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FUTURO AZUL

Por qué la acuicultura favorece el medio ambiente y es clave para alimentar a una población en crecimiento

La acuicultura, que es el cultivo de pescado para consumo humano, permite ofrecer al consumidor productos de mares y ríos  sin forzar los ecosistemas silvestres. Se trata de un sector sostenible que tiene que enfrentarse a decenas de leyendas urbanas, a pesar de su impacto favorable para el entorno

Ana Belén Madrid

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Si pensamos en acuicultura, es lógico que nos planteemos preguntas respecto a su sostenibilidad. Nos han dicho que es un sistema de producción de pescado para el consumo humano, y que proporciona al consumidor productos de calidad, respetuosos con su entorno. Pero, ¿por qué es una actividad tan adecuada para la protección del medioambiente? ¿Cómo emplea de forma óptima los recursos acuáticos?​  ¿Y qué hay del bienestar animal? Vamos a repasar todos estos aspectos para disipar cualquier duda.

La acuicultura está estrechamente ligada a la actividad de las distintas civilizaciones a lo largo de la historia. De hecho, los romanos la desarrollaron en varios territorios mediterráneos. En China, el pensador Fan Lei, en un escrito fechado en el 475 a.C., ya recoge la práctica de este cultivo esencial para conseguir proteína de calidad en abundancia y de forma sostenible. Este largo historial de la acuicultura ha servido para que el sector se haya profesionalizado y, actualmente, sea puntero en I+D.

Consumir pescado de acuicultura es, desde la posición del consumidor, contribuir a proteger el planeta y a la sostenibilidad social

Antes de poner en marcha un vivero de acuicultura, se realizan estudios de impacto ambiental. Hasta que no son totalmente favorables, no se procede al inicio de la actividad productiva. Los acuicultores son profesionales muy especializados en los distintos campos, que protegen, cuidan y respetan los recursos medioambientales, además de garantizar el bienestar animal. Estos expertos también están en continua formación para mejorar su desempeño. Como resultado, los productos de acuicultura no sólo son sanos y accesibles, sino también líderes en innovación y sostenibles.

Otro de los rasgos que caracterizan a la acuicultura es que su forma de producción permite la cría de especies de pescado dentro de su hábitat natural, pero sin forzar los límites biológicos del medio acuático donde se ubican. A su vez, hay gran evolución en la gestión de recursos hídricos, de modo que el agua empleada para la crianza se depura a través de sistemas avanzados que, no solo la devuelven más limpia, sino que tienen un gasto energético controlado. En comparación con otros sectores de alimentación, como algunas de las ganaderías terrestres, la acuicultura ocupa menos espacio y genera menos dióxido de carbono por kilo de proteína.

La acuicultura permite la cría de especies de pescado en su hábitat natural sin forzar los ecosistemas naturales

Dicho todo esto, la trazabilidad total en los productos de acuicultura facilita conocer cuál es su origen y trayecto hasta llegar a la mesa, pero también es una garantía de que, desde que el pescado sale del agua hasta que llega a nuestros platos, ha recorrido una distancia corta y que, por tanto, causa menor impacto medioambiental con su transporte. Consumir pescado de acuicultura es, desde la posición del consumidor, contribuir a proteger el planeta. Una manera de fomentar una actividad productiva que no solo es sostenible ambientalmente, sino también desde el punto de vista social y económico, por cuanto genera trabajo de calidad y lleva hasta las mesas de todo el mundo pescado saludable a precio accesible. El modelo para el futuro.

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Este contenido ha sido desarrollado por Content Factory, la unidad de contenidos de marca de Vocento, con Apromar. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.