Ella ha sido la encargada de volver a situar a Gucci en la lista de los más vendidos tras la marcha de Tom Ford. Tanto que en 2011 facturó más de 2500 millones de euros. Hablamos, con una de las mujeres más poderosas de la moda, de trabajo y más

Es elegante,sencilla, seria, pero también divertida. Como buena romana, Frida Giannini tiene la sonrisa fácil y es una gran conversadora. Sus respuestas son rápidas pero meditadas, incluso cortantes, aunque entonces enseguida sonríe y rebaja la tensión que uno podría haber sentido en sus palabras.

Frida llegó al poder en Gucci desde el departamento de accesorios gracias al éxito que consiguió con la reedición de Flora, la colección de bolsos con estampado floral que recuperaba un icono clásico de la firma de los 60. Y como si fuera un talismán, Flora se convirtió también en perfume de éxito desde su lanzamiento, en 2009. Ahora, la familia crece. Y Frida Giannini nos cita en Florencia para hablarnos de las nuevas fragancias Flora Garden, de su trabajo, su vida, su relación con su prometido -que también es su jefe -. La diseñadora no evita las preguntas y tampoco las repuestas.

XLSemanal. El Wall Street Journal la ha nombrado una de las mujeres más poderosas del mundo. ¿Cómo se sintió? 

Frida Giannini. Me impresionó bastante, la verdad.

XL. ¿Le cambió en algo?

F.G. No, en absoluto; me hizo sonreír, porque no me veo a mí misma como una mujer poderosa.

XL. ¿Y cómo se ve a sí misma?

F.G. No lo sé, porque para mí los poderosos son otros. los jefes de Estado, Hillary Clinton

XL. ¿Le gusta lo que hace?

F.G. Mi trabajo coincide con mi gran pasión y, por tanto, me siento una persona privilegiada. Tengo un trabajo con muchísima responsabilidad, muy exigente, pero que yo he elegido, así que lo hago con un humor excelente y una óptima disposición hacia las personas con las que trabajo.

XL. Sigamos con los periódicos, porque Financial Times ha publicado un artículo sobre su relación con Patrizio di Marco (consejero delegado de Gucci). ¿Por qué hacerlo público?

F.G. No lo decidimos nosotros, fue una decisión de la empresa [el grupo PPR. Pinault Printemp La Redoute]. Los analistas deben tener en cuenta estas cosas. Obviamente, la empresa estaba al corriente de nuestra relación desde el principio porque lo comunicamos enseguida. Nos pidieron que lo hiciéramos público en un periódico serio, de prensa económica, más para los analistas que para otra cosa y, como la empresa no es nuestra, lo hicimos.

XL. ¿Le resultó difícil?

F.G. Sinceramente, sí porque es algo muy personal. Pero también es cierto que somos dos personajes públicos y era algo que antes o después había que hacer. Era un poco un secreto a voces, y la verdad no es que haya cambiado nada, ni para nosotros ni para el resto del mundo. De hecho, no creo que le importe a nadie

XL. ¿Se considera una persona controladora ?

F.G. Sí, bueno, más que controlar, me gusta estar encima de todo el proceso. Tengo muchos colaboradores de los que obviamente me fío y en quienes delego mucho, pero también me gusta ver cómo se desarrolla un proyecto y cómo se transforma.

XL. ¿Y cómo es como jefa?

F.G. Creo que muy buena; quizá, demasiado [se ríe]. No, en realidad, soy una persona normal. Tengo que ser muy organizada, muy disciplinada, y espero lo mismo de los demás. Pero, sobre todo, espero honestidad. Mientras tenga que tratar con personas honestas, verdaderas y sinceras, soy la persona más adorable del mundo. Ahora, si me toman el pelo, no duran en mi oficina más de 24 horas.

XL. Es bueno saber a qué atenerse

F.G. Absolutamente. Sí, y ellos lo saben. Así que, si se equivocan, van fuera [más risas].

XL. Hablemos de moda. Nuestros lectores se quejan siempre de que lo que ven sobre la pasarela no se encuentra en las tiendas. ¿Por qué?

F.G. No es nuestro caso. Yo trabajo sobre la base de que lo que sube a la pasarela debe estar siempre en las tiendas. Para mí es fundamental.

XL. ¿Y por qué tantas colecciones. primavera, prefall, precolección ?

F.G. Ah, ¡no lo sé! Porque los lectores, que luego son los clientes, son los primeros que quieren siempre cosas nuevas. Yo preferiría hacer solo dos colecciones al año, ¡pero no puedo! Estamos en un mercado que exige muchísimo. continuas novedades, nuevos colores y prendas A la gente le encanta cambiar.

XL. O sea, que son ellos mismos quienes lo piden sin saberlo

F.G. Son ellos, sí. Creo que se aburrirían si encontraran siempre las mismas cosas.

XL. ¿Por qué cree que, con semejante crisis económica, el mercado del lujo no cae, sino que vende más y crece? 

F.G. Bueno, más tampoco. De hecho, nos está costando vender más. Pero seguramente hay unas pocas marcas que son un mercado refugio, que dan idea de seguridad porque son objetos de calidad que dentro de 10 años seguirán en tu armario. No somos una marca low cost donde compras y a los 20 días lo tiras porque ya no lo quieres o se ha pasado de moda.

XL. Y también porque en China se vende más, ¿no? 

F.G. Sí, pero no es solo en China. Los resultados son increíbles también en Sudamérica. Y en Japón que, contra todo pronóstico tras Fukushima, hemos superado los resultados de los últimos 10 años. Las cosas están en continuo movimiento. Creo que lo más inteligente para una marca de lujo como Gucci es no fosilizarse solo en un mercado, algo muy peligroso. Los días en que uno trabajaba para un único mercado
se acabaron.

XL. Usted no se considera una artista, sino una profesional de este mundo. ¿Se acabó la era de los diseñadores estrella tras escándalos como el de Galliano?

F.G. No lo sé, porque yo no he tenido nunca ese tipo de personalidad ni de actitud. Para mí ya es difícil conseguir hacer mi trabajo y todo lo demás llevando una vida regulada y disciplinada, así que creo que no podría trabajar si hiciera grandes locuras. Por eso creo que sí, que muchas de estas figuras han cambiado. Los diseñadores ya no son los propietarios de la empresa. En la mayoría de los casos prestan su nombre, su trabajo y sus servicios a una marca con otro nombre.

XL. ¿Y son menos creativos?

F.G. La creatividad sigue siendo muy importante, pero también lo es ser muy pragmáticos y conocer bien los mercados, tener reuniones y hacer trabajo de equipo, lo cual quizá antes se hacía menos.

XL. Con el volumen de trabajo que tiene, ¿cómo gestiona el estrés?

F.G. Bueno, ¿y quién dice que siempronsiga? No, es broma, afortunadamente soy una persona muy tranquila.
Intento gestionar bien mi vida y mi trabajo, y tener también mis momentos de pausa y mis momentos sagrados. Supongo que, al hacer un trabajo que me apasiona, no sufro demasiado estrés. Seamos serios. hay trabajos peores.

XL. ¿Alguna vez ha pensado que no iba a poder con todo?

F.G. Sí, sobre todo al principio porque tenía que coger la medida de todo. el trabajo, los compromisos, la publicidad Ahora tengo más experiencia, aunque todavía me queda mucho que aprender y aún estoy consolidando un equipo de gente a mi alrededor en la que puedo confiar.

XL. ¿Cómo le sientan las críticas malas?

F.G. Nunca le gustan a nadie, creo, ni siquiera a la persona más segura de la Tierra. Algunas críticas pueden ser constructivas y de ellas hay que aprender, como yo he hecho en el pasado; otras son comentarios demasiado personales y, por lo tanto, ni los acepto ni los considero.

XL. ¿Cómo ha sido el proceso de creación de sus nuevas fragancias?

F.G. Partimos de la composición original de Flora, pero con una colección basada en cinco momentos diferentes para la misma mujer.

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