La duquesa de Alba y su hija negra adoptada. Sobre estos dos personajes reales, la escritora uruguaya ha cimentado su nueva novela. Por Virginia Drake

La hija de Cayetana es la última novela de Carmen Posadas (Montevideo, 1953), que saldrá a la venta este 25 de octubre. A partir de una historia real -la adopción de una niña negra por parte de María Teresa de Silva y Álvarez de Toledo, decimotercera duquesa de Alba-, Posadas elabora una divertida y ágil historia, no exenta de sentido del humor y llena de guiños, intrigas, venganzas, amoríos y complicidades entre personajes tan apasionantes como Goya, Godoy, María Luisa de Parma o las duquesas de Alba y Osuna.

Hija de diplomático y restauradora, Carmen Posadas es la mayor de cuatro hermanos. Ha vivido en Argentina, España, Inglaterra o Rusia y empezó escribiendo literatura infantil y juvenil. Es autora, entre otros, de los ensayos satíricos Yuppies, Jet set, La Movida y otras especies, El síndrome de Rebeca y Quién te ha visto y quién te ve; y ha publicado con éxito una docena de novelas. Con Pequeñas infamias obtuvo el Premio Planeta en 1998.

En La hija de Cayetana (Editorial Espasa), las escenas de sexo están más presentes que nunca en la obra de Posadas, que confiesa haber recurrido al gin-tonic para escribir alguna de ellas.

XLSemanal. ¿Cómo le llega la historia de que la duquesa de Alba de la época de Goya adoptó una niña y que era negra?

Carmen Posadas. Yo había visto en casa de unos amigos el cuadro de Goya en el que sale el ama con la niñita negra y otro niño que le están tirando de la falda. Siempre me había llamado mucho la atención ese cuadro, que es del tamaño de un folio. En esa colección privada había muchos cuadros buenos, pero yo me fijé en aquel.

XL. ¿El dueño del cuadro conocía la historia?

C.P. No lo sé. Nunca se lo pregunté porque pensé que era una escena inventada por Goya, como tantas otras. Más tarde, cuando estaba buscando un tema para una novela, porque se me había atragantado el que tenía pensado, Ana Rosa Semprún me contó que la duquesa de Alba, la que se supone que es la maja desnuda de Goya, tenía una hija. Y me dijo que existían dos cuadros de Goya en los que sale la niña.

XL. Y se puso a investigar…

C.P. Sí, claro; y averigüé que la historia era verdad, que la niña se llamaba María Luz y que uno de los cuadros de Goya era el que yo había visto tantas veces. La historia real es que la decimotercera duquesa de Alba no podía tener hijos y prohijó a esta niñita. En aquella época, prohijar niños era una práctica bastante común y también era muy común que los negros fueran un artículo de lujo. Poder decir «tengo un negro con librea» era el colmo de la sofisticación.

XL. Que los duques de Alba prohijarán una niña negra tiene que ser más que mera sofisticación.

C.P. La duquesa -que era muy caprichosa, pero al mismo tiempo bastante emotiva- se encaprichó con la niña, pero a la vez la adoraba. María Luz nació en Cuba y se la regalaron a la duquesa. A partir de estos datos ciertos, empecé a pensar en qué habría sido de la madre a la que le robaron esta niña y, entonces, novelé la historia.

XL. ¿Conocen los Alba la existencia de esta niña?

C.P. Por supuesto que sí. Y en el Archivo Ducal de la familia Alba figura la herencia que le dejó la duquesa a esta niña y a la persona que iba a cuidar de ella. Lo asombroso es que haya dos cuadros de Goya que retratan a la niña y que esta historia se haya perdido.

XL. ¿La niña heredó de la duquesa?

C.P. Sí, le dejó una cantidad de dinero y una renta vitalicia. El testamento de aquella duquesa de Alba existe, está en el archivo de la Casa de Alba y yo lo estuve viendo con mis propios ojos. No hay duda de la existencia de esta niña.

«El bisabuelo del actual duque hizo un estudio forense para saber de qué murió la duquesa. Siempre se pensó que había sido asesinada por la reina»

XL. La novela se desarrolla en la España goyesca, y un poco grotesca, de Carlos IV.

C.P. Sí, es una época en la que hay una pequeña decadencia y España ha dejado de ser el centro del universo, encima tiene un rey que es un bobalicón y que está manejado por su mujer. Es una corte llena de intrigas en la que los reyes eligen a un jovencísimo Manuel Godoy y deciden que lo van a criar para que sea su ministro y su hombre de confianza.

XL. ¿La reina María Luisa de Parma y la duquesa de Alba eran rivales porque pretendían los mismos amantes?

C.P. Sí, la parmesana y la duquesa se disputaron a Pignatelli, el típico calavera, guaperas y tontaina de la época, que, además, era hermanastro de la duquesa. Luego, los celos vinieron por Godoy. La mayoría de las anécdotas que cuento sobre estos personajes son verdad y están registradas.

XL. Las duquesas de Alba y de Osuna no soportaban a la reina y, de alguna forma, se retaban y se provocaban.

C.P. No la aguantaban, pero la reina odiaba más a la duquesa de Alba, hasta tal punto que, cuando esta murió, con 40 años, se especuló con que la parmesana la había envenenado. Por eso pongo en el epílogo que el bisabuelo del actual duque hizo un estudio forense de los restos para saber de qué murió, porque siempre se pensó que la había asesinado la reina. También está documentado que hubo un incendio en la biblioteca del palacio de Buenavista -su casa en Madrid antes del de Liria-, y existe una lista de los libros que se quemaron. manuscritos prohibidos por la Inquisición, libros sobre el conde duque de Olivares, toda la colección del duque de Medina Sidonia, su marido… Y también se sospechó que la responsabilidad del incendio fue de la parmesana. En esa época no se andaban con chiquitas [se ríe].

«No hay duda de la existencia de esta niña. Nació en Cuba y se la regalaron a la duquesa, que le dejó una renta vitalicia. Figura en el Archivo Ducal. He visto el testamento con mis propios ojos»

XL. Pero la duquesa lo celebró con una fiesta. Da la sensación de que se ponía el mundo por montera.

C.P. Claro, date cuenta de que la duquesa de Alba era ella, no era consorte, y el poder y la influencia eran suyos; por eso se permitía hacer todo lo que hacía. Era una mujer con unos contrastes muy grandes porque si por un lado era una mujer caprichosísima, por el otro lado era muy generosa, muy amiga de sus amigos y tenía buen corazón.

XL. Estaba casada con su primo José Álvarez de Toledo, duque de Medina Sidonia, que tampoco era un desconocido.

C.P. Con este matrimonio se habían unido dos de las Casas más importantes. De haber tenido un descendiente, su fortuna hubiera sido tremenda. Pero, al morir la duquesa, los títulos y bienes de su marido pasaron a Medina Sidonia.

XL. Goya adoraba a la duquesa, ¿llegaron a ser amantes?

C.P. He manejado muchísima bibliografía al respecto y los estudios más rigurosos dicen -y yo me lo creo, porque encaja muy bien con la personalidad de la duquesa- que él estaba platónicamente enamorado y enloquecido y que ella lo trataba como a un perrito. Le decía. «¡Ay, Fancho!, que estás muy antipático hoy, dame un besito [se ríe]».

XL. Cuenta que la divertían los toreros, los artistas…

C.P. Eso tiene mucho que ver con la época. Había dos tendencias. los afrancesados y los agitanados de las majas. Para contrarrestar la influencia tan enorme de Francia, estaba el majismo. La duquesa se vestía de maja, alternaba con toreros, bailaba por las esquinas, iba a las verbenas…

XL. La última duquesa de Alba hacía gala de parecerse a su antepasada y le divertían también esas cosas.

C.P. Es así y se parecían mucho las dos, es verdad; pero en el caso de la duquesa del siglo XVIII existía esa tendencia. el majismo era una reacción frente a la Ilustración francesa.

XL. Cuenta que las mujeres de la alta sociedad de la época recibían en la cama a sus amantes mientras desayunaban.

C.P. El cortejo era así. Desayunaban en la cama con un señor que, generalmente, luego resultaba ser un petimetre, un pisaverde. Eso lo saqué de un libro de Carmen Martín Gaite que se llamaba Usos y costumbres de la corte.

«¡Qué tendré que ver yo con ‘la trama Cuéntame’! A los escritores nos dijeron una cosa y a mitad de partido nos cambiaron las reglas. Por eso, me están inspeccionando»

XL. Eran mujeres con mando en plaza y muy liberadas…

C.P. La realidad era que, como los matrimonios estaban arreglados, luego hacían su vida. A la duquesa de Amaranta le preguntaron para qué servía un marido y ella contestó que «para lo mismo que este anillo. sirve para adornar, pero no estorba ninguno de mis movimientos». Y era así. los maridos daban estatus y respetabilidad, nada más. El matrimonio era mucho más libre que ahora.

XL. También era habitual que las sirvientas tuvieran hijos de los señores de la casa.

C.P. Sí, los criados nacían y morían en la propiedad, así que el que te limpiaba el orinal a lo mejor era tu hermano. A los que eran hijos de señores se los consideraba un poquito más que al resto de los criados.

XL. Dice que Godoy le encargó a Goya retratar desnuda a su amante, Pepita Tudó, pero no que le permitió posar sin ropa.

C.P. Godoy tenía una importante colección de arte con muchos desnudos. Siempre se ha dicho que el cuerpo de la maja desnuda es de la duquesa de Alba, que posó así para él, pero que la cabeza es de Pepita Tudó. Yo he hecho un guiño en el libro, de manera que Goya, sin declarar abiertamente la verdad, deja una serie de pistas para que la posteridad deduzca que el cuerpo de la maja es el de su amada duquesa de Alba.

XL. En este libro da mucho más protagonismo al sexo que en otras novelas. ¿Algo que comentar al respecto?

C.P. ¡Jajaja! ¡Qué horror! Primero hay que decir que el XVIII es un siglo libérrimo…

XL. ¡Excusas!

C.P. Bien, hay más sexo que en otros libros y unas escenas de violación muy duras y tremendas que no tenía más remedio que poner. imagínate a la pobre esclava, que se la pasaba por la piedra todo el mundo. Pero yo soy bastante pacata, no digo ni ‘culo’ y jamás suelto un taco ni nada por el estilo…

XL. ¡Pues ya no lo parece! Además, para describir con tanto detalle hay que saber. ¿Se ha divertido?

C.P. No [rotunda], me ha costado horrores. Una de las escenas más duras, de hecho, la escribí con un gin-tonic porque me la imaginaba en vivo y no podía seguir.

XL. También tenemos bien definido el personaje de la prostituta filipina y perversa.

C.P. Elisa es uno de mis personajes favoritos; una mujer con un físico infantil que, con 50 años, hace el papel de una niña de 12 años para satisfacer las perversiones de los hombres. Ese tipo de prostitutas existía en la época. He procurado que todos los personajes estén basados en personas que de verdad existieron.

XL. No destripemos más el libro, hábleme de los talleres literarios que mantiene junto con su hermano Gervasio, donde mucha gente aprende a escribir novelas…

C.P. Sí, hemos tenido más de seis mil alumnos; muchos con libro publicado. Escribir tiene una parte de talento, que la tienes o no la tienes, pero existe una parte de oficio muy considerable que se puede aprender.

XL. Oiga, explique una cuestión. este verano ha salido su nombre relacionado con la trama de evasión fiscal en Panamá.

C.P. Mi asesor fiscal era el mismo que llevaba los temas a Imanol Arias y a Ana Duato. El titular que me sacaron fue. «Carmen Posadas relacionada con la ‘trama Cuéntame’». Qué tendré que ver yo con la ‘trama Cuéntame’. Lo que es verdad es que me están haciendo una inspección.

XL. ¿Por alguna razón concreta?

C.P. Sí, porque a los escritores, en un momento dado, nos dijeron que podíamos ceder nuestros derechos de autor a una sociedad. Tenemos ingresos muy irregulares porque nos pagan una novela de golpe y a lo mejor nos hemos pasado cinco años escribiéndola sin ingresos. Pero, a mitad de partido, nos cambiaron las reglas. Eso es lo que nos están inspeccionando. Y como a mí, a muchos otros escritores.

XL. ¿Nada que ver con sacar dinero mediante empresas opacas?

C.P. ¡Ni aunque quisiera! Los escritores no ganamos dinero como para hacer eso.

Goya y la hija negra de la duquesa

goya alba carmen posadas

Foto: Álbum

Todo arrancó con una obra de Goya. Posadas llevaba tiempo viendo en casa de unos amigos este cuadro en que una niña negra y otro niño tiran de la falda de un ama de cría. Un buen día, tras enterarse de que la decimotercera duquesa de Alba había adoptado a una niña negra -Goya las retrató en La duquesa de Alba teniendo en sus brazos a María de la Luz [Museo del Prado]-, la escritora decidió convertir aquella revelación en su nueva novela. «La duquesa no podía tener hijos y prohijó a esta niñita. En aquella época, los negros eran un artículo de lujo. Decir. Tengo un negro con librea era el colmo de la sofisticación. Lo asombroso es que haya dos cuadros de Goya que retratan a la niña y que esta historia se haya perdido».

 

 

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