¿Como organiza Europa el territorio que compartimos?

Cuando las cosas parecen cómodas, no las cuestionamos. Quiero hablar de la manera en que la Unión Europea (UE) dibuja el espacio europeo. Entre 2000 y 2013, los fondos de la política de cohesión de la UE destinados a carreteras repartieron 65.000 millones, de los cuales España recibió 8558. ¿Quién no recuerda aquel deslumbrante desfile de nuevas vías de gran capacidad? Las autopistas aportaron, sin duda, calidad y redujeron la duración de nuestros trayectos; pero, pasado el primer entusiasmo, deberíamos preguntar de qué manera la UE analiza su espacio geográfico. Los resultados ponen de manifiesto una visión mucho más política que científica. El énfasis dado a las políticas de innovación y desarrollos tecnológicos nos lleva a prescindir de ciencias como la geografía, que no innovan necesariamente, pero que estructuran nuestras vidas.

Las sociedades organizan el espacio geográfico para valorar y explotar sus recursos. Cuando esta acción es consciente, se habla de ordenación del territorio. Este puede ordenarse en torno a sistemas naturales, a recursos, a carencias específicas, o puede hacerlo en torno a ideologías o ideales desvinculados del espacio natural -el trazado cuadricular de diez por diez que los revolucionarios galos dibujaron para igualar el territorio de la República Francesa es un ejemplo-. La UE y su voluntad de organizarse en torno a enlaces viales veloces puede ser otro ejemplo. Otras veces puede que no haya ningún propósito de nada. Hubo países africanos en los que solo las cebras eran el único medio cercano, pero muy lejano, al transporte organizado; sin transporte, no hubo comercio; sin comercio, no hubo industria; y sin industria, no hubo progreso.

Los puentes en los billetes del euro enlazan diferentes puntos y capitales histórica y lingüísticamente desvinculadas. Pero un geógrafo preguntaría. ¿qué modelo espacial quiere construir Europa? ¿Y en qué momento Europa ha preguntado a los ciudadanos lo que necesitan para configurar la estructura de sus ámbitos territoriales? Los historiadores nos recuerdan que en Roma todas las carreteras eran amplias y directas; se trataba de facilitar la circulación militar. Al caer el Imperio romano occidental, la sociedad medieval se organizó en torno a carreteras lentas y sinuosas, pero con caminos muy transitados, que correspondían a una geografía más espiritual y menos victoriosa. No dejó por ello de ser una sociedad en constante movimiento, con innumerables peregrinos y viajeros.

Cuando examinamos diferentes modelos, el de la UE parece reproducir el modelo romano; es decir, una organización espacial basada en redes viales de la alta velocidad. Se ha elegido este modelo sin estudiar el tema y, sobre todo, sin considerar ni sopesar lo que descartábamos. La organización espacial actual no sería el producto de una historia vivida y de necesidades expresadas por los ciudadanos, sino el producto de unas decisiones tomadas e implementadas en tan solo diez años. La organización espacial de la UE corresponde a su voluntad política, pero no corresponde a lo que necesitan los ciudadanos.

Europa ha fomentado las autopistas de peaje y los trenes de alta velocidad para enlazar su red de capitales, cuando lo que el ciudadano necesita tal vez sean líneas de cercanías. Hemos multiplicado las infraestructuras sin garantizar la movilidad ni un acceso igualitario a las redes viarias de alta capacidad para todos los europeos. Para el ciudadano de la Europa del Sur que paga sus autopistas, la movilidad es muy costosa; mientras que para el ciudadano de la Europa del Norte que no paga peaje en Alemania o que paga un precio muy reducido con abono anual en Austria, Eslovenia y Hungría -añadamos Suiza-, la movilidad está garantizada. Quizá esta falta de consideración por el espacio de vida comunitaria lleve cada día a más votantes a exigir una reconfiguración de ese gran espacio. Puede que cada uno exija más independencia. El espacio modifica nuestras representaciones y nuestros vínculos individuales y sociales. El espacio dibuja una sociedad, la representa, la modifica. Ninguna configuración espacial es neutral.

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