Lamenta una carta la desaparición de los cines de la geografía de tantos pueblos y ciudades, para agruparse en complejos multisala alejados de todo. Complejos en los que resulta imposible recuperar la vieja atmósfera, aquella ceremonia solemne celebrada en torno a una gran pantalla que era un vecino más del barrio. En parte el fenómeno se debe a la evolución tecnológica, que ofrece soluciones más rentables y eficientes para satisfacer la demanda del espectador. Pero quizá no era del todo necesario ni inexorable ese exterminio sistemático que ha erradicado los cines de los cascos urbanos, desterrándolos a espacios impersonales y clónicos donde se pone cuesta arriba recobrar la vieja emoción. Quizá a veces apresuramos los cálculos y destruimos de más, aniquilamos cosas que importaban.
LA CARTA DE LA SEMANA
Ya soy una chica
Suelen confundirme con un chico al menos una vez a la semana. Hoy, en la estación de trenes, dos veces en cinco minutos. En la cola para el aseo de mujeres, al acercarme para entrar al que se libraba, una señora me dice que me estoy equivocando, que este no es el baño de caballeros, y que la deje pasar. Disculpe, señora, no me estoy equivocando. «¡Sí, sí!», buscaba ella la aprobación del resto de las mujeres presentes. Disculpe, señora, igual es usted la que se equivoca; no de servicio, sino de prejuicios. A mí ya no me importa que me confundan. Si me molestara, buscaría la forma de evitarlo: intentaría vestir, peinarme y andar más como una chica; pero no tengo que hacerlo: ya soy una chica sin todo eso. Si me molesta es porque no creo que hoy sea cabal increpar a nadie en unos aseos por el género que uno tiene o el que parece tener. Nadie debería decirnos en un baño que nos estamos equivocando; a no ser, claro, que estemos meando en el lavabo. Miriam Inza Pascual (Correo electrónico)Por qué la he premiado...Por la manera, tan gráfica y contundente, de reivindicar el derecho a la diferencia, que salvo ofensa a otro debería ser ya un patrimonio común.
'Unión' Europea
Hace ya días Puigdemont fue liberado por la Justicia alemana porque esta declaró que no se daban las condiciones para encerrarlo por rebelión; según Alemania, no había utilizado la fuerza. ¿Qué se considera 'fuerza'? ¿Acaso no se considera fuerza presionar a funcionarios públicos, no independentistas, para que apoyen el referéndum y amenazarlos con echarlos del trabajo? Lo peor es que fue el Tribunal Supremo el que le pidió a Alemania que le entregara a Puigdemont para juzgarlo en España, y Alemania se ha negado y ha cuestionado a un tribunal que basa sus juicios en nuestra Constitución. Y así lo único que se ha demostrado es que la Unión Europea no es más que una unión económica para sobrevivir ante rivales como EE.UU. o China; no cumple el objetivo de defender la democracia en todos los países miembros, no ha respetado la decisión de un tribunal supremo. Esto no es una unión, el comportamiento de Alemania no refleja cooperación. Javier Cortina, Pozuelo de Alarcón (Madrid)La interpretación de las leyes
El exceso de derecho mata el derecho. Hay que conseguir que la interpretación de las leyes no sea un arma exclusiva en manos de los escolásticos contemporáneos, que como experimentados conocedores del derecho muchas veces lo ponen al servicio de los intereses que defienden, de los que les dan de comer. Porque entonces el derecho ya no está al servicio del individuo, sino de lo que permite sojuzgarlo. Por otro lado, la religión y los derechos del hombre, parece que han descuidado las particularidades en que incurren las prescripciones jurídicas que solo defienden ciudadanos, sujetos sometidos a máquinas sociales ideológicas y políticas, de las que se ha hecho difícil defenderse, cuando no imposible. Gerardo Seisdedos (Correo electrónico)Con un mismo corazón
El otro día fui al teatro en mi pueblo. Una comedia. Guion aceptable, pero interpretación histriónica, con ritmo de dibujo animado que anulaba cualquier atisbo de gracia. Allí sentado me dio por recordar aquel mismo lugar años atrás. Mantenía su olor, pero menos intenso. En la puerta solía haber un señor con un puesto portátil donde comprábamos un cartucho de pipas y alguna golosina más. Los domingos por la tarde era nuestro lugar de refugio. Comenzaba la función y a todos nos envolvía la magia de la pantalla. Embelesados por las películas de acción, aterrorizados en las de miedo o riendo con los cómicos, éramos una piña palpitando al unísono con un mismo corazón. En el pueblo he conocido hasta cinco cines y ahora no queda ninguno. Si quiero ver una película debo desplazarme 15 kilómetros. ¿Esto es progreso? Ya sé que la televisión y las plataformas portátiles mandan, pero ninguna tiene el encanto de una sala a oscuras, compartida con otros. ¿Dónde fue a parar la cultura del cine? Al fin me despertaron los aplausos y pudimos salir de lo que en otro tiempo fuera casa de la fantasía, escuela de sensibilidades y escondite para enamorados. Qué pena. Antonio José García Gómez, Villafranca de los Barros (Badajoz)Cáncer y radiografías
En el reportaje Todo lo que su médico de cabecera no le cuenta... y debería se presentan algunos contenidos cuando menos discutibles. Lo que más me ha llamado la atención, en la entrevista al doctor Raúl Calvo Rico, es el contenido del apartado 'Densitometrías'. Dejando al margen la crítica sobre las densitometrías («carecen de valor predictivo»), sobre la que habría mucho que discutir, me sorprende sobremanera el comentario sobre las muertes atribuidas al cáncer de mama por hacerse radiografías de la columna. Supuestamente, por la radiación recibida durante la infancia/juventud. Llevo más de 35 años dedicado al radiodiagnóstico (en especial a la radiología mamaria) y es la primera vez que leo algo similar (me precio de estar al día en bibliografía médica al respecto). Como pueden imaginar, estoy perplejo por dicho contenido que, sin duda, va a alarmar a la población. Por mi parte, les agradecería instaran al doctor Calvo Rico a que aportara bibliografía seria y concluyente al respecto. José Antonio López Ruiz, Doctor en Medicina-
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