De este pequeño país salen más jóvenes yihadistas que de cualquier otro lugar de la Unión Europea. ¿Qué está pasando en Bélgica? Por Carlos Manuel Sánchez

De la rotonda Schuman, en el barrio europeo de Bruselas, al distrito de Molenbeek hay 15 minutos de autobús o 7 paradas de metro, pero es mejor ir caminando para hacerse una idea de la gran paradoja que anida en el corazón de la Unión Europea.

Por el camino se cruzará con gente trajeada entrando y saliendo de edificios de acero y cristal ultravigilados y rodeados de zonas verdes; funcionarios de la Comisión y el Parlamento europeos; periodistas, asesores, lobistas Nada más cruzar el canal, sin embargo, se sentirá como en Marruecos. Ha llegado a Molenbeek, un barrio de inmigrantes norteafricanos.

La primera generación llegó en los sesenta para trabajar en el acero. Las fábricas cerraron y hoy son pensionistas, pero sus nietos están desempleados (el 45 por ciento de los jóvenes del barrio). Algunos se han ido a Siria e Irak. Es el patio trasero del yihadismo, la cantera europea del Estado Islámico. No en vano el distrito fue tomado en enero por las fuerzas de seguridad durante las redadas que frustraron un atentado al estilo Charlie Hebdo y que se saldaron con dos terroristas abatidos en un tiroteo.

Sorprende que la pequeña Bélgica lidere el ranking de combatientes radicales de Europa Occidental: en 2015 había 40 yihadistas por millón de habitantes, 440 en total. Según datos de un informe del Centro Internacional de Estudios para la Radicalización (ICSR por sus siglas en inglés) publicado ese año, después de Bélgica iba Dinamarca (27 per cápita), Suecia (19), Francia (18), Austria (17), Holanda (14,5), Noruega (12) y el Reino Unido (9,5). España no llegaba al 2 per cápita (unos 70).

Se calculó que el 10 por ciento de los belgas que han combatido en Siria e Irak tenían vínculos con este grupo ya desarticulado. Se trata del primer macroproceso contra el yihadismo en la UE. De los 46 imputados, 37 se hallan en paradero desconocido. El líder era el jeque Fouad Belkacem, que lanzaba proclamas en YouTube y amenazó con volar el Atomium de Bruselas. Con estilo provocador, en sus webs exigía al rey y al Parlamento belgas que se convirtiesen al islam, mientras aseguraba que la sharia (ley coránica) es el mejor sistema legal. Aunque el grupo está disuelto, su inercia no se ha frenado y han surgido plataformas similares.

Belkacem usaba las redes sociales para pintar una imagen idílica del Estado Islámico: villas con piscina para los yihadistas, zumo de frutas para desayunar Casi unas vacaciones pagadas. O una luna de miel, pues se conciertan matrimonios por Internet. Nada que ver con el escenario que dibujan las cifras de la guerra civil en Siria. En el califato del Estado Islámico, de hecho, las decapitaciones, el exterminio de las minorías religiosas, la ablación, los secuestros, las violaciones y los asesinatos son moneda corriente. Pero esta publicidad engañosa no puede explicar por sí sola el fenómeno. También hay un consumidor muy dispuesto a tragarse el anzuelo.

Para Montasser Aldeemeh, investigador de la radicalización de la Universidad de Amberes que se infiltró entre los yihadistas y viajó a Siria, la razón de todo es el fracaso de la integración. El 6 por ciento de los belgas, 600.000, son musulmanes; la mayoría, de origen marroquí. Y el 80 por ciento de los extremistas son originarios de Marruecos de segunda o tercera generación. Una minoría se ha sometido a lo que los expertos denominan proceso de reislamización, una conversión a las tendencias radicales, ajeno a sus propias familias, para las que se convierten en unos extraños. Estos jóvenes sienten que no están representados por la política belga. No votan analiza Montasser Aldeemeh. Pero no existe un perfil único. Influye el paro, una infancia difícil, el ansia de aventura…

El mensaje del Estado Islámico les resulta atractivo porque les da una identidad. Ya no se sienten belgas o marroquíes. No se sienten parte de esas sociedades. Imagine la situación: dos de tus amigos se han ido a Siria. Tú estás en contacto con ellos por Facebook y te dicen que allí tienen unos ríos muy bonitos y Kalashnikovs; que en Siria serías alguien y que en Bélgica no eres nadie. Contactando a musulmanes que se sienten igual que ellos tratan de satisfacer la necesidad de reconocimiento.

Maldeemeh y otros investigadores como Christiane Timmerman y Noel Clycq también detectan un problema con los imanes. Vienen del extranjero. No hablan francés ni neerlandés. No conocen cómo viven los jóvenes en un país occidental. El Gobierno debe exigirles que conozcan la cultura del país al que han llegado .Muchos de los radicales tienen antecedentes por delitos comunes. En las cárceles belgas hay 5000 musulmanes, el 45 por ciento de la población carcelaria. Para Gilles de Kerchove, coordinador antiterrorista de la UE, el campo de batalla está sobre todo en las redes sociales. Por eso ha pedido la colaboración de los operadores de Internet y el refuerzo de las fronteras exteriores del área Schengen y las bases de datos para controlar a los viajeros. El sociólogo de las religiones Felice Dassetto, profesor de la Universidad Católica de Lovaina, pronostica que la mitad de la población de Bruselas será musulmana en 2030. El instituto de estadística ya señaló en 2010 que allí el nombre más popular atribuido a los bebés era Mohamed.

Según Dassetto, entre los inmigrantes hay muchos indiferentes a la religión, pero hay otros que mantienen vínculos muy rígidos con las creencias de sus países de origen. Los líderes de la comunidad musulmana, por su parte, apuntan al peligro de la estigmatización que, a su vez, retroalimenta a los radicales y los carga falsamente de razones. Mohamed Achaibi, un portavoz, señala que estos jóvenes se sienten rechazados porque visten según el código islámico; o los miran mal por dejarse barba o porque pretenden rezar cinco veces al día en el trabajo.Pero los que traen de cabeza a las fuerzas de seguridad no son los que se van para vivir según las normas coránicas, sino los que vuelven.

Existe, además, una comunidad judía muy importante que ya ha sufrido atentados. Un rabino, Menachem Margolin, reconoce. Los judíos tienen miedo de ir a la sinagoga, al colegio e incluso al supermercado. Yo tengo mucho cuidado por la calle, sobre todo si voy acompañado de mis hijos. El miedo conduce a la islamofobia en un país muy fracturado entre flamencos y valones cuyos musulmanes son francoparlantes de las antiguas colonias galas, lo que irrita a los flamencos y desestabiliza aún más el precario equilibrio nacional.

Nadie sabe bien por qué regresan los yihadistas reflexiona Aldeemeh. Creo que una mayoría quiere reintegrarse, pero no es fácil. Muchos padres les piden a sus hijos que vuelvan, pero se arriesgan a pasar varios años en prisión. Además, añade, un atentado lo puede cometer cualquiera que simpatice con el Estado Islámico sin haber estado en Siria.Con algunos retornados, el Gobierno belga ha sido pionero en realizar programas de ‘desrradicalización’, financiados por la UE. Se los detiene, se los interroga, se comprueba que quieren reinsertarse y, a veces, se les da esa oportunidad.

Una estrategia de reinserción que despierta muchos recelos. Si regresan a nuestro país, no pelearán la yihad en Siria, sino en suelo europeo, advierte el senador Filip Dewinter. ¿Para combatir al califato renunciará la Unión Europea a algunos de sus principios y libertades?

MONTASSER ALDEEMEH 

«No es frecuente que los europeos entren en combate»

Investigador belga de origen palestino, Aldeemeh estudia la radicalización del islamismo. Para su doctorado se infiltró entre yihadistas europeos en Siria. Allí vio el califato de primera mano.

XL. ¿Cómo se le ocurrió infiltrarse?

M.A. Cuando empecé mi tesis sobre los europeos que se van a Siria, sentía que me faltaban muchas cosas. Todos los días vemos noticias, ¿pero quién ha estado con ellos? Así que contacté con yihadistas belgas.

XL. ¿Cómo?

M.A. Por Facebook. Me presenté como estudiante y me fui ganando su confianza. Un día les pregunté si podíamos vernos. Pasó un mes hasta que un emir del Frente Al Nusra (Al Qaeda en Siria) dio el consentimiento.

XL. ¿No pensaron que era un espía?

M.A. No. Revisaron mi trabajo en Internet, leyeron mis artículos En Siria, de hecho, fui secuestrado unas horas por un grupo. Vieron la carta que me había dado uno de los líderes de Al Nusra y me soltaron.

XL. ¿Pasó muchos controles policiales?

M.A. Fue fácil entrar. Cruzas la frontera solo con pagarle 50 dólares a un soldado turco.

XL. ¿Y qué hizo allí?

M.A. Entrevisté a yihadistas. Conocí a unos 40 europeos. de Holanda, Bélgica, el Reino Unido, Francia

XL. ¿Se lo dijo a su familia?

M.A. Si mi madre se pone a llorar, no me voy. Se lo conté a un amigo. Me dijo que estaba loco.

XL. ¿Cuál es el perfil de los jóvenes con los que se encontró?

M.A. No son niños. Hay algunos de 19 años, pero la mayoría son veinteañeros y treintañeros. Y no todos estaban en paro. Hay que enviarles un mensaje claro: deben saber lo que los espera al volver. Pero, en paralelo, debemos estar abiertos al diálogo.

XL. ¿Cómo vivían allí?

M.A. La mayoría de los belgas están casados. Sus mujeres van a reunirse con ellos o han concertado un matrimonio por Internet. Hablaban de política, hacían deporte, jugaban con los niño.s Poco después de irme, la villa donde estuve fue bombardeada.

XL. ¿De dónde sacan el dinero?

M.A. Iban a gastos pagados. Tienen coches a su disposición, gasolina, comida y alojamiento gratis.

XL. ¿Pero combatían?

M.A. Hacen de guardia fronteriza del califato. Es infrecuente que los europeos entren en acción.

XL. Ahora que ha vuelto, ¿teme represalias?

M.A. Seguro que a los que conocí no les gustan mis opiniones, pero no tengo miedo.

XL. Alerta del riesgo de los retornados

M.A. Forma parte de su estrategia que lobos solitarios golpeen ciudades occidentales. Quieren extender la guerra, crear miedo y que reaccionemos enviando tropas allí.Creen que Occidente será derrotado en Dabiq (norte de Siria), porque así fue profetizado.

XL. Ha creado una oficina para la paz

M.A. Soy investigador, pero muchos padres de yihadistas me cuentan sus problemas y trato de ayudarlos. Hablo con jóvenes e intento canalizar sus frustraciones. Doy seminarios en escuelas y universidades y recomendaciones a la Policía y los políticos.

XL. ¿Ser de origen palestino ha influido en sus elecciones?

M.A. Nací en un campo de refugiados, y a los dos años mi familia emigró a Bélgica. Conozco la injusticia, pero lucho contra la polarización y los conflictos. Todos somos hermanos. He visitado campos de concentración, sé algo de hebreo, he estudiado su historia.

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