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CDATA[REINOS DE HUMO

El bollo creciente

Carlos Maribona

Lunes, 08 de Marzo 2021

Tiempo de lectura: 1 min

Es el bollo más famoso de Francia, el rey del desayuno parisino, pero su origen es vienés. El cruasán, que es como nos dice la Real Academia que hay que escribirlo, y no croissant ('creciente' en francés), nació para celebrar la victoria sobre los turcos en la batalla de Viena de 1683, aunque fueron los franceses quienes lo popularizaron y le añadieron ese hojaldre que hoy en día es imprescindible. Como dice Eric Kayser, uno de los más destacados panaderos del momento, que acaba de abrir una sucursal en Madrid, al buen cruasán, cuando lo muerdes, se le tienen que caer las migas del hojaldre. Y el olor. ¿A quién no se le hace la boca agua con el aroma a mantequilla de un cruasán? Porque la mantequilla es otro ingrediente fundamental, quizá el principal. Interviene en ese olor y también en el sabor. Como ocurre con tantas cosas, los buenos cruasanes escasean. Con frecuencia no están crujientes por fuera ni esponjosos y tiernos por dentro, y la masa se pega al paladar de una forma desagradable. Aun así, la calidad media ha subido notablemente en España. La lista de recomendaciones sería larga, pero personalmente me gustan los que hace el repostero Oriol Balaguer y que pueden comprarse en sus tiendas de Barcelona y Madrid. Pocos placeres mayores que acompañar el café del desayuno con un cruasán, o 'cuernito', como lo denominan con gracia en muchos lugares de Iberoamérica, recién hecho.

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