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Cuando la economía cambia la línea recta por el círculo

El gran reto del siglo XXI pasa por implantar la conciencia circular en nuestro modelo de consumo

María Cáceres

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El 27 de mayo de 2020 fue el día que España consumió todos los recursos naturales disponibles para el año. Es lo que se conoce como el overshoot day, el día que la Tierra entra en números rojos. Es decir, en menos de cinco meses, España agotó todo el presupuesto ecológico del año, gastando a partir de entonces un capital natural que el Planeta no podrá regenerar. No hay una fecha fija ni concreta. Este año todo apunta a que será el 25 de mayo. En 2019, fue el 29 de julio. En 2018, el 1 de agosto. Y lo más alarmante es que desde 1970 la cuenta atrás no ha dejado de adelantarse. La organización Global Footprint Network (GFN) calcula que si cada año consiguiéramos atrasar cinco días el Día de la Sobrecapacidad, en 2050 se podría volver a vivir dentro de los límites del planeta.

Ante esta realidad, la pregunta es cómo adaptar nuestro desarrollo económico a la capacidad real del planeta. La clave está en el modelo de consumo. Hasta ahora hemos desarrollado (y sobreexplotado) una economía lineal basada en el modelo de la Revolución Industrial de extraer, producir y tirar que pone en peligro el equilibrio de la Tierra para las próximas generaciones. Sin embargo, la supervivencia pasa por cambiar la línea recta por el círculo. La economía circular es un concepto más ambicioso que el reciclaje o las energías renovables. Persigue un modelo mucho más eficiente, racional y sostenible que se basa en conservar los recursos naturales, mantener el valor de los productos el mayor tiempo posible y reducir al mínimo la generación de residuos.

Ganado pastando en los parques fotovoltaicos de Las Corchas y Los Naranjos de Endesa

Este sistema regenerativo combina, mientras cuida del planeta, competitividad, sostenibilidad e innovación utilizando fuentes renovables y material reciclable para diseñar productos que al final de su vida útil puedan recuperarse sus componentes y ser introducidos de nuevo en el sistema productivo, contribuyendo de este modo a la economía de nuevo ciclo.

“Debemos incorporar los principios de la economía circular que nos permitan engranar el reto ambiental con el desarrollo y la evolución de la economía mundial. Lograrlo supone integrar completamente la economía circular en nuestras actividades y procesos, desarrollar un proceso de cambio hacia nuevas formas de producir y consumir y, por supuesto, rediseñar nuestro modelo de negocio”, explica María Malaxechevarría, directora general de Sostenibilidad de Endesa.

Ejemplos de esa circularidad que la compañía ha convertido en pilar de su cultura empresarial son su apuesta por la electrificación del transporte y los edificios, su política de residuos cero, su relación con proveedores y clientes o los desmantelamientos circulares de sus centrales de carbón para que, además de generar energía renovable, los equipos y materiales existentes tengan una segunda vida y se reduzca al máximo la generación de residuos. “La economía circular no es algo que podamos incluir en un manual. Es una nueva mirada de cada uno de nosotros como empleados sobre lo que hacemos en el día a día en nuestro trabajo, y, cómo no, una nueva mirada sobre nuestro comportamiento como ciudadanos”, analiza Malaxechevarría.

''La economía circular no es algo que podamos incluir en un manual. Es una nueva mirada de cada uno de nosotros como empleados y sobre nuestro comportamiento como ciudadanos''

La economía circular es, además, el único pilar sobre el que puede sustentar el cambio hacia una forma de producción y consumo respetuosa con el medioambiente y sostenible. Así lo dejan también claro los objetivos del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), elaborado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, para 2030: un 23% de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) respecto a 1990, un 39,5% de mejora de eficiencia energética en la próxima década y una penetración de las energías renovables del 42%, cifra que duplica un 20% la de 2020.

Conseguir estos retos tendrá como primera ventaja disminuir la dependencia de los combustibles fósiles. El petróleo es la energía primaria más consumida a nivel mundial con un 32%, seguido del carbón con un 27% y del gas natural con un porcentaje del 23%1 ,mientras que las energías renovables alcanzan tan solo un 5%, según datos de 2020 del Global Primary Energy, Electricity Generation. De seguir así, la demanda energética en el planeta será un 80% mayor en 2050.

En España, como apuntan los datos del Gobierno, la energía renovable representó el 13,9% del total de energía primaria en 2018, por detrás de los productos petrolíferos (44,9%) y del gas natural (21,1%). Por debajo de las renovables se situaron la energía nuclear con un 11,3% de participación y el carbón con un 8,6%.  Por eso, avanzar en la descarbonización en pos de las energías renovables es la única tabla de salvación para disminuir el grado de dependencia energética del exterior del 74% de 2017 a un 61% en 2030.

3013.944.9

30%

de la producción de energía europea

es de origen renovable

13.9%

de la energía primaria

consumida en España es renovable

44.9%

de la energía primaria

consumida en España procede el petróleo

654330

65%

ha aumentado

la producción de energía renovable en la última década

43%

de la energía consumida en España

procede del transporte

30%

del consumo de energía final

procede de los edificios

"El principal reto al que nos enfrentamos como compañía del sector energético en los próximos años es la transición energética. Ya nadie duda de que debemos ir hacia la descarbonización energética. Este enfoque hacia la descarbonización se apalanca en dos pilares fundamentales. Desde el punto de vista de la generación, el progresivo cierre de las centrales de carbón y su sustitución por generación renovable lo que, sin duda, supondrá una generación de electricidad libre de emisiones.  Por el lado de la demanda, impulsando la electrificación de los usos. Es necesario reorientar la demanda y aumentar el peso específico de la electricidad en el consumo energético del conjunto de la sociedad. En concreto, urge abordar la electrificación del sector del transporte y de la edificación", afirma la directora general de Sostenibilidad de Endesa.

De hecho, la electrificación del transporte y de la edificación es otro de los retos que debe ponerse en la agenda sostenible del país, ya que solamente el transporte es responsable del 43% del consumo de la energía final en España, representando los combustibles alternativos menos del 10% en el transporte de pasajeros. Asimismo, los edificios alcanzan aproximadamente un 30% del consumo de la energía final del país, con un alto porcentaje de consumo de energías fósiles, principalmente para calefacción y agua caliente sanitaria.

¿Qué comparten la energía, las ovejas o un superalimento?

Sostenibilidad, eficiencia e innovación. Sobre estas tres palabras se asienta la economía circular y son ellas, precisamente, lo que tienen en común la energía, las abejas y las ovejas, un superalimento o el mobiliario urbano.

Endesa, además de aplicar una política residuos cero y apostar por la descarbonización y las energías limpias, está poniendo en marcha muchos proyectos pioneros que tienen la circularidad en su base. Es el caso de la energía agrivoltaica, que consiste en que el suelo donde se asientan sus parques fotovoltaicos tenga también uso agrícola y ganadero con explotación local. Así lo hacen en las plantas sevillanas de Las Corchas y Los Naranjos, donde entre las placas fotovoltaicas, que suman un capacidad conjunta de 100MW, generan 202 GWh al año, lo que equivale al consumo energético de una localidad como Carmona (con unos 30.000 habitantes) y evita una emisión anual de 94.000 Tn de CO2 a la atmósfera, comparten espacio con un apiario (que, además, producirá miel sostenible y solar con Denominación de Origen), con una zona de plantas aromáticas que las abejas pueden polinizar, a la vez que las ovejas pastan en la planta y mantienen el entorno.

En Algae for Healthy World, Endesa junto a la Universidad de Cádiz, el CSIC-CIB y otras cinco entidades, está estudiando cómo crear biocompuestos a partir de microalgas que crecen en la central eléctrica de Carboneras (Almería) para que tengan aplicaciones alimentarias y, de paso, posicionar a España como líder en la producción de estos bioproductos.

Y otra manera de darle una nueva vida a los materiales es el proyecto piloto que la compañía energética ha puesto en marcha junto a la Universidad de La Laguna (Tenerife), gracias al cual las bobinas de madera en las que se enrollan los cables que se utilizan en el tendido de las líneas de distribución de energía eléctrica van a servir para fabricar mobiliario urbano sostenible de la Facultad de Bellas Artes.

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