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La protección de hoy de un autónomo es su estabilidad futura

Más de 3,3 millones de españoles han decidido ser su propio jefe, montar su negocio y convertirse en trabajador autónomo, con todo lo que eso conlleva.

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Celia no tiene horarios ni ingresos fijos. Decidió montar su propio negocio cuando tuvo a su segundo hijo, porque consideró que era la mejor manera de conciliar y ser dueña de su tiempo. Su nueva situación laboral le permitía libertad y autonomía, pero, como pasa con todo, siempre hay una cara B, y pronto se enfrentó a la multitud de problemas que van más allá del trabajo diario. 

España tiene una de las cotizaciones de autónomos más altas de Europa en relación con el salario medio. En nuestro país, los trabajadores por cuenta propia pagan una cuota fija al mes, mientras que en general, los autónomos europeos no y lo que pagan depende de las coberturas sanitarias y sociales que elija cada uno. Además, en España a esta cuota se le suma el pago trimestral del IVA, IRPF y otras obligaciones fiscales. Sin embargo, a diferencia del resto de países de la UE, la cuota que se paga en España cubre todas las contingencias, desde la baja por enfermedad hasta la que se produce por maternidad, desde el accidente al cese de actividad, desde la jubilación a la incapacidad, exactamente igual que un asalariado.

Este estrés financiero muchas veces se ve agravado por la reducción de ingresos consecuencia, en muchos casos, de una enfermedad o de un accidente. Al final, un autónomo sólo factura cuando trabaja, por lo que un parón, aunque breve, siempre será un contratiempo que puede desbaratar el bolsillo si no se lleva un buen control del flujo de caja, se planifican bien los impuestos, se diversifican los clientes, se crea un fondo de emergencia y se cuenta con la ayuda de un buen gestor de confianza para evitar que el dinero sea una fuente constante de tensión.

La tranquilidad financiera no siempre depende de ganar más, sino de gestionar mejor lo que ingresas y de saber actuar ante incidencias. Estar protegido frente a este tipo de situaciones y contar con el respaldo económico que ofrece un seguro de vida especializado para este colectivo, también es básico para la continuidad del negocio y la tranquilidad del autónomo y su familia.

PROTEGERTE A TI ES PROTEGER A TU FAMILIA

Los autónomos también se ponen enfermos, aunque tienen una salud a prueba de bomba. Pero si están de baja, como sus bases de cotización suelen ser reducidas, cobran muy poco. Contar con una indemnización si te quemas, sufres un esguince o una rotura de cadera hará posible que ese negocio continúe y, hasta que el autónomo vuelva a trabajar, la calidad de vida de su familia se resienta lo menos posible. Y hay situaciones en las que nadie quiere pensar, pero siempre es mejor estar protegido. Si un autónomo fallece o sufre un accidente que le impida volver a realizar su trabajo afectará en el plano económico a su familia. Por eso contar con este tipo de garantías es sinónimo de tranquilidad para él y los suyos.

BENEFÍCIATE DE VENTAJAS FISCALES

Con un seguro de vida, además de proteger tu negocio y tu familia podrás beneficiarte de ventajas fiscales. Si eres autónomo, puedes desgravar tu seguro de vida en la declaración de la renta, con determinados límites, que se incrementan si se tiene alguna discapacidad.

INNOVA EN TU NEGOCIO

Los seguros de vida para autónomos de MAPFRE no sólo cubren todas esas situaciones, sino que ofrecen servicios adicionales que pueden ayudar a que tu negocio se sitúe a la vanguardia. Planes para optimizar la web, asistencia remota o reputación digital, junto con telemedicina 24 horas los 7 días de la semana, son un valor añadido para seguir impulsando tu empresa y cuidando a los que más quieres.

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Este contenido ha sido desarrollado por Content Factory, la unidad de contenidos de marca de Vocento, con Mapfre. En su elaboración no ha intervenido la redacción de este medio.