Con su mirada transparente y su porte de héroe de acción, este gaditano de 21 años es el último fenómeno del cine español. Jesús Castro, el protagonista de ‘El Niño’ nos adelanta las tendencias de la moda masculina del próximo otoño-invierno.

Paul newman, Steve McQueen, Miguel Ángel Silvestre Él dice que odia las comparaciones, pero su mirada de galán de cine clásico, las agallas para prescindir de un doble en las escenas de acción y ese punto de ‘malote’ con corazón hacen inevitable que se le encuentren parecidos razonables. Así es Jesús Castro, el joven de Vejer de la Frontera (Cádiz) que con solo una película y todavía sin estrenar ya está en boca de todos. Porque lo seleccionaron en un casting al que se presentó solo por acompañar a un amigo, porque ha pasado de trabajar como electricista o churrero a posar para las revistas y porque hace contravolantes y trompos sin apenas despeinarse y sin carné de conducir. Descubrimos al actor que ha cautivado a Daniel Monzón, el director de Celda 211, que nos presenta ahora El Niño, un thriller sobre el trasiego de drogas en el estrecho de Gibraltar que llega a la gran pantalla el 29 de agosto.

XLSemanal. Una semana y ya no podrá caminar tranquilo por su Vejer de la Frontera. ¿Preparado?

Jesús Castro. Sí, y lo llevo bastante bien. Ya he empezado a notar en mi pueblo el mogollón de la película: me piden autógrafos, fotos Hasta ahora estoy encantado, ya te diré dentro de un mes. Asimilo los cambios bruscos muy rápido, soy un tío tranquilo y ya te digo yo que la fama no va a hacer que me tenga que ir del país Como mucho, de vacaciones.

XL. Gente juzgando si actúa bien, si se merece un Goya

J.C. Es lo que hay y estoy preparado. De momento, las críticas están siendo buenas, pero a todo el mundo no le puedo gustar porque no soy un billete de 500 euros. No me preocupa. Me tomo las cosas con mucha serenidad.

XL. Incluso habrá quien diga que no es usted tan guapo

J.C. Está claro, y me da igual porque de la guapura tampoco se come. Eso no me va a quitar el sueño. Y, sinceramente, yo tampoco me considero guapo. Nunca me ha gustado mucho verme en fotos ni vídeos.

XL. Pues anda que no le queda ¿Usted sabe dónde se ha metido?

J.C. Ahora ya sí, pero cuando era un chaval y subía fotos a Tuenti, por ejemplo, no me gustaba posar yo solo y siempre salía con amigos. Tampoco es que ahora me apasione, no es lo mío, pero no me queda otra. Me voy a adaptando poco a poco, pero cuesta.

XL. Y el tema de las fans enloquecidas, ¿ya lo tiene meditado?

J.C. Lo he hablado con mis amigos y alguno ya se ha ofrecido de guardaespaldas [se ríe]. Sinceramente, no me lo imagino, pero todo el apoyo que me demuestren es perfecto.

XL. Oiga, y su amigo, al que acompañó al casting, ¿todavía le habla?

J.C. Claro que sí, y se alegra un montón. Es una pena, porque estaba muy ilusionado, pero al final me cogieron a mí. Cuando empezamos las pruebas, él iba más convencido. Yo me callaba porque no podía creer que alguien fuera al recreo de tu colegio a ponerte un contrato para hacer de ‘prota’ en una película. Y ahora mira.

XL. Electricista, relaciones públicas, churrero… Realmente, ¿usted qué quería ser de mayor?

J.C. Antes estaba preocupado porque no había encontrado nada que me apasionara. Trabajaba en la construcción pero no lo disfrutaba, siempre estaba pendiente del reloj. Hasta que hice la película. Se paraba el rodaje y ni me enteraba. Siempre me quedaba con ganas de más.

XL. Su personaje es un iniciado en el narcotráfico, y Daniel Monzón dice que sale usted de la pura realidad . ¿Algo que confesar?

J.C. [Se ríe]. Qué va, yo pensaba que sabía algo del tema antes de la película, pero no tenía ni idea. Vejer está un poco alejado de la costa y no se ven lanchas ni desembarcos de droga. La gente se cree que porque eres de Cádiz ya eres un entendido. Hombre, no te voy a decir que no se vean cosas

XL. ¿Como cuáles?

J.C. Pues gente que vive en los pueblos de la zona que tiene mucho dinero. Un actor se puede tirar toda la vida haciendo películas, que jamás llegará a su nivel. Trabajan cinco años y luego pueden dejarlo porque ya tienen resuelta su vida y la de sus siguientes generaciones.

XL. ¿De qué estamos hablando?

J.C. De personas que tienen casas que parecen chabolas, pero en las que, si entras un poco más, te encuentras con ‘plasmas’ de 50 pulgadas, mobiliario de lujo, el BMW X5 aparcado a la puerta

XL. ¿Tan evidente es, como se ve en el filme, que detrás de cada chanchullo hay una autoridad corrupta?

J.C. No lo creo. Supongo que los que llevan muchos años cogiendo embarcaciones y llevando hachís tendrán sus contactos y dinero para pagarlos, pero en la vida real te la juegas. Si te pillan, ni policía corrupto ni nada, te pegas cinco años en la cárcel y fuera.

XL. ¿Y es fácil perder la cabeza por este negocio?

J.C. Para nada. He escuchado mil veces eso de que cualquiera puede hacerlo, que es dinero fácil. A pequeña escala, vale, porque arriesgas poco. Pero hacer como el Niño y llevar  un helicóptero a un metro de tu cabeza ¡Hostias!, si eso es dinero fácil Si te caes de una embarcación como la que conducía yo, de 12 metros, a 68 nudos (125 kilómetros por hora), es como si te chocaras contra cemento.

XL. Ya veo por qué dicen que su doble se aburrió como una ostra…

J.C. Llevé la lancha, la moto de agua y el Gran Cherokee. Incluso hubo una escena con el coche en la que había que hacer un trompo y salir en dirección contraria, que no estaba previsto que yo la hiciera, pero probé y me salió a la primera.

XL. Pero si no tiene usted ni carné de conducir…

J.C. Ya, y al paso que llevo, ni me lo voy a sacar porque no tengo tiempo de nada [se ríe].

XL. ¿Qué ha sido lo más duro del rodaje?

J.C. Quizá la escena en la que conduzco la lancha con el helicóptero encima. Lo notaba detrás de la oreja. Estaba tan cerca que, en una toma, el vinilo que tenía delante salió disparado. También llevaba muy mal lo de grabar en exteriores, porque me hace mucho daño el sol en los ojos.

XL. Así que esa mirada de galán, en realidad, es de que ‘apaguen esa luz’.

J.C. Fijo. Pero eso que quede entre tú y yo [se ríe]. Tuvimos que llegar a la conclusión de que mi personaje llevaría gafas de sol, porque incluso con el reflejo del mar lo pasaba fatal

XL. Tanto peligro ¿no ha sido un poco inconsciente?

J.C. Pues ahora que lo he visto en pantalla es verdad, pero tenía que hacerlo. A nivel interpretativo no podía competir con gente tan importante como Luis Tosar o Sergi López. Hacer las escenas de riesgo yo mismo era la única manera de destacar.

XL. Y si la cosa sale bien y gana mucho dinero, como se plantean los personajes de El Niño, ¿qué haría?

J.C. Primero pensaría en mis padres, que ellos estuvieran tranquilos. Yo llevo desde los 16 años buscándome la vida y, siga o no en esto del cine, voy a seguir haciéndolo. Muy pocas cosas me hacen perder la cabeza. Si acaso, como pasión, me encanta el fútbol.

XL. ¿Es su clave para estar en forma?

J.C. Eso y el gimnasio, pero sin pretender ponerme como el típico cachas. Prefiero tirarme una hora jugando al fútbol. se pierden kilos y preocupaciones.

XL. ¿Y la moda? ¿Le interesa?

J.C. Ahora más, pero mi madre siempre dice que para vestir soy un raro, porque me tengo que sentir siempre cómodo con lo que llevo.

XL. ¿Qué tal la ropa de esta sesión?

J.C. Me veo con traje y me gusta, pero voy más cómodo con chándal. Además, como decís que es tendencia

Agradecimientos. Mamá Framboise Platea (Tel.. 91 391 43 64. www.mamaframboise.com).

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