Si adoras los ‘clásicos’, estás de enhorabuena. Las subastas pueden ser el auténtico ‘territorio chollo’. Te contamos cómo. Por Cristina Uranga

Existe un nuevo cliente en el universo de las subastas que sabe muy bien lo que busca y que está dispuesto a conseguirlo: ediciones limitadas de bolsos imposibles de encontrar, vestidos de cuando Alexander McQueen era director creativo de Fendi o piezas de Céline firmadas por Phoebe Philo. Y, ¿por qué no?, también un Birkin, de Hermès, por menos de 3000 euros; un 2.55, de Chanel, por menos de 900… o un Muse, de Dior, por apenas 200. Lo que se conoce como auténticos chollos. Y grandes inversiones. De hecho, los amantes del vintage y los incansables buscadores de gangas de lujo han encontrado en las subastas un verdadero filón. Porque, aunque parezca contradictorio, la sala de pujas es el lugar en el que puede suceder cualquier cosa. Desde conseguir una prenda a un precio desorbitado a todo lo contrario, que este sea prácticamente irrisorio.

Recuerda: el mercado manda e impone el precio

«Esa es la magia de las subastas, que resultan imprevisibles», explica Pilar González de Gregorio, presidenta de Christie’s España. «Tras cada una de ellas hay un gran conocimiento de las piezas y unos expertos que las valoran con todo detalle para fijar la horquilla de precios, pero luego el mercado responde a su manera», añade. Y cuando dos coleccionistas se dejan llevar por la emoción, puede pasar de todo. «Nos ocurrió en una subasta de bolsos que tuvimos el 12 de diciembre en París -nos cuenta-: un Birkin, de Hermès, en color cobre que nuestros expertos habían valorado entre 8000 y 10.000 euros se acabó vendiendo por 100.000. Mientras que otro modelo igual pero en piel de cocodrilo mate valorado entre 70.000 y 90.000 euros se quedó en 87.500».

Subastas de moda

Subasta de un vestido de Diana de Gales en 1997 en Christie’s

Como explica Consuelo Durán, directora de Durán Arte y Subastas, la ropa vintage vive un boom porque hay mucha más información y conocimiento sobre el tema. En Durán, precisamente, se han llevado a cabo subastas decisivas para la historia de la moda de nuestro país. Como la de 2003 de vestidos de Balenciaga, muchos de los cuales acabaron en el museo del creador en Guernica en 2005. También subastaron la colección de Eloísa Bercero, hija del fundador de Chocolates Elgorriaga y una de las coleccionistas de alta costura más conocidas de nuestro país, que en 2006 se deshizo de vestidos de Dior, Balmain e Yves Saint Laurent. Y han realizado pujas de zapatos de Manolo Blahnik.

En las subastas hay expertos que valoran cada detalle para fijar la horquilla de precios

La ropa de diseñador de segunda mano se ha convertido en el motor de un sector que mueve miles de millones de euros al año y del que también se han contagiado las subastas. Supone entre el uno y el dos por ciento de las ventas totales del mercado del lujo tradicional, con piezas de inversión casi más seguras que el oro. ¿Un ejemplo? Los bolsos Birkin, de Hermès, han multiplicado su valor por 500 en los últimos 35 años. Y siguen subiendo. De hecho, recientemente se han convertido en los principales protagonistas de subastas en casas legendarias como Sotheby’s y Christie’s.

La autenticidad de las piezas está garantizada porque las casas de subastas se juegan su reputación

«Es claramente un mercado en alza», asegura la presidenta de Christie’s España. ¿La prueba? «En los primeros seis meses de 2017 superamos la marca de los 10 millones de dólares conseguidos solo en subastas de bolsos», apunta. Esta mítica casa británica, que acaba de cumplir 250 años, vendió el primero en 1978. Y, como no podía ser de otra manera, «se trataba de un Chanel de la colección particular de la propia Coco que ahora pertenece al Museo Smithsonian», nos cuenta Rachel Koffsky, su experta en accesorios. Desde los años setenta, Christie’s ha ofrecido bolsos dentro de otras subastas. «Pero empezaron a venderse en subastas on-line en 2012 y consiguieron una división propia en 2014», añade Koffsky. «De hecho, Christie’s solo vende ropa y vestidos de lujo y alta costura -apunta González de Gregorio- dentro de pujas de patrimonios de personajes públicos como Audrey Hepburn o Jackie Kennedy».

Los bolsos birkin, de hermès, se han convertido en los principales protagonistas de pujas en casas legendarias

Pero no solo de bolsos vive la enamorada de la moda. Muchos de esos vestidos de alta costura señalados como vintage y que famosas como Cate Blanchett o Sienna Miller lucen en las alfombras rojas también proceden de subastas. Los consiguen estilistas como Kate Young y Micaela Erlanger. O la desaparecida y llorada Annabel Tollman, amiga personal de Scarlett Johansson y una de las pioneras del vintage de los photocalls y en las subastas de Internet.

Razones para comprar en una subasta

Además de una de las experiencias más curiosas y emocionantes que se puede vivir en el mundo de las compras, las subastas de moda son sin duda una forma única de adquirir piezas difíciles de encontrar en el mercado tradicional. Y todos los expertos con los que hemos hablado coinciden en lo mismo: hay que perderles el miedo. Te damos todas las razones.

Los precios de salida de las prendas pueden ser hasta un 50 por ciento más bajos que en tiendas

  • Su funcionamiento es muy sencillo. Para inscribirte como pujador, solo necesitas tu DNI (en Christie’s también te piden datos de contacto y referencias bancarias).
  • Los precios son mucho más bajos que en las tiendas. «El mayor beneficio es que puedes tener la seguridad de que pagas el precio de mercado. Cuando te llevas una puja, solo estás pagando el incremento sobre lo que otro pujador estaba dispuesto a pagar. En una tienda o en un anticuario los precios son arbitrarios o incluso pueden estar inflados», explica Rachel Koffsky, de Christie’s. «Además, los de salida pueden ser hasta un 40 y un 50 por ciento más baratos que sus precios que marcan las etiquetas», añade la directora de Durán Arte y Subastas.
  • Tienes más posibilidades de conseguir el mejor. Las piezas se dividen en lotes y son los expertos los que ponen los precios. «Establecen dos estimaciones. la más baja y la más alta. Tienes una horquilla entre ambas y un precio de reserva pactado con el cliente. Por debajo de ese precio no se puede vender, pero normalmente es ligeramente menor que la tasación más baja», añade Pilar González de Gregorio. Resumiendo. si nadie más que tú puja por un artículo, te lo llevas por el precio más bajo.
  • La autenticidad de la pieza está garantizada. Además de la posibilidad de conseguir muy buen precio por un artículo único, tienes la certeza absoluta de que lo que compras es auténtico. Para empezar, porque está en juego la reputación de las propias casas de subastas. Para seguir, porque sus expertos tienen una altísima cualificación para determinar la verificación de los artículos. «Si hay dudas, pedimos la colaboración de los especialistas de las firmas de las que proceden, como Hermès, Loewe o Chanel -añade Consuelo Durán-. Aunque este tipo de piezas de diseñador de alta costura pertenecen a colecciones privadas conocidas que aportan la procedencia de la mayor parte de los artículos».
  • Puedes hacerlo en vivo, por Internet o por teléfono. En este último caso, un empleado de la casa de subastas va levantando la pala por ti, siempre según tus indicaciones. Y, por último, puedes hacer una puja por escrito. «Te presentas antes del día de subasta y dejas fijada una cantidad máxima para el lote que deseas. El día de la celebración se tiene en cuenta como una puja más. Y si no hay nadie que la supere, o si se queda por debajo, te lo llevas tú al precio mínimo», explica Consuelo Durán.

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