Es uno de los climatólogos más importantes del mundo. Conoció al Papa Francisco en un ‘parking’ y logró convencerlo. la temperatura del planeta subirá dos grados en solo 35 años. Y los pobres sufrirán las terribles consecuencias. ¡Hay que hacer algo! Hablamos con él.

Cuando llegué a Estados Unidos, no quería ser científico. Solo me entusiasmaba el estilo de vida americano y, sobre todo, tener un coche, un Impala. Cuando era joven, era demasiado pobre para comprármelo y, para cuando tuve dinero, el cambio climático convirtió el Impala en un imposible para mí.

A veces me entristece no haber tenido ese coche, pero si lo hubiera tenido no me hubieran dado este premio…», reflexiona el profesor Veerabhadran Ramanathan, sentado en su despacho de la Scripps Institution of Oceanography, de la Universidad de California San Diego. El premio del que habla es el Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en la categoría de Cambio Climático. Lo ha recibido por descubrir que hay otros gases y contaminantes que provocan el cambio climático, aparte del CO2. De hecho, estos gases, llamados ‘traza’, son según sus investigaciones responsables del 45 por ciento del efecto invernadero atribuible a la acción del hombre. Desde 2004, Ramanathan es, además, miembro de la Academia Pontificia de las Ciencias y asesor de líderes religiosos como el Papa Francisco o el Dalai Lama. Y es que su objetivo es iniciar una revolución contra el cambio climático con los líderes espirituales a la cabeza.

XLSemanal. En 1975, usted estableció que el CO2 no era el único gas con efecto invernadero. Trabajar en una fábrica de refrigeradores le dio la primera pista, ¿no es así?
Veerabhadran Ramanathan. Sí… Mi labor en la empresa era prevenir que los gases CFC (clorofluorocarbonos) se escaparan. Luego, ya en Estados Unidos y mientras trabajaba en la NASA, leí un artículo que demostraba que los CFC se acumulaban en la atmósfera. ¡Conocía los CFC y había estudiado mecánica cuántica! Lo puse todo junto y descubrí su potente efecto invernadero.

XL. Vamos, que fue una carambola…
V.R. Sí, pero era joven y no pensé. «Dios mío, ¡esto quiere decir que el planeta se está calentando!». Entonces era un tipo indio desconocido y me dije. «¡Este artículo me va a hacer famoso!» [se ríe]. Pero debería haberme deprimido…

XL. ¿Qué efecto tienen los CFC sobre la atmósfera?
V.R. Una tonelada de CFC tiene el mismo efecto que 10.000 toneladas de CO2. Es decir, son 10.000 veces más potentes.

XL. Qué barbaridad.
V.R. El problema es que ya estamos produciendo suficientes gases contaminantes como para que la temperatura suba dos grados. Ocurrirá en 35 años.

XL. ¿Cómo es ese mundo con dos grados más?
V.R. En el pasado ha habido momentos en los que, probablemente, hemos estado por encima de un grado, pero jamás hemos alcanzado los dos grados. Será un planeta que ningún ecosistema o ser vivo ha visto jamás en el último millón de años. Un planeta totalmente nuevo.

XL. Y poco acogedor, supongo…
V.R. Claro. Como ahora está ocurriendo en California, muchas áreas se secarían. Habría grandes incendios y se perderían cantidades masivas de vegetación. También provocaría grandes tormentas e inundaciones. Y eso daría lugar a muchas enfermedades. ¡Una gran catástrofe sanitaria! Y luego están los 3000 millones de personas más pobres…

XL. Como siempre, los más perjudicados.
V.R. Exacto. El 60 por ciento de las emisiones se produce en los países ricos. Cuando suba la temperatura, nosotros pondremos el aire acondicionado, pero ¿adónde irán esos 3000 millones? Y lo más grave. ellos casi no han participado en esas emisiones.

XL. ¿Qué pasará con ellos?
V.R. La mayoría son granjeros que viven de la agricultura de subsistencia. Una sequía de cuatro años acabaría con ellos. Los hombres se irían a las ciudades; las mujeres y las niñas se convertirían en carne del tráfico de personas… Es un problema moral.

XL. ¿Cómo valora entonces el acuerdo de París?
V.R. Es muy importante que todas las naciones del mundo lo hayan firmado. Pero pocos países entienden la urgencia.

XL. ¿Y por qué?
V.R. Yo le echo la culpa a la comunidad científica. Porque se habla del CO2 y de 2100. ¡Pero está a la vuelta de la esquina! Además, me preocupa que se diga que podemos lidiar con los dos grados. ¿Qué pasa con los 3000 millones? Ellos no pueden hacerle frente. Serán aniquilados.

XL. ¿Y qué les diría a los escépticos?
V.R. En 20 años, la temperatura habrá subido 1,5 grados. Para entonces, los efectos serán tan grandes que no habrá un solo escéptico. Pero me preocupa que lleguemos tarde. En Estados Unidos, 140 millones de personas, el 40 por ciento de la población, no se toman en serio el cambio climático. Y hay que explicárselo.

XL. ¿Y cómo lo hacemos?
V.R. Necesitamos buenos líderes. Hay que trabajar con las religiones. Cuando se habla de proteger el medioambiente utilizando el lenguaje católico, proteger la creación, todo el mundo está de acuerdo. Incluso si le preguntas a Donald Trump si quiere destruir la naturaleza te dirá que no. Se hacen muchas campañas contra el cáncer de mama y necesitamos empezar a hacer lo mismo con el cáncer climático. Además, hay que predicar con el ejemplo.

XL. ¿A qué se refiere?
V.R. Si eres un profesor con un buen sueldo como yo, pon paneles solares en casa. Son muy rentables. Si eres estudiante, utiliza el transporte público. Y compra productos locales. Para que tú te comas un plátano de Argentina, tiene que viajar 16.000 kilómetros. Y, por último, no tires comida. En Estados Unidos, el 40 por ciento de los alimentos va a la basura.

XL. Usted forma parte de la Academia Pontificia de las Ciencias. ¿Qué hace diferente a este Papa de sus antecesores?
V.R. Tras la Segunda Guerra Mundial hubo grandes líderes como Gandhi o Martin Luther King, pero desde entonces había un vacío… Y el Papa Francisco lo ha llenado. Va más allá del catolicismo. él habla para los pobres del mundo y habla del medioambiente. Hay un pasaje precioso en su encíclica que dice. «El llanto de la naturaleza está ligado al llanto de los pobres». Y así es. Para mí es el salvador del medioambiente.

XL. Creo que tuvo que hablarle sobre el cambio climático en un parking…
V.R. Yo había hablado tanto con Juan Pablo II como con el Papa Benedicto en algunos de los salones más impresionantes del Vaticano. Esta vez estaba sentado fuera de la basílica de San Pedro, junto a la residencia en la que solemos alojarnos y donde vive el Papa. De pronto llegó un coche pequeño y el Papa Francisco salió de él.

XL. ¿Y qué pasó?
V.R. Me dijeron que tenía dos minutos para hablar con él sobre el cambio climático. Me puse muy nervioso…

XL. No me extraña.
V.R. Le dije que el cambio climático es un asunto muy grave, que la mayoría de la polución proviene de los mil millones de personas más ricas del planeta y que los tres mil millones más pobres sufrirán las peores consecuencias y perecerán.

XL. ¿Y qué le contestó?
V.R. Me preguntó qué podía hacer. Yo le dije que en sus discursos podía pedir a sus fieles que fueran mejores servidores del planeta. Necesitamos una revolución. Y los líderes religiosos como él son fundamentales.

XL. Choca oír hablar a un científico de religión.
V.R. Yo no soy religioso, sino espiritual. creo que existe un poder superior que nos une a todos. Y es cierto que ciencia y religión nunca se han entendido. Mira qué pasó con Galileo… Pero eso no se aplica al medioambiente. Todos queremos lo mismo. El papel de los científicos como yo es hablar con los líderes religiosos sobre la urgencia del problema. Ellos saben que es un problema moral y nosotros les damos el contexto científico que los empodera para hablar de ello con más audacia.

XL. Por cierto, ¿qué pasa con los ateos y los agnósticos?
V.R. Los ateos no me preocupan. Aún no he encontrado uno solo que no crea en el cambio climático.


 

EL SALVADOR 
«Tras Gandhi o Martin Luther King había un vacío… Y el Papa Francisco lo ha llenado dice Ramanathan . Va más allá del catolicismo. Hay un pasaje precioso en su encíclica que dice. ‘El llanto de la naturaleza está ligado al llanto de los pobres’. Y así es. Para mí es el salvador del medioambiente».

IMPLICAR A LAS RELIGIONES
La lucha contra el cambio climático precisa, cree Ramanathan, de la implicación de los líderes religiosos, como el Papa o el Dalai Lama. Bajo estas líneas, el científico en 1975, cuando trabajaba en la NASA.


 

¿Qué está haciendo para arreglarlo?

Convertir a las mujeres más pobres del planeta en guereras climáticas.

Hace una década, Ramanathan sufrió una pequeña crisis vital. «Cuando cumplí 60 años, estaba deprimido… Solo podía pensar. ‘Todo este trabajo es inútil’. Durante una charla a unos estudiantes, una niña de Etiopía me preguntó. ‘Nos ha hecho llorar con lo que ha contado. Pero ¿qué está haciendo para arreglarlo?’. Y no pude decirle nada… Entonces entendí que tenía que hacer algo. Volví a San Diego, dejé mi coche y empecé a utilizar el autobús».

Más tarde puso en marcha Project Surya. «Encontramos grandes nubes de contaminación en la India y nos dimos cuenta de que uno de los motivos era que las mujeres cocinaban con carbón y leña. No podían permitirse otras cocinas. Ahora, gracias a nuestro proyecto, cuando una mujer quiere una ‘cocina limpia’ se apunta al programa, pide un crédito al banco y recibe una subvención. Estamos convirtiendo a las mujeres más pobres del planeta en guerreras climáticas».

«Ahora siento que hago todo lo que está en mi mano. Aún me preocupa el futuro, pero ya no estoy deprimido»..

 

Ixone Díaz Iandaluce
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