
Del tiene menos nutrientes al no sabe a mar: nueve mitos que derribar sobre el pescado de acuicultura
Sobre el sector del cultivo de pescado planean múltiples ideas preconcebidas, no siempre verídicas. La mayoría juegan en contra de un sistema de producción sostenible, que permite enfrentarnos a los años venideros con pescado en todos los hogares

Un conocido chef televisivo prueba la dorada de un restaurante y exclama ante las cámaras: “Sabe a piscifactoría, esto no ha visto el mar en su vida”. Ocurrió hace unos años. La frase, evidentemente, es más que desafortunada. En la pequeña pantalla o en la sobremesa familiar, sigue siendo falsa, porque la acuicultura demuestra que sus sabores son idénticos a los de la pesca. Constituye uno de los mitos más comunes sobre el pescado de cultivo, pero hay más. Ideas dañinas para un modelo de producción sostenible, que permite obtener pescado de calidad durante todo el año de forma accesible, sin sobreexplotar mares ni ríos. Todo lo contrario: una de sus virtudes es la protección del medio ambiente.
España es una de las principales productoras mundiales de pescado de acuicultura. Cuenta con unos recursos acuáticos sin parangón en la Unión Europea. Por este motivo, ha puesto en marcha una “estrategia verde” para cambiar los modos de producción de alimentos, contemplando en ella la acuicultura. El último informe de la FAO sobre el estado mundial de la pesca y la acuicultura (Sofia, por sus siglas en inglés) subraya “el gran potencial para alimentar y nutrir a la creciente población mundial” que tiene esta actividad.
``Tiene menos nutrientes``
Sin ninguna base científica se argumenta que el pescado de acuicultura tiene menos nutrientes que el pescado salvaje. Nada más lejos de la realidad, porque el pescado es eso: pescado, independientemente de dónde haya crecido. Los contenidos nutricionales de la dorada, la lubina, el lenguado, el rodaballo, las algas, la anguila o la seriola, que incluyen importantes ácidos grasos como el Omega-3, clave para el correcto funcionamiento del corazón, están igual de presentes en el pescado de acuicultura, porque el animal es el mismo y se alimenta igual o mejor.
``Amenaza a la pesca tradicional”
La acuicultura y la pesca extractiva son dos modelos complementarios y coexistentes. Desde los años 80, el crecimiento de esta actividad a nivel mundial ha permitido suplementar la pesca extractiva. El cultivo de algunas especies permite ofrecer productos que serían difícilmente conseguibles en libertad, como el caviar. Cabe recordar que, desde 2006, el comercio mundial de caviar procedente de esturiones de pesca extractiva está prohibido.

Tanto acuicultura como pesca extractiva son modelos totalmente complementarios y coexistentes
“Favorece a las grandes empresas”
En España hay 5.262 establecimientos de acuicultura en funcionamiento, según los datos ofrecidos por Apromar, que apuntan a que en el sector trabajan 15.134 personas. Los viveros de acuicultura necesitan una cierta infraestructura, que requiere una importante inyección económica, pero la mayor parte de empresas son una buena oportunidad para los pueblos de zonas vaciadas. En Aragón, la instalación de viveros de acuicultura cerca de los grandes ríos del deshielo, que proporcionan agua de calidad, ha sido una forma de luchar contra la despoblación. Ahí está El Grado, en Teruel, o Sarrión, en Huesca. “Ojalá ampliaran los viveros”, dicen desde el Ayuntamiento del primero. Porque, además, los sistemas de depuración de las plantas, en muchas ocasiones, devuelven el agua en mejores condiciones de las recibidas.
“Sabe menos a mar”
La acuicultura y la pesca extractiva son dos modelos complementarios y coexistentes. Desde los años 80, el crecimiento de esta actividad a nivel mundial ha permitido suplementar la pesca extractiva. El cultivo de algunas especies permite ofrecer productos que serían difícilmente conseguibles en libertad, como el caviar. Cabe recordar que, desde 2006, el comercio mundial de caviar procedente de esturiones de pesca extractiva está prohibido.
``Amenaza a la pesca tradicional”
No hay una explicación científica para esta afirmación. Los viveros marinos de acuicultura se ubican en zonas de costa con corrientes marinas, como explica Nuria Sanz, jefa de mantenimiento de una planta de El Campello, en Alicante. Los peces viven en sus entornos -en sus aguas- naturales. Además, ¿por qué los chefs más reconocidos, como Martín Berasategui o Samuel Naveira, han defendido su empleo en las cocinas?
La acuicultura tiene una huella de carbono reducida y hace un uso adecuado de los recursos acuáticos
“Contamina mucho más”
Pero en realidad, no. Más bien, todo lo contrario. Hay multitud de estudios que evidencian que la huella de carbono de la acuicultura a nivel mundial es menor que la de la ganadería terrestre. No por nada, sino porque se trata de la forma de obtención de alimento más similar, aunque las diferencias son considerables. Se consigue proteína animal de una manera más eficiente y sostenible. Además, la gestión de los residuos permite una eliminación de los mismos de forma natural mediante el uso de las corrientes. Otras iniciativas punteras pasan por los estudios sobre cómo alimentar a los peces de forma eficaz para acabar con el desperdicio alimentario, algo en lo que trabajan investigadores de distintas disciplinas.
“Los peces comen muy mal”
La alimentación de los peces es igual de sana y nutritiva, cuando no directamente más, porque está totalmente controlada. Las corrientes marinas actúan de filtro natural. Pero es que, además, los piensos con que se alimentan a los peces de acuicultura están elaborados con materias primas tanto vegetales como animales y de acuerdo a las últimas investigaciones de entes como el Instituto Español de Oceanografía (IEO) de Murcia o el Instituto Mediterráneo Agronómico de Zaragoza (IAMZ).

La acuicultura es la mejor manera de obtener productos como rodaballo o lubina que lleguen a todos los hogares
“Si es más barato, seguro que es peor”
Al contrario: es más accesible para todos los bolsillos porque hay todo el año. El pescado de acuicultura no está sujeto a cuotas de pesca o a épocas de veda, por lo que en cualquier momento se puede encontrar pescado de calidad a precio asequible para todos los hogares.
``Con la sequía que tenemos…”
El agua que se emplea en los viveros de acuicultura proviene de dos fuentes: o bien es la misma del mar, o bien procede de los ríos. Los peces se crían en entornos prácticamente idénticos a los naturales. Por ello, en cualquiera de los dos casos, el aprovechamiento del agua es adecuado. O se utiliza el agua del mar sin sacarla del mismo, porque los viveros están situados en la costa; o se toma de los cauces fluviales, pero en el interior de la planta se depura y se devuelve a los ríos en mejores condiciones de las obtenidas. Los viveros cuentan con sofisticados sistemas para ello y, algunos, son de origen natural. ¿Has oído hablar de las microalgas?
“Algo tan nuevo no puede ser bueno”
La acuicultura moderna experimentó un importante crecimiento entre las décadas de 1960 y 1980, por lo que ha habido tiempo de sobra para testear su efecto positivo sobre el entorno natural. Aun así, en El Campello, los aficionados al snorkel pueden bucear en unas antiguas piscinas de acuicultura, situadas en plena costa. Te sorprenderá descubrir que datan de la época romana. Algo similar sucede en Monasterio de Piedra, en Zaragoza, donde se empezó a cultivar trucha arcoíris a finales del siglo XIX, por lo que no se puede decir que sea un método de producción precisamente nuevo. Y, en cualquier caso, vamos a dejarnos de leyendas.