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Así se cría el pescado que llegará a tu mesa en el futuro

De la hueva al plato: un viaje por las instalaciones de la Acuicultura española, donde se produce de forma sostenible, controlada y responsable el pescado que ya nos alimenta

Juanjo Villalba

Aunque cuando pensamos en pescado muchas personas siguen imaginándose un barco faenando en alta mar, lo cierto es que más de la mitad del pescado que llega hoy a los hogares de todo el mundo se cultiva mediante acuicultura. 

Y en España, un país con miles de kilómetros de costas y ríos, y una sólida tradición pesquera, esta actividad está en pleno auge, marcando el camino hacia una alimentación más sostenible, segura y saludable.

El pescado procedente de la acuicultura española se cría en viveros ubicados en aguas marinas y fluviales repartidas por todas las comunidades autónomas. Este sistema permite cultivar especies como la dorada, la lubina, el rodaballo, el atún rojo o la trucha arcoíris entre otras muchas especies en un entorno que garantiza su bienestar, una alimentación adecuada y altos estándares de seguridad.

La acuicultura española además asegura un abastecimiento continuo, sostenible y perfectamente trazable, sin comprometer el equilibrio de los ecosistemas y bajo estrictos estándares de calidad, seguridad y sostenibilidad.

Todo empieza con un huevo

El proceso de cultivo del pescado de acuicultura comienza en los centros de reproducción, donde se seleccionan ejemplares adultos sanos y de calidad para reproducirse. De ahí se obtienen los huevos o huevas, que se incuban en condiciones óptimas de temperatura, luz y oxigenación. A los pocos días nacen las crías, conocidas como larvas, que son alimentadas cuidadosamente en instalaciones adaptadas a cada especie.

En esta fase temprana, como durante todo el proceso de cultivo, todo está medido al detalle: la cantidad de alimento, el control del agua, la densidad de población… Nada se deja al azar, porque un entorno adecuado desde el principio garantiza un pescado sano y de alta calidad.

Crecimiento en entornos naturales y controlados

Cuando los peces alcanzan cierto tamaño, se trasladan a instalaciones más amplias, como viveros flotantes en el mar o tanques en tierra firme con agua de río o marina. Estas ubicaciones están elegidas por sus condiciones naturales idóneas —corrientes, salinidad, temperatura— y porque están perfectamente integradas en el entorno. 

Allí, los ejemplares continúan creciendo durante varios meses o incluso años, según la especie, hasta alcanzar el tamaño óptimo para el consumo. Durante todo el proceso, los peces se alimentan con piensos naturales y equilibrados, diseñados para que crezcan de forma saludable y rica en nutrientes como los ácidos grasos omega-3. Además, están sometidos a estrictos controles sanitarios para garantizar su bienestar y la seguridad alimentaria.

De la granja a tu cocina, con total trazabilidad

Una de las grandes ventajas del pescado de acuicultura española es que su trazabilidad es total: se puede seguir el rastro de cada ejemplar desde que nace hasta que llega al consumidor. 

Esto permite asegurar no solo su frescura y calidad, sino también que cumple con todas las normativas europeas en materia de higiene, seguridad, sostenibilidad y salud.

Y lo más importante: gracias a la acuicultura española, podemos consumir pescado fresco y de proximidad durante todo el año, sin depender exclusivamente de la pesca extractiva, ni de las importaciones, y reduciendo la presión sobre los recursos naturales.

Un sistema eficiente para producir proteínas de calidad

El cultivo de pescado en la acuicultura de España permite obtener alimentos nutritivos de forma controlada y eficiente. Gracias a un proceso que reproduce las condiciones ideales para el desarrollo de los ejemplares, es posible asegurar un perfil nutricional excelente: con los esenciales Omega-3, con proteínas de alto valor biológico, con todos los aminoácidos esenciales en las proporciones que nuestro cuerpo necesita, y numerosos minerales y oligoelementos.

Este método no solo optimiza el desarrollo de los peces, sino que también reduce el uso de recursos. Por ejemplo, para producir un kilo de rodaballo se necesitan solo 1,1 kilos de alimento, frente a los 6 a 10 kilos requeridos para generar la misma cantidad de carne de vacuno.

El resultado es una fuente de proteínas sostenibles, clave para etapas de alta demanda nutricional como el embarazo, la menopausia o el entrenamiento intenso, y con un impacto ambiental mucho menor.

El pescado del futuro, hoy

La acuicultura española se perfila así como una solución estratégica para alimentar a una población creciente sin comprometer el futuro del planeta. Rodaballo, lubina, dorada, trucha arcoíris, corvina, atún rojo… Son solo algunas de las especies que se cultivan actualmente en España mediante acuicultura. Una actividad que, lejos de ser algo nuevo, cuenta con más de 2.000 años de historia en la península, ya que los romanos ya tenían viveros acuícolas en la costa alicantina.

Hoy en día, gracias a las mejoras en los procesos de cultivo, la acuicultura de España es una de las soluciones más prometedoras para alimentar a la población y a la vez dinamizar la economía de algunas zonas de la llamada España vaciada, donde suelen instalarse los viveros.

Porque el pescado que llega a tu mesa no solo debería ser sabroso. También es necesario que sea seguro, nutritivo y respetuoso con el planeta. Y eso es, precisamente, lo que consigue la acuicultura española.

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Este contenido ha sido desarrollado por Content Factory, la unidad de contenidos de marca de Vocento, con Apromar. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.