Martes, 26 de Noviembre 2019
Tiempo de lectura: 7 min
Cada día resulta más evidente: no nos va a quedar otra que cambiar muchos de nuestros hábitos. A medida que se vayan acumulando los indicios, será cada vez más necio e insostenible ignorar cuánto y cómo hemos alterado el mecanismo del planeta que nos cobija o nos padece. El negacionismo será un lujo solo al alcance de los inconscientes y, aunque estos no escasean, se impondrá la necesidad de sacarlos de su inopia. Mucho de lo que aún hoy hacemos con toda soltura será sencillamente impensable. Mientras terminamos de recorrer el camino, se producen situaciones como la que un lector nos refiere: un derroche de plástico con el que alguien cree anotarse un tanto, cuando todo lo que le lleva a cosechar es irritación y descrédito. Ya se irán percatando. LA CARTA DE LA SEMANA
El próximo Lecter
El 'Hannibal Lecter de las prisiones españolas', el más peligroso, ha fallecido. Su expediente incluía muertes y brutales agresiones a internos y funcionarios. La Administración le aplicó la modalidad regimental más severa. Pero no siempre fue así: disfrutó del régimen ordinario muchos años. Esto refleja hasta qué punto nos exponemos los funcionarios de prisiones cada día. Los módulos albergan hasta cien reclusos, entre los que solo un funcionario (dos con suerte) deambula cada jornada. Eso sí: provisto de un walkie y un bolígrafo. Así debemos hacernos respetar. Nuestros dirigentes no nos reconocen como agentes de la autoridad. Como fuere, es imprescindible tener mano izquierda con los reclusos. Y el valor de decir 'no', aunque no sepamos a quién se lo decimos. Asusta pensar que el preso más peligroso pasaba desapercibido, que no se pueda prever quién será el próximo Hannibal. Podría ser el siguiente interno al que le tenga que decir 'no'. Jorge Álvarez (Correo electrónico)Por qué la he premiado… Porque hay historias en la sombra a las que conviene que llegue la luz.
Elogio del funcionario
Lamentablemente, es común asociar la cualidad de funcionario con el individuo con cara de pocos amigos que atiende detrás de una ventanilla, el gesto torcido y el clásico «vuelva usted mañana». Nada más lejos de la realidad. Hoy quiero poner en valor los miles de servidores públicos dedicados con los que contamos los españoles. En los últimos tiempos hemos asistido a verdaderas pruebas de lealtad y generosidad de heroicos funcionarios: policías, guardias civiles, militares que exponen su integridad por defender nuestros derechos, abogados del Estado cesados por mantenerse firmes en la defensa de los intereses generales; jueces y fiscales que dedican farragosas horas de trabajo por hacer pulcra justicia… Sin olvidar, desde luego, a los miles de empleados públicos que cada día trabajan por nuestro bien: de médicos a oficinistas. Todos pudieron dedicar sus talentos a la satisfacción de intereses particulares, a amasar riqueza o a obtener reputación. Sin embargo, todos pusieron sus talentos al servicio de los demás. Debemos reconocer la valía de estos héroes enfundados en togas, uniformes y batas. No todos llevan capa. José María Argüello Mur, Pozuelo de Alarcón (Madrid)Llorar por mis alumnos
Estos tiempos me producen ganas de llorar. Soy maestro jubilado y eso me hace seguir observando el mundo con ojos docentes, que solo pueden disentir de las acciones de alumnos que han sido y son de un docente y que se dedican a quemar y levantar Barcelona. Con los ojos húmedos pienso en los maestros que han educado a estas generaciones en la libertad, no solo en la suya, sino en la de todos; en la responsabilidad y en procurar que sean tolerantes, solidarios y felices. Pese a sus esfuerzos, estos maestros no han logrado, al parecer, que estas máximas democráticas hayan empapado los cerebros y los corazones de su alumnado. Por el contrario, en nombre de una opinión –respetable–, asaltan libertades y propiedades, en lugar de poner en juego lo aprendido en las aulas: diálogo frente a agresiones. Por eso lloro, porque considero míos a esos alumnos y también el fracaso de estos maestros. Algo de culpa tendremos todos si no conseguimos que, para reivindicar las opiniones, justas o no, estas generaciones solo tomen el camino de la violencia. José Ramón Uriel González (Santander)Conciencia escasa
Este domingo fui al partido de baloncesto de mi equipo. Al llegar, encontré una banderola de plástico, sobre mi asiento, para animar y hacer espectáculo. Multipliqué por los 14.000 asientos del pabellón y me salieron muchos kilos de plástico. Pensé sobre nuestra escasa conciencia medioambiental y me pregunté si entre la multitud habría alguien que pensara lo mismo. Estoy seguro de que a la inmensa mayoría de los que estábamos allí le preocupa el medioambiente y le escandalizan las islas de plástico que flotan en el océano. Pero todo eso, al parecer, lo vemos muy lejano. Sin embargo, a pequeña escala, todos podemos aportar ideas y realizar gestos. Como enviar un correo a la dirección de tu club diciendo que no nos pongan plástico para usar y tirar (pagado, además, con nuestros abonos). Miguel Ángel Pérez Vaquero (Vitoria-Gasteiz)Aquella chica tan mona
La conocí en París a finales de los ochenta, enseguida creímos amarnos y, tras unos días de ensueño y varios meses de romántica correspondencia, en una de mis escapadas a la Barcelona se nos ocurrió hablar de política… Yo llevaba relativamente bien que, estando conmigo, se dirigiese a una de sus amigas en catalán. Siempre he creído en las bondades de la diversidad lingüística. También soportaba estoicamente los chistes «sobre españoles», hasta que una vez una de sus amigas hizo un gesto al chistoso haciéndole saber de mi presencia, a lo que mi amada contestó: «Nada, tranquilos, este es galleguiño». No sé si pretendía ser cariñoso, pero el diminutivo me pareció de lo más despectivo. Lo más educado que pude, contesté: «De galleguiño, nada. Simplemente, gallego». Y español, debería haber continuado, pero miré para otro lado. Aquel día de nuestra primera conversación política, ella me dejó muy claro que odiaba todo lo español. Y como éramos jóvenes y vivíamos nuestro idilio en aquella maravillosa Barcelona preolímpica, no volvimos a hablar del tema. Aunque la relación se agotó, me acuerdo mucho de aquella chica tan mona de Barcelona a la que creí amar en París. Si ya entonces pensaba lo que pensaba, puedo imaginar lo que pensará hoy. Muchas veces me he sentido un poquito culpable por mirar para otro lado hace treinta años. Y si yo me he sentido así, cómo deberían sentirse los políticos que hemos 'disfrutado' en estas tres décadas, dejando a los Pujol, Mas, Junqueras y compañía hacer y deshacer a su antojo en Cataluña, mientras ellos miraban para otro lado, porque así lo exigía su aritmética del poder. Antonio Luis González Fernández (A Coruña)La intensidad de Greta
El panorama se nos está verdeando. Por ejemplo, en anuncios. «Aquí y ahora empieza a cambiar el mundo. Por algo se empieza». «Consume limpio». «450.000 árboles trazarán los 75 kilómetros del futuro Bosque Metropolitano madrileño». Podrían estar bien porque nos dan la impresión de haber tomado un buen rumbo. Pero en realidad son dañinos porque, si no se les aplica la 'receta Greta', consiguen inmovilizarnos. Porque se trata no solo de empezar, sino de hacer, en el tiempo escasísimo que nos queda, lo mucho que nos queda por hacer. Emisiones cero de CO2. Resulta un esfuerzo gigantesco, casi imposible para la humanidad. Y parece que casi solo Greta Thunberg ha conseguido enterarse y ser consecuente. Por eso (porque hay que ser eficaz) lo fundamental es poner en lo verde la intensidad que ha descubierto Greta, cosa de la que se olvidan siempre los 'benévolos' promotores: el mencionado Bosque Metropolitano, por ejemplo, estaría en doce años y empieza con minipresupuesto. Greta ha sido capaz de ponerse a la altura del pavoroso colapso climático y de alarmarse hasta tomar esas medidas que parecen exageradas, como no transigir en tomar aviones. Todos, hasta Aznar, para no suicidarnos, debemos aprender de 'esa niña' y adoptar su 'exage-rada' intensidad. Pablo Osés Azcona (Fuengirola)El animal 5G
Cerca de mi casa, en una feria de Navidad había, aparte de los puestos clásicos de dulces y artesanía, uno de una asociación protectora de animales y otro de otra asociación dedicada a ayudar a los niños con cáncer. Es fácil imaginar dónde se amontonaba la gente. La chica del segundo puesto, aburrida, deseaba que pasaran las horas. Tendría que haber pedido prestado algún perrito para ablandar el corazón de los visitantes... Accesorios de moda para perros, cumpleaños, mercadillos, talleres, rutas, desfiles, parques y playas caninas... ¿No nos desborda el asunto? Según compartas la foto de tu dálmata, la has liado. Los espías de datos y tendencias te habrán delatado. Prepárate para adquirir ese complemento canino que te ofrecen. Se está tratando a la mascota como mero objeto banal de consumo y no se lo merece. El amor y respeto a los animales va más allá. Todo el que quisiera uno debería someterse a una inspección de viabilidad para comprobar si su residencia reúne las condiciones. El interesado, a su vez, debería demostrar que posee los conocimientos para la acogida. Estoy seguro de que algunos desecharían la idea por evitar los trámites, y que otros no lograrían superar las pruebas. Alberto M. Pérez (Lanzarote)-
1 'El signo de la Cruz': lascivia, ninfomanía y oscuras depravaciones
-
2 «En los servicios secretos rusos hay paranoia absoluta. Temen una revolución»
-
3 ¿De dónde vienen los multimillonarios? De papá y mamá. La fortuna ya se hereda más que se crea
-
4 La fantasía de 'viajar' en el Halcón Milenario, hecha realidad
-
5 Adolescencia adelantada: nos adentramos en la inquietante pubertad exprés
-
1 'El signo de la Cruz': lascivia, ninfomanía y oscuras depravaciones
-
2 «En los servicios secretos rusos hay paranoia absoluta. Temen una revolución»
-
3 ¿De dónde vienen los multimillonarios? De papá y mamá. La fortuna ya se hereda más que se crea
-
4 La fantasía de 'viajar' en el Halcón Milenario, hecha realidad
-
5 Adolescencia adelantada: nos adentramos en la inquietante pubertad exprés