Uno de nuestros lectores aventura que lo descubierto en la Federación Española de Fútbol, y que ha llevado a encarcelar a su presidente, no es más que la punta del iceberg de lo mucho turbio, o no irreprochable, que se ha cobijado bajo el manto propicio de la desmedida afición futbolística de los españoles. Ya antes que Villar algún presidente de club accedió a la vida penitenciaria, y las estrellas del deporte emperador de la galaxia (llamarle 'rey' sabe a poco) nos han demostrado que pese a nadar en una opulencia inaccesible al común de los mortales no se distinguen precisamente por ser contribuyentes modélicos. Por no hablar de las deudas con la Seguridad Social, o las recalificaciones afeadas por Bruselas. Lo que ha aflorado, y lo que aflorará, debería ayudarnos a no volver a ser tan memos. LA CARTA DE LA SEMANA
País sin oficios
Observo las cartas de las últimas semanas y veo que un maestro y un enfermero escriben una réplica a todos los estereotipos sobre las dos profesiones de ámbito social más amplio (educación y sanidad). Si a ellas se añadiesen las cartas de los restantes gremios, daríamos una vuelta general por el amor y la implicación que cada uno siente por su trabajo, cuando realiza a lo largo de su vida aquello para lo que sintió un estímulo en su más temprana edad. Me surgen dudas, si cartas con este corte de vivencias y profesionalidad, llegarán en un futuro más o menos próximo. Mi pregunta es: ¿cuántos jóvenes están trabajando en aquello para lo que se han formado y para lo que creían ingenuamente que estaban destinados? Dejo en el aire la pregunta y la reflexión que me hago a mí misma sobre la palabra 'oficio': es una palabra de siempre y con alta enjundia y debe ser transformada en acciones por personas que sintieron la llamada para realizarlas, y no llegar a ellas por la más cruda realidad de que «no hay otra cosa». María Luisa Alonso Alcalá (Zaragoza)Por qué la he premiado... Por la reivindicación de una de las más nobles facetas del ser humano, lo que uno es gracias a lo que hace, con verdadera convicción
A continuación el resto de cartas de la semana.
Conciliación familiar y digitalización
La tan anhelada conciliación familiar es un asunto cada vez más inalcanzable. Ni la digitalización laboral ni el interés empresarial pasan por materializar algo en lo que todo el mundo, públicamente, está conforme, pero que en la intimidad no terminan de ver. Cuando la Revolución Industrial apareció, los modos de producción cambiaron drásticamente al tener que organizar a cientos de trabajadores en grandes fábricas. Unos cambios que supusieron una forma de disciplinar a los obreros mediante una estricta jerarquía de mandos intermedios y una exhaustiva división del trabajo. Los grandes gurús de nuestro tiempo siempre dijeron que la digitalización de la producción acabaría con la jerarquización del trabajo y la rigidez productiva, ofreciendo una flexibilidad al trabajador que le permitiría, no solo jugar al futbolín o practicar yoga, como dicen que hacen los empleados de Google, sino sobre todo facilitar su conciliación familiar. En la práctica, la disciplina laboral de la era industrial que duraba ocho horas diarias ha sido sustituida por una nueva disciplina laboral que carece de límites temporales y jerárquicos al estar permanentemente conectados en un entorno digital que nunca se detiene. Horacio Torvisco, Alcobendas (Madrid)Entiendo la preocupación
Los sindicatos de los Mossos d'Esquadra han expresado su preocupación por el relevo del consejero de Interior, Jordi Jané, y el cese del que era su jefe político, Albert Batlle. Este ha sido cesado porque su voluntad de hacer cumplir la ley en cualquier caso no encaja con el perfil del que ya se conoce como 'Gobierno kamikaze' de Puigdemont. Supongo que a los Mossos les preocupa dejar de ser los agentes de la ley y convertirse en la punta de lanza de la desobediencia al Estado de derecho propugnada por los independentistas. Lo propio de un funcionario, más cuando es un policía, es estar del lado de la normativa vigente. El funcionario sabe bien que fuera de la ley no hay más que desorden, para él y para la sociedad a la que sirve. Por eso, digo, entiendo la preocupación de los Mossos como cuerpo de policía; otra cosa es lo que particularmente piense cada uno. José Morales Martín, Palafrugell (Girona)'Modus vivendi'
El máximo y sempiterno dirigente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), encarcelado por presunto saqueo de las arcas de la entidad que presidía, ha quedado atrapado en la gran telaraña clientelar que tejió durante los 29 años de su mandato. Que el mundo del fútbol estaba corrompido lo sospechábamos todos. Muchos sabían que las ingentes cantidades de dinero que se manejaban -y que algunos se repartían-, tenían una oscura procedencia. Sin embargo, existía un interesado pacto de silencio. Se dice que el fútbol es el opio del pueblo. Y así, narcotizado, se olvida del paro, de la precariedad del empleo, de la irrisoria subida de las pensiones... El fútbol es, en cierto modo, como la música que amansa a las fieras. El analgésico de amplio espectro indicado para calmar la indignación de los ciudadanos. Pero, como todo principio activo sedante, también tiene efectos secundarios. Los encausados, ya multitud, hicieron de la corrupción su seña de identidad, su modus vivendi, su razón de ser. Sospecho, sin embargo, que esto es solo la punta del iceberg. Roberto Núñez Porto, Vilagarcía de Arousa (Pontevedra)Opiniones interesantes
Cada vez se presta menos interés por parte de los medios a la opinión de los lectores. Se constriñen los espacios hasta el nivel de un tuit y solo ocupan el espacio de opinión personas conocidas. Los ciudadanos medios cada día pintamos menos y, por eso mismo, es de agradecer a este XLSemanal que conceda el espacio suficiente para expresar una opinión a lectores que ni somos famosos ni tertulianos ni similar. Y creo que el momento actual necesita saber lo que opina la ciudadanía media, esa que se toma una caña en la barra de un bar o que trabaja duro y ve lo que ocurre de verdad, porque los políticos han perdido el contacto con nosotros. Están a sus cosas y parece que a muchos de ellos no les va lo que ocurre en la sociedad. Vivimos un tiempo de olvido porque quizá ellos no saben resolver los muchos problemas que acechan a las sociedades de todo tipo, con la globalización, el clima o la tecnología. Son cambios profundísimos que no saben abordar y hay mucha gente en la calle que daría ideas para hacer frente a ellos. El problema es que, aunque se les den ideas, no se ve que puedan entenderse o no tienen interés en hacerlo. Lo vemos día a día con las pensiones, el proceso catalán, la formación adaptada al futuro, el cambio climático o la corrupción. ¿Alguien de verdad esta interesado en negociar un acuerdo? César Moya Villasante (Madrid)La generación que empuja
Entre las declaraciones de un actor argentino, leí: «La experiencia es el peine que te llega cuando ya estás calvo». Admiro, divertida, la lucidez con la que ha sido construida la frase. Estoy en esa edad en la que el cuerpo desaconseja las noches en blanco, las rutas mochileras, las comidas bomba y otros excesos legales que hace dos décadas constituían la norma. No volvería atrás. La capacidad de desactivar los dramas, de nadar a contracorriente en lugar de ahogarme en un vaso de agua, de haber depositado el miedo en el cajón del nunca jamás, me concede una gran satisfacción. Estoy comprometida con el buen humor, el relativismo frente a lo dado y, sobre todo, con mis valores. El nuevo estado de calma se antojaba un abismo entre nosotros, los maduros, y los millennials. Lo que antes era un mirador displicente desde donde observar a las nuevas generaciones ha dejado de ser tal. En los últimos tiempos he conocido a jóvenes de veinte y treinta años admirables, luchadores, coherentes, empeñados, cultos, predadores del saber. Así que, sin mimetizarme con ellos, consigo mezclarme y compartir admirada y agradecida que tengan peine y tengan pelo. Emma Infante Sentelles, Badalona (Barcelona)La esperanza nunca se pierde
Cuando uno es ya sexagenario y lleva encima un cáncer activo y con metástasis, siempre es reconfortante leer las palabras que se expresan en XLSemanal 1553, hablando de la posibilidad de una vacuna contra el cáncer y, mejor aún, las maravillas actuales de la inmunoterapia, la que actualmente yo sigo. La medicina ha avanzado mucho, muchísimo, los últimos años son de vértigo. Lo sé por mis casi 35 años trabajando en la industria farmacéutica, pero también sé que los grandes laboratorios siempre van a la rentabilidad de la molécula investigada y no a la atención que más necesitan algunos pacientes, y si no, que se lo pregunten al doctor Ferid Murad, el padre de la viagra, cuando sus posibilidades eran otras antes de la indicación de la impotencia masculina. De ahí que con el paso del tiempo, aunque parezca un chiste, seremos unos viejos muy potentes sexualmente, pero ni siquiera lo recordaremos, pues se invierte más en este tema que en solucionar el motivo de por qué en el alzhéimer se mueren las neuronas. Estemos pues abiertos a nuevas moléculas y a la medicina del futuro para que sea importante en nuestras vidas, pero, por favor, no olvidemos nunca al ser humano y sus necesidades como persona. Antonio Luis Gallardo Medina, Salobreña (Granada)Barcelona 92 y la independencia
Hace 25 años de los JJOO de Barcelona. Todo el pueblo (el catalán) y España se volcaron en ellos. Sobraban voluntarios en todas las secciones. Hoy todavía, posibles sedes olímpicas nos preguntan, cómo lo hicimos. Fue el pueblo. La gente trabajadora, las personas anónimas que arrimaron el hombro. Hasta hoy, no ha habido otros JJOO similares. Me enorgullezco de pertenecer a este pueblo. Ahora, 25 años después, este pueblo está dividido por unas urnas; unas votaciones que nos dividen como residentes de un mismo territorio, y me pregunto: ¿qué ha pasado en 25 años? ¿Qué no funciona de este sistema? Somos nosotros, los ciudadanos, o quizás serán nuestros dirigentes los que no saben actuar, dirigir, valorar y ni siquiera entender a su pueblo? España no es Rajoy. Y si nuestros representantes se saltan las leyes ahora... ¿Qué no harán cuando sean una república independiente? Han pasado ya 25 años y solo hemos mejorado... como pueblo. Pere Ros Pons, Tordera (Barcelona)-
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