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EL BLOC DEL CARTERO

Razón

Lorenzo Silva

Martes, 08 de Mayo 2018

Tiempo de lectura: 5 min

Habla uno de nuestros lectores, al hilo de una hermosa y necesaria película, Una razón brillante –de esas que hacen nuestros vecinos franceses para mostrarnos por qué entre ellos la cultura no es la cenicienta que es entre nosotros–, del valor de la dialéctica, la oratoria, la retórica, en suma, del lenguaje aprendido como algo más que una herramienta para motejar de facha a quien no piensa como uno –o ya puestos, a cualquiera que por lo que sea moleste–. Recuerda la joven autora de la carta de la semana la necesidad de preservar la enseñanza del griego, aunque para esos que creen que lo importante es salir del instituto sabiendo lo que es el euríbor sea una lengua muerta. Ya quisieran las mentes adormecidas por la neoignorancia tener la vida de una oda de Píndaro. Y su razón profunda y brillante.

LA CARTA DE LA SEMANA

¿Qué hay más vivo?

Escribo esto sin saber si alguien lo leerá, pero me parece importante decir que el latín y, sobre todo, el griego clásico están amenazados de muerte. Como tantos institutos, el mío ha tenido la maravillosa idea de quitar el griego el próximo curso. Suena lógico si somos unos pocos alumnos los interesados en la materia, pero pensémoslo. Somos pocos, sí, pero ¿no merece la pena conservarlo aunque sea para un solo alumno? Además de que somos pocos los interesados en mantener viva una lengua tan importante como el griego, no hacen más que ponernos obstáculos para estudiarla. No ofertando el griego impiden que otros jóvenes la conozcan y se apasionen por ella como yo he hecho. Dicen que es una lengua muerta, pero ¿qué hay más vivo que una lengua que nos ha legado miles de palabras que utilizamos a diario? Es la lengua que nos dejó La Iliada, La Odisea, el Nuevo Testamento, la que hablaban Sócrates, Platón o Aristófanes. ¿No hablamos, hoy más que nunca, de democracia (ημοκρατíα, δημος «pueblo» + καρτος «poder»)? Quizá el griego está más vivo que nunca y, por eso, no debemos dejar que lo quiten del bachillerato. ¿Vamos a olvidarlo ahora, después de más de 2500 años? La respuesta es no. ¡Claro que no! Nerea C. C. (Tarrasa)
Por qué la he premiado… Por la lección –más que dada, infligida– de una adolescente con ganas de saber a quienes dan en legislar en pro de la ignorancia.

Una oportunidad perdida

Este año ha llovido mucho y eso ha sido una alegría para todos. Muchos embalses están llenos y los ríos están a rebosar, pero estamos tirando el agua. No es ningún secreto que en Murcia hay sequía, y este es, por tanto, un buen momento para volver a plantearse el trasvase del Ebro. Esta operación subvencionada por la Unión Europea iba a proporcionar agua a gran parte del sur de España, pero fue cancelada. Aún no he encontrado la respuesta a la cancelación de dicho proyecto y, en caso de que no sea realmente una opción viable, deberíamos plantearnos la construcción de embalses. Federico Juliani Ramos (Madrid)

La temida soledad

Hace muchos años, nunca pensé que tendría que escribir el título que encabeza esta carta. Es cierto que España siempre ha sido un país amable y que no intenta aislar a los enfermos, mayores o discapacitados, pero de un tiempo a esta parte veo cada vez menos respeto a esa parte de la sociedad que se siente sola por la situación arriba descrita: voy a los hospitales y las personas tienen ese aspecto de que no han sentido el cariño de alguien que no sea el personal sanitario. Con nuestros mayores ocurre lo mismo o también con aquellos que están privados de sus facultades físicas o psíquicas. No creo que resulte tan difícil recuperar un espíritu más empático con los necesitados y ayudarlos a superar el temible monstruo de la soledad. No será solo por nuestro futuro y por esperar que a nosotros nos traten igual, sino también por hacer que el mundo sea más justo. Enrique Ocampo Salas (Correo electrónico)

No es un problema más

Las personas que viven hoy en España son conscientes del gran problema que tendremos en no mucho tiempo: las pensiones. Está claro que cualquier persona que trabaje o haya trabajado quiere disfrutar de una jubilación en condiciones. Pero para eso necesitamos las pensiones. El número de gente joven que hoy entra en el mercado laboral es mucho más bajo que hace unos años, lo cual da lugar a que dentro de unos años no haya suficientes trabajadores para pagar las pensiones. No deberíamos pasar este problema por alto: es de una gran importancia para la sostenibilidad de nuestro país. Jaime Sánchez Cabal (Madrid)

Una razón brillante

En estos tiempos en que mantenerse en la cultura y fomentarla es una heroicidad, disfruto de películas como Una razón brillante, en la que se ensalza el valor de la dialéctica, la retórica, la oratoria y el uso de un buen número de palabras, en constante incremento. Gracias por dedicar su tiempo a los escritores, y por brindarnos a los lectores una buena colección de sus obras. Ciertamente se percibe un empobrecimiento de los repertorios, lo que cabe suponer que será señalado como un periodo de oscuridad, desde el que emergerá un nuevo renacimiento. De momento, los colaboradores de las revistas XLSemanal siguen incansables ofreciendo opciones atractivas para leer y aprender. Gonzalo Villa (Correo electrónico)

Valores de saldo

Cuando era niño, mi padre me contó la historia de un rico señor que tenía un hijo inútil para los estudios. El señor estaba empeñado en hacer de su hijo un sacerdote, así que, dispuesto a conseguirlo, se dirigió al seminario con su hijo y una mula cargada con una bolsa llena de monedas. Cuando el rico señor volvió del largo viaje, los vecinos le preguntaron por su intento. El señor respondió con ironía: «Si llevo otra bolsa, hago cura también a la mula». Esta historia era ya muy vieja cuando se la contaron a mi padre, y mucho más vieja cuando él me la contó a mí, pero sigue de una candente actualidad donde el dinero sigue haciendo licenciado al ignorante, espabilado al defraudador, empresario al mafioso, benefactor al tirano, filántropo al opresor o amigo al terrorista. Los valores están de saldo, no nos engañemos. No importa quién o de qué forma lo ha conseguido, solo importa que reparta un poco de su parné con una parte del pueblo y todos a aplaudir. ¿Es esto instinto de supervivencia, maldad o simplemente decadente humanidad? J. David Collazo Dubra, Golmar (La Coruña)