Nómadas por naturaleza, los hoteles ‘pop-up’ nos alojan en un contenedor de barco o un edificio de oficinas en Manhattan. Date prisa: desaparecen. Por Ixone Díaz Landaluce 

Un festival de música es agotador por definición: cinco o seis conciertos al día, colas kilométricas para ir al baño, multitudes para comprar una cerveza o un bocadillo Y, a eso de las tres o las cuatro de la mañana, cuando el personal se da por vencido, la mayoría vuelve a una tienda de campaña precaria, gélida por la noche, rodeada de varios cientos de tiendas iguales y a 15 minutos de paseo nocturno hasta el baño (inevitablemente sucio) más cercano. Para algunos festivaleros vocacionales es la tierra prometida; para otros, el infierno terrenal.

La buena noticia es que estos últimos por fin tienen una alternativa. Las tiendas y los restaurantes pop-up pusieron lo efímero de moda y ahora es el turno de los hoteles nómadas y con fecha de caducidad. En el año 2011, el Pop-Up Hotel instaló 20 tiendas en el festival de música de Glastonbury, el más grande e importante de Inglaterra.

Ahora, ya son una institución del glamping, con tiendas, roulottes y autocaravanas con todas las comodidades y una decoración detallista y acogedora. Pero la versión más glamurosa del camping no es la única opción. Algunos pop-up están construidos a partir de contenedores de barco reciclados; otros son auténticas piezas de arte; y algunas opciones más arriesgadas (aunque aún en fase embrionaria) apuestan por ocupar edificios de oficinas vacíos y montar y desmontar hoteles enteros (con sus habitaciones, su recepción, su restaurante y hasta su gimnasio) en tiempo récord. Y otros han tenido que renunciar a su etiqueta pop-up por puro éxito. Por eso, su caducidad es relativa. algunos funcionan durante unos días, coincidiendo con el evento de turno; otros alargan su estancia durante meses; y para dormir en los más exclusivos ni siquiera es suficiente hacer la pertinente reserva on-line: es necesario participar en un sorteo.

Materiales reciclados y un look hipster

De momento, los pop-up no representan una amenaza para los hoteles tradicionales, ni siquiera para las nuevas modalidades de alojamiento (véase Airbnb) que ha alumbrado la economía colaborativa. Por su naturaleza efímera y, sobre todo, nómada, la mayoría de los pop-up están pensados para llegar a aquellos lugares remotos donde no existe una oferta hotelera convencional. Por ejemplo, un circuito de fórmula 1 o el descampado de un festival de música, pero también la orilla de un lago o la azotea de un edificio. Ahí reside su exclusividad. También en su empeño por reciclar y utilizar materiales ecológicos y minimizar su impacto.

La mayoría de los ‘pop-up’ se ubican en sitios donde no existe oferta hotelera convencional

Si a eso le sumas un look entre vintage y hipster, ya tienes una tendencia de éxito. Puede que sean efímeros, pero los hoteles pop-up no van a irse a ninguna parte. Te presentamos algunos de los más exclusivos.

-A Room for London. Pocas cosas hay más exclusivas que un hotel de una sola habitación. Esta suite en Londres es obra del arquitecto David Kohn y la artista Fiona Banner, en el tejado del Southbank Center, a orillas del Támesis. Las reservas funcionan por sorteo, la noche cuesta 300 libras esterlinas (unos 400 euros) y la suite solo admite dos huéspedes. No está abierto todo el año. En 2015 volverá a admitir huéspedes, pero aún no hay fecha de apertura.

 Más info: www.aroomforlondon.co.uk

-The Pop-Up Hotel. Todo empezó con 20 tiendas en el festival de Glastonbury de 2011. En el de este año ofrecen 130 plazas, entre tiendas, suites, caravanas Esta innovadora empresa británica puede presumir de haber logrado aunar dos tendencias en una. el concepto pop-up y el glamping, que permite disfrutar de todo el glamour de un hotel boutique en un entorno natural sin los inconvenientes del camping. No es un alojamiento precisamente barato. la tienda más asequible para el evento de cuatro días cuesta unos dos mil euros.

Más info: www.thepopuphotel.com

-Snoozebox. Después de caminar durante 20 minutos hasta el baño de un camping en las cercanías del circuito de Le Mans durante una noche lluviosa, el emprendedor británico Robert Breare tuvo una epifanía. Un hotel portátil para eventos deportivos y festivales sería un éxito garantizado. Así nació Snoozebox en 2012. Ahora acuden a eventos culturales, como el Festival de Edimburgo o el de Glastonbury, acontecimientos deportivos (tienen un hotel en el circuito de Silverstone con una galería para ver las carreras) y hasta cumbres del G8. Sus habitaciones, construidas en el interior de contenedores de barco, son pequeñas, pero confortables, con baño completo, televisión, Wi-Fi los precios varían en función del evento.

Más info: www.snoozeboxhotel.co.uk

-Sleeping around. Por fuera son contenedores de barco (made in China, por cierto). Por dentro, habitaciones con todas las comodidades. duchas de lluvia, sábanas de hilo, aire acondicionado Esta empresa belga, situada en la localidad portuaria de Antwerp, recicló cinco contenedores en cuatro habitaciones dobles y una suite, y dos más para sala de desayunos y sauna. Se desplazan a demanda por toda Bélgica. Su precio: 199 euros la noche con desayuno.

Más info: www.sleepingaround.eu

-Pink Cloud. Este estudio de arquitectura de Copenhague tiene una propuesta radical. ocupar espacios de oficina vacíos con hoteles temporales. De momento, solo es un proyecto, pero es tan ambicioso que ya ha ganado premios de diseño y aspira a convertirse en una herramienta de revitalizería dos problemas de golpe. la insuficiente oferta hotelera de Nueva York y la desocupación de los espacios de oficina en la ciudad, que ha alcanzado el 21 por ciento. Los propietarios cobrarían un alquiler, y los turistas se beneficiarían de tarifas de unos 130 dólares la noche, frente a los 350 de media que cuesta dormir en la Gran Manzana.

Más info: pinkcloud.dk/work/05/pop-up-hotel

-Forenom Pop-Up Helsinki. En pleno centro de Helsinki, la cadena de hoteles finlandesa Forenom abrió el pasado mes de julio un hotel pop-up mientras renovaba, planta por planta, un edificio de su propiedad. Ofrece habitaciones sencillas, pero modernas y bien equipadas, y sobre todo baratas (alrededor de 84 euros la noche).

Más info: forenom.fi/popuphotel/

-Desing Hotels. Esta cadena de hoteles boutique es la de mayor experiencia en el universo pop-up. En 2012 abrió en Tulum (México) el Papaya Playa Project. Más tarde repitió con el San Giorgio Project, en Mykonos. En 2014, coincidiendo con el Mundial, inauguró en Río de Janeiro el Maria Santa Teresa, que funcionó durante un año.

Más info: www.designhotels.com

Te puede interesar

La macabra historia del Crescent Hotel

Nuevo XL Semanal
El nuevo XLSemanal

A partir de ahora consulta los nuevos contenidos en la web de tu periódico

Descúbrelos