Reina del teatro español desde hace décadas, Espert recibe, a sus 81 años, el último gran reconocimiento que le faltaba. Una gran ocasión para que nos cuente emocionantes pasajes de su vida. Por Virgina Drake 

A los 13 años, sus padres la acompañaron a una prueba de teatro. «Esta niña tiene los cojones de un toro», dijo entonces Josep Maria de Sagarra al verla. Núria Espert ya destilaba vis dramática por los cuatro costados. Varias decenas de premios, medallas y años después -ahora tiene 81-, la actriz recoge el próximo viernes en Oviedo el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2016.

Contenta y gratificada, Núria recibe a XLSemanal en su casa de Madrid con la amabilidad de los muy grandes, quitándose importancia y agradeciendo la visita.

XLSemanal. Josep Maria de Sagarra pronunció aquella frase en catalán, que suena más suave.

Núria Espert. Esa frase de «la nena y los collons» me ha perseguido, en el buen sentido de la palabra, toda la vida. Cada vez que he hecho algo un poco arriesgado decían que se confirmaba aquella predicción.

XL. ¿Se reconoce una mujer brava?

N.E. No me siento una persona valiente, pero la naturaleza me pide siempre echarme para delante y asumir riesgos.

XL. ¿Es monárquica?

N.E. No, pero respeto mucho al Rey Juan Carlos y, sobre todo, a la Reina Sofía. Siento por ella un enorme respeto y algo que se parece mucho a una amistad que no existe: le tengo gran afecto, tiene una cabeza magnífica.

XL. ¿Ha tenido trato con el Rey Felipe?

N.E. Sí, desde pequeño, y le tengo una gran simpatía por detalles personales.

XL. ¿Por ejemplo?

N.E. Recuerdo una ocasión en la que se cruzó conmigo justo cuando me disponía a marcharme a un ensayo, antes de que se acabara el banquete. Me preguntó si ya me iba y si había traído coche para acompañarme hasta él y, cuando le dije que iba a pedir un taxi, me acompañó a la salida y lo pidió para mí.

XL. El año pasado se convirtió en octogenaria. Viéndola derrochar fuerza en el escenario, no hay quien se lo crea.

N.E. Yo, desde luego, no me lo creo, porque los 80 son muy diferentes de lo que yo temía. No se parecen en nada. Tengo amigas de mi misma edad y están fenomenales. Ahora han cambiado los trazos y, al alargarse la vida, los adolescentes tienen 35 años, los jóvenes tienen 50, los maduros son los que están entre los 60 y los 70 y los muy maduros tenemos 80 -se ríe-.

XL. Todos identificamos a Núria Espert con una carrera teatral muy larga y muy seria. ¿Ha sido así?

N.E. Yo he hecho tonterías, como todo el mundo, lo que pasa es que o no se han conocido o me las han perdonado. Profesionalmente, ha habido fracasos y nos hemos equivocado muchas veces; pero me han perdonado todos los errores que he cometido.

XL. Con 13 años empezó a trabajar casi a la fuerza y lo pasó mal. Era tímida y no le interesaba nada el teatro.

N.E. En casa hacía falta dinero. Además, la relación de mis padres no era buena.

«¿Enamorarme? Como voy a meter a un señor en mi casa y compartir baño. Eso ocurre si te vuelves loca por alguien, y para eso me tendría que pasar un camión por encima»

XL. ¿Sus padres no se separaron?

N.E. Se separaron para siempre, pero no había dinero para irse y vivíamos todos en la misma casa. Aun así, nunca oí una pelea ni una voz ni un taco ni nada.

XL. Su padre murió pronto, a los 50 años.

N.E. Sí, tuvo un problema de pulmón por fumar, ese fue el diagnóstico.

XL. Y, desde entonces, su casa se convirtió en un matriarcado total: su madre, sus hijas, su nieta… y Armando, su marido.

N.E. Éramos muchas mujeres rodeando al pobre Armando, sí [se ríe]. Todos sus amigos decían. «¡Pobre Armando, con tanta mujer en casa!». Y es posible que en casa lo agobiáramos un poco.

XL. Se casó con 19 años. ¿Armando fue su gran amor?

N.E. Fue la persona. Fue el compañero que dejó sus sueños de dirigir y escribir para convertirse en un gran hombre de teatro -que no lo era-, para que pudiera cumplir mis sueños. Sus palabras eran. «Todo esto que tú sueñas no te va a venir a buscar, tendremos que salir nosotros a buscarlo». Y salió y fundó nuestra compañía de teatro.

XL. En 1994 murió.

N.E. Sí, entonces pensé que todo había terminado. No podía imaginar que podía seguir en ese nivel. Habíamos hecho Yerma, Las criadas, Doña Rosita la soltera, Medea… Y habíamos recorrido el mundo entero. Estaba convencida de que había bajado diez peldaños.

XL. Unos años antes de la muerte de Armando tuvo una depresión muy grande que la paralizó.

N.E. Aquella depresión fue bastante inexplicable porque se dio en un momento triunfal para mí. Vivía en Londres, donde había puesto en marcha La casa de Bernarda Alba, interpretada por Glenda Jackson; dirigía una ópera tras otra en el Covent Garden…

XL. De hecho la llamaban The Lady of Covent Garden.

N.E. Es cierto, tenía mucho éxito. Pero una mañana no pude levantarme de la cama, estaba rígida, como tetrapléjica. Logré con mucho esfuerzo arrastrarme hasta el sofá y me puse de rodillas en el suelo hasta que llegó un asistente y me ayudó a moverme.

XL. Pero consiguió estrenar Rigoletto y que fuera un éxito. Luego regresó a Madrid y estuvo tres meses sin salir de su habitación.

N.E. Armando sostenía que estaba cansada y yo también; pero mi hija dijo que eso era depresión. Yo quería estar siempre a oscuras en mi cuarto, sin libros ni televisión ni familia. No quería que nadie entrase en mi cuarto. ni Armando, ni siquiera mi nieta Bárbara. Me había convertido en otra persona, me volví un zombi. Lo superé cuando me trataron con pastillas.

XL. Y nunca más, gracias a Dios.

N.E. Nunca más. Todo el mundo estuvo muy pendiente de mí cuando murió Armando para que no volviera a caer. Entonces fui a ver a un psiquiatra que me dijo. «Tú estás triste porque se te ha muerto el marido, no te hagas líos». Como nunca supe cuál fue el motivo real de mi depresión, se lo pregunté al psiquiatra y me dijo. «Deja de buscar el motivo. Está en un cajón cerrado que no hay que abrir nunca, porque está lleno de cucarachas».

XL. Ha reconocido muchas veces que en Londres se sentía muy sola. ¿Por qué no regresó a España?

N.E. Estaba muy sola, es verdad; pero el éxito me hacía seguir allí.

XL. En aquella época nació la amistad entre Glenda Jackson y usted.

N.E. Ahora somos amigas y comemos juntas con frecuencia. Nos hicimos amigas, pese al carácter difícil de Glenda en el trabajo. Sin embargo, los fines de semana todo cambiaba. me iba a comer a su casa, ella cocinaba y yo lavaba los platos. Entonces, yo siempre pensaba. «Mañana todo va a ir mejor». Pues no. el cariño con el que me recibía en su casa no se mantenía después en el trabajo.

XL. ¿El lunes volvía a ser distante?

N.E. Podía ser muy desagradable. Ella mantenía que al trabajo no se va a hacer amigos y a mí aquello me causaba cierta impresión, porque yo al trabajo también voy a hacer amigos. No es que sea necesario, pero es muy agradable trabajar con buen ambiente y con gente que te aprecia y que tú aprecias. Yo he hecho relaciones en el trabajo que han durado toda la vida; relaciones muy fuertes con decenas de compañeros.

XL. Desde hace años vive más en Londres que aquí. ¿Qué hubo detrás del brexit?

N.E. Una campaña tremenda en contra de la inmigración. fue espantosa. Utilizaban carteles con fotos de cientos de refugiados haciendo colas, fotos de niños desarrapados y debajo ponían. «Di no». Me quedé horrorizada, aquel país no podía ser la Inglaterra en la que yo vivía. Parecía el país más atrasado del mundo y más egoísta. Estamos hablando de un lugar donde yo he conocido a la gente más preciosa, culta y maravillosa de mi vida.

XL. ¿Más allá de los conservadores y laboristas, hay dos Inglaterras?

N.E. Eso, segurísimo. Inglaterra ahora se divide en clasistas y xenófobos, por un lado, y gente normal, conservadora o progresista, por el otro. A mí se me caía la cara de vergüenza al leer los mensajes xenófobos a favor del brexit.

XL. ¿Imaginó que podía triunfar el brexit?

N.E. No lo vimos venir. Mis amigos ingleses no sabían que esta gente existía, nadie estaba asustado con el brexit. Ahora están absolutamente desolados.

XL. Tampoco en España tenemos un panorama idílico.

N.E. Desde luego que no. Lo que está ocurriendo aquí también me parece una auténtica vergüenza. Yo hace tiempo que voto a partidos, no a personas, pero exijo a los políticos que tengan altura de miras.

XL. Nació en Hospitalet de Llobregat y ejerce de catalana…

N.E. Y estoy desolada esperando que esto, que a mí me parece un disparate extraordinario, no prospere y que se quede en un deseo. El problema en Cataluña se autoalimenta para parecer más de lo que es. Estamos viviendo el momento más en contra del resto de España. Parece que se le hayan hecho cosas terroríficas, a pesar de ser la comunidad más rica y más culta. No lo comprendo y espero no vivirlo.

XL. ¿Hay algún político al que le compraría un coche de segunda mano?

N.E. Sí, a Obama. me fío de él.

XL. Hábleme del amor a los 80 años.

N.E. ¿Yo? Pero si llevo una vida de lo más aburrida, totalmente plana. A mí no me va a pasar una experiencia de ese tipo. Tú y yo sentadas, aquí, ahora, cómo vamos a imaginarnos lo que sería meter a un señor nuevo en nuestras casas y compartir los cuartos de baño? [Se ríe]. ¡Es impensable! Eso solo te ocurre si te vuelves loca del todo por alguien; entonces desaparecen los problemas con los calcetines, con el cuarto de baño y con todo lo demás. Pero para eso hace falta que te pase un camión por encima.

XL. ¿No la anima ver a Mario Vargas Llosa más contento que unas castañuelas?

N.E. Yo estoy contentísima y me encanta verlo así. él está enamoradísimo, ella está enamoradísima… Aunque han tenido que hacer daño a la persona que estaba con él; pero, bueno, vete a saber cómo eran sus relaciones. de eso no sabemos nada. Mario ha encontrado una cosa que a su vida tal vez le había faltado… Y la ha encontrado a los 80 y, además, está siendo correspondido. A mí me encanta que florezca el amor a mi alrededor, y el de ellos es un enamoramiento verdadero, como el que tienen los adolescentes, que no les importa nada.

XL. Y de Isabel, ¿qué me dice?

N.E. Es una mujer que a mí me gusta muchísimo. Terenci Moix, que la adoraba, organizó en su casa una cena después de un estreno mío de ópera, y nos juntó a Boyer -que era encantador-, a Isabel, a Armando y a mí. Yo no los conocía a ninguno de los dos y, aunque de Miguel Boyer sí que sabía quién era, de Isabel no sabía absolutamente nada, porque nadie en realidad sabe de ella nada más que la ropa que lleva y lo guapa que está después de haber tenido tantos hijos. Pues bien, me encontré con una mujer que me cautivó, me pareció inteligentísima. La cena fue sencillísima, pero fue una de las cenas más agradables de mi vida.

XL. ¿Por qué?

N.E. En gran parte, por la propia Isabel. Terenci, Boyer y yo éramos muy amantes de Egipto y, en cuanto Terenci sacó el tema, nos enredamos los tres en una conversación. Armando no estaba nada interesado en aquel asunto e Isabel se dio cuenta muy rápidamente y, de inmediato, empezó a hablar con él y le hizo contar mil cosas, cuando lo cierto es que Armando no era, precisamente, un hombre de contar muchas cosas. Isabel me pareció de una enorme delicadeza; que podía ser mucho más de lo que es.


Este Premio significa para mí…

«Solo se lo han dado en una ocasión a un actor, a Vittorio Gassman. En su día, Pilar Miró y yo fuimos miembros del jurado y pelea-mos para que se lo dieran. Fue el primer actor de teatro en recibirlo y yo soy la segunda. Por eso, la ilusión que tengo es aún mayor. Desde luego, no me lo esperaba. El que crea que se merece que le den este premio es que es tonto. El nivel de la gente con la que te mides es tan alto que hace que sea imposible tener esperanzas».

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