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Recetas de Martín Berasategui Macarrones con gorgonzola y jamón

Contundente plato de pasta nutritivo y completo de la mano de Martín Berasategui

Domingo, 03 de Agosto 2014

Tiempo de lectura: 2 min

Ingredientes:

  • 400 g de macarrones
  • 150 g de jamón ibérico cortado en dados
  • 150 g de queso gorgonzola
  • 400 g de nata líquida
  • 100 g de emmental rallado
  • media pastilla de caldo de ave
  • agua
  • sal
  • 1 cucharada sopera de cebollino picado.

Elaboración.

De la crema de gorgonzola. Se vierte la nata en una cazuela y se echa media pastilla de caldo bien desmenuzada con las manos. Se calienta a fuego bajo hasta que la nata haya dado un hervor, la preparación esté homogénea y los trocitos de pastilla se hayan deshecho. Se retira la cazuela del fuego y se añade el queso gorgonzola. Se mezcla con una espátula sin remover mucho hasta que quede una crema muy untuosa y se reserva hasta el momento de montar el plato.

De los macarrones. Se precalienta el horno a 180 C. Se cuece la pasta en una cazuela amplia con abundante agua con sal durante unos 10 minutos (o el plazo de tiempo que marque el paquete de pasta, según se prefiera más blanda o más al dente), removiendo de tanto en tanto para que la pasta no se pegue al fondo de la cazuela. Pasado el tiempo, se echa la pasta en un escurridor para eliminar el agua de la cocción y se coloca nuevamente en la cazuela bien esparcida. Se vierte encima la crema de gorgonzola y se añade también el jamón ibérico picado en dados de unos cinco milímetros de lado.

Acabado y presentación. Se mezclan bien los macarrones con la crema de gorgonzola y el jamón hasta que los ingredientes estén bien integrados. Se vierte la preparación en un recipiente apto para el horno y se espolvorea por encima con el queso emmental rallado. Se hornea la pasta durante 8 minutos y se finaliza dejándola otros 2 minutos gratinando. Cuando coja un color muy dorado, se saca del horno, se espolvorea con cebollino y se sirve.

Dos consejos a la hora de hacer la crema de queso. El gorgonzola debe añadirse a la nata cuando esta esté caliente, pero no hirviendo; y, una vez añadido el queso, este debe removerse lo menos posible para evitar que se formen filamentos.

Etiquetas: Martín Berasategui