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Manual para gente despistada ¡Carteristas en acción! Te contamos cómo desvalijan y cómo detectan a sus víctimas

Llega el calor y, con él, carteristas y demás lumbreras del hurto dejan el subsuelo y salen a la superficie. Tras pasar el invierno desvalijando a incautos en el metro, muchos de estos delincuentes emigran hacia playas y demás lugares turísticos para intentar hacer el agosto. Sepa cómo evitar que le arruinen el verano.  

Jueves, 15 de Junio 2023

Tiempo de lectura: 6 min

Cuatro mujeres se acercan a una joven con una maleta que sube unas escaleras. Una de ellas le ofrece ayuda y levanta el bulto. Por detrás, otra le roba la cartera y se la cede a una tercera. Al final de la escalera, la primera deja la maleta en el suelo, la víctima incluso le da las gracias y las cuatro mujeres se alejan con el botín. Es este, lo que se dice, un caso de libro. En grupo, una molesta, otra tapa, otra ayuda, otra puede discutir, otra sustrae, otra se lleva... Y si la víctima se da cuenta no sabrá quién ha sido ni quién tiene su cartera. El problema es que, pese a contar con voluminosos expedientes policiales, muchos carteristas saben que no ingresarán en prisión. Son expertos en pequeños robos cuya comisión tipificada como falta en el Código Penal no suele implicar penas de cárcel.

El ámbito laboral de los carteristas en España es amplio y variado. Incluye lugares como el metro madrileño líder nacional en denuncias de hurto, el de Barcelona y los de otras ciudades españolas; museos y puntos turísticos en general, zonas y centros comerciales, estaciones de tren y autobús, terrazas o playas a donde muchos de estos delincuentes se desplazan en verano para hacer su particular agosto.

El metro de Madrid es el lugar donde más actividad de este tipo hay durante el año, pero en verano los delincuentes prefieren la superficie y se despliegan por las áreas turísticas de la urbe, se marchan a otras ciudades o a zonas costeras. Santiago, Sevilla, Bilbao, Valencia, Granada, Barcelona o La Coruña son lugares cuyas playas y zonas más agitadas se convierten en verano en la oficina de carteristas, tironeros, carpeteros, descuideros, ronaldinhos, claveteras y demás fauna entregada al robo a pequeña escala.

Son expertos en pequeños robos que no suelen implicar penas de cárcel. Además, son profesionales, se asesoran y conocen todas las triquiñuelas

El hurto implica pena de prisión, de seis a dieciocho meses, solo cuando la cantidad sustraída supera los 400 euros. Si el delincuente no traspasa esta frontera, el castigo establecido por el Código Penal consiste en localización permanente de hasta doce días o multa. Los delincuentes, además, son profesionales, se organizan, se asesoran y se conocen todas las triquiñuelas.

Por ejemplo, que no hay hurto si el dinero no llega a salir de la billetera; que no hay violencia y, por lo tanto, delito de robo, si esta no ocurre en el instante de la sustracción, aunque tenga lugar posteriormente en caso de forcejeos; que nunca tienen domicilio conocido, lo que impide que los juzgados les notifiquen citaciones para juicios o para tomarles declaración o hacerles entrega de una sentencia, con lo que muchos prescriben. Ante las dificultades legales, los mandos policiales optan por estrategias alternativas como solicitar órdenes de expulsión contra los multirreincidentes –suelen ser del este de Europa, sudamericanos, magrebíes y subsaharianos– o, en el caso del metro, órdenes de alejamiento para evitar que los carteristas puedan ir a ‘trabajar’.

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Tu parte vulnerable. Cada vez más y de diferentes maneras se advierte al ciudadano de la presencia de estos sujetos poco deseables. Son llamadas de alerta a las que conviene prestar atención.

La mejor prevención contra el hurto, en todo caso, es prestar más atención a lo que sucede alrededor. En realidad, hay muy poca gente que sufra este tipo de actos. En el metro de Madrid, por ejemplo, la probabilidad es del 0,0000179. Las víctimas, de modo general, son gente que se descuida o personas con problemas de movilidad, como alguien que carga una maleta, o mayores. Objetivo habitual sobre quienes los carteristas actúan sin piedad.

Una anciana que camina con dificultad desciende muy despacio por un tramo de escaleras del metro madrileño. De su brazo izquierdo cuelga un bolso. A su lado, una amiga la sujeta del lado derecho para ayudarla en el descenso. Ninguna ha visto al hombre que, por detrás, se las acerca con rapidez y, en un brusco movimiento, sujeta el bolso de la anciana con las dos manos, tira de él con todas sus fuerzas y sale huyendo escaleras arriba, mientras su víctima grita asustada antes de perder el equilibrio y sufrir una caída de imprevisibles consecuencias. Así se las gastan los carteristas.

Conozca a los carteristas

Un catálogo de habilidades criminales

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RATA DE METRO

Los más comunes. En su mayoría, mujeres. Actúan siempre en grupo. Se selecciona a la víctima, se acercan a ella –como van bien vestidas, no despiertan sospechas– y utilizan el método del tapón: aprovechar la subida o bajada de viajeros o el final de una escalera mecánica para provocar una aglomeración mientras la encargada de ‘picar’ la mercancía se apodera de los efectos de la víctima.

LANCEROS Y CHINAORES

Actúan en el metro, autobuses o trenes. Se sirven de un artilugio a modo de pinzas y, cubriéndose con una chaqueta, extraen los billetes de carteras y bolsos. Usan una cuchilla, navaja o similar y rajan los forros de los bolsillos, las mochilas o los bolsos.

CARPETERO

Mujeres que se hacen pasar por miembros de una asociación de discapacitados o de niños pobres. Atacan a personas mayores que acaban de retirar dinero de un banco. Algunos menores aplican la misma táctica en bares en busca de móviles de alta gama apoyados sobre las mesas que cubren con una carpeta.

CLAVETERA

Muestran un ramo de claveles y piden la voluntad. Cuando la víctima saca la cartera, la clavetera toma una moneda como donativo con los dedos gordo e índice mientras que, a modo de pinza, usa el meñique y el anular, rodeados por una goma elástica, para hacerse con los billetes.

FALSO TURISTA

De aspecto impecable, se te aproxima como si fuera un visitante, enseña un plano de la ciudad y pregunta por una dirección. Mientras la víctima da explicaciones, su socio realiza el hurto.

"RONALDINHO"

Suelen ser de origen magrebí y merodean por las zonas de ocio nocturno. Actúan en parejas y con nocturnidad, cuando sus víctimas están en estado de embriaguez. Simulando un juego de fútbol con una pelota de papel o una lata intentan regatear a la víctima. En ese momento, uno de ellos le roba el teléfono o la cartera.

Sepa si puede ser una víctima

Manual de gente despistada

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EL TURISTA

La víctima por excelencia. Lleva dinero, tarjetas, pasaportes, cámaras, móviles, rara vez denuncia y, si lo hace, no se presenta al juicio porque ya ha vuelto a su país. Además, desconoce el idioma, está relajado y pendiente de edificios, monumentos y demás.

EL ANCIANO

Se despista con más facilidad y suele tener dificultades de movilidad. Las mujeres son muy propensas a los tirones. También son víctima fácil de asaltos al salir de cajeros automáticos.

EL DORMILÓN

Dormir en un lugar público es una invitación a los ladrones: viajeros matinales del metro en trayectos largos, personas que en verano se echan la siesta en un parque o en la playa...

EL MIRÓN

Aquel que se detiene a mirar a alguien montando un número, una pelea, un accidente o una actuación callejera y desatiende todo lo que ocurre alrededor.

EL CÁNDIDO

Nunca sospecha hasta que es tarde. Por ejemplo, personas que llevan maletas o bultos y alguien se ofrece a ayudarlas. O quien no desconfía de alguien con aspecto sospechoso que le pide ayuda para llegar a algún sitio.

EL NEGLIGENTE

Aquel que ignora ciertas reglas básicas en espacios concurridos. Los hombres que llevan la cartera en el bolsillo de atrás; las mujeres que van con el bolso abierto y, válido para ambos sexos, quienes cargan la mochila a la espalda. Sobre todo, en el metro.

EL ACHISPADO

Tras una noche de ingestión alcohólica y otras sustancias, muchísimos jóvenes se quedan dormidos en bancos en plena calle. En el metro, las mañanas del fin de semana son campo abonado para chinaores, que cortan la ropa a sus víctimas para quitarles sus pertenencias.

EL PRESUMIDO

Hay gente que no puede evitar exhibirse. Cadenas de oro, relojes caros, móviles de alta gama, joyas, máquinas fotográficas y de vídeo, una cartera llena de billetes..., son poderosos reclamos para los ladrones.


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