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Sumergidos en residuos Las consecuencias del consumismo Así viviríamos si no tirásemos nada a la basura...

Durante cuatro años el fotógrafo francés Antoine Repessé guardó todos los envoltorios y recipientes de lo que compraba y consumía. Su objetivo: que visualizáramos el problema… Nuestro consumo desaforado pone al planeta contra las cuerdas. Hay que volver a la regla de la tres R... Te lo contamos.

Lunes, 03 de Julio 2023

Tiempo de lectura: 4 min

Los humanos estamos programados genéticamente para acumular: alimentos, materias primas, dinero. Nos va la supervivencia en ello.

Nos cuesta mucho desprendernos de lo que tiene valor –económico o sentimental– y nos cuesta mucho menos tirar lo que ya no nos sirve. Para eso están los vertederos, ¿no? Al fin y al cabo, así está montada la sociedad de consumo. Por eso, cuando alguien acumula basura en su casa, como esos ancianos con síndrome de Diógenes, nos resulta tan chocante. ¿Qué utilidad tiene? Es absurdo.

Pero eso es precisamente lo que ha hecho durante cuatro años el fotógrafo francés Antoine Repessé: amontonar envases, botellas, latas, paquetes, bandejas, facturas, servilletas, cajetillas de tabaco... No los recogía en la calle; se limitaba a no tirar los envoltorios y recipientes de lo que compraba y consumía. Su basura diaria, la de una persona normal y corriente en un país desarrollado. En total acumuló 70 metros cúbicos de residuos, lo que cabe en diez camiones. Su objetivo: hacernos ver lo que no queremos ver. Porque si una cualidad tiene algo que está amontonado es que no pasa inadvertido.

La proporción de plásticos en los océanos supera (36 a 1) a la de plancton, y no solo mata a millones de aves y tortugas: ya está en la cadena alimentaria de todos los seres vivos, incluyéndote a ti

¿Y qué es lo que no vemos? Que tenemos un problema. Acumular ya no nos ayuda evolutivamente a sobrevivir; por el contrario, pone nuestra supervivencia en peligro. Así que la próxima vez que vea una colilla en el suelo, piense en términos gráficos: si un consumidor de una cajetilla diaria pusiera todos los cigarrillos en fila durante un año, en realidad se fumaría un solo cigarrillo de medio kilómetro de longitud.

O cuando estés en el supermercado y la cajera te pregunte si quieres bolsas, ten en cuenta que la proporción de plásticos en los océanos supera (36 a 1) a la de plancton, y que no solo mata a millones de aves y tortugas, sino que ya está en la cadena alimentaria de todos los seres vivos, incluyéndote a ti. Recuerda también que cada año se talan treinta millones de árboles en el mundo para fabricar pañales de un único uso. Y que el mercurio de una sola pila de botón puede contaminar toda el agua que se bebe un pueblo de 3000 habitantes en un año.

Seguramente ya conoces la regla de las 3 ‘R’: reciclar, reducir, reutilizar. Pero hay que aplicarla. O cambiar el modelo productivo. Hay quien propone incluso utilizar la lógica del caracol. Este construye su concha añadiendo una a una espiras cada vez más amplias, pero llega un momento en que deja de fabricar espiras, porque añadir una sola más daría a la concha una dimensión 16 veces más grande. Una sobrecarga que ningún caracol se puede permitir si no quiere morir aplastado.