, un tribunal condenó a tres adolescentes de la zona por los hechos y consideró que los asesinatos habían sido el resultado de un ritual satánico.

Aunque ya retirado de su puesto en el FBI, a Douglas el perfil de los inculpados no le encajaba. Asesoró a la defensa de los acusados y mantuvo que el asesinato fue llevado a cabo por una sola persona que, probablemente, tenía motivos personales. También aseguraba que ningún indicio apoyaba que los niños hubieran muerto como consecuencia de un ritual satánico.

Pero hubo que esperar casi 20 años hasta que la tecnología del ADN permitiera revisar las pruebas y liberarlos. Además, apareció un nuevo sospechoso, el padrastro de uno de los niños asesinados. Los tres jóvenes fueron excarcelados en 2011 (aunque, por una cuestión de procedimiento, no exculpados). Pasaron 18 años entre rejas.

Amanda Knox y la duda razonable

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Este caso ocupó las portadas de medio mundo. En 2009, Amanda Knox y Raffaele Sollecito fueron sentenciados a 26 años de cárcel por el asesinato de Meredith Kercher -compañera de piso de Knox- en la ciudad italiana de Perugia. El caso se convirtió en mediático mientras los condenados proclamaban su inocencia. En 2014, Douglas escribió un libro en el que defendía la inocencia de Knox y Sollecito y argumentaba que el único culpable del asesinato era en realidad Rudy Guede, que también había sido hallado culpable durante el juicio. Un año después, el Supremo italiano absolvía a Knox y Sollecito por falta de pruebas biológicas. Guede sigue cumpliendo una pena de 16 años de cárcel.

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