Miembro fundador del Centro de Biología Molecular y premio Príncipe de Asturias. A sus 80 años hablamos con Antonio García Bellido del pasado, pesente y futuro de la ciencia. Por Mónica González Salomone

De estudiante tenía una curiosa preocupación: que le siguieran interesando la literatura, el arte, la filosofía. Su padre lo tranquilizó diciéndole que desgraciadamente se le pasaría. «Y tenía razón», admite hoy, a sus 80 años, el entonces estudiante atribulado. Su amor por la ciencia eclipsó pronto las demás inquietudes intelectuales.

García Bellido creció en una familia de humanidades: abuelo filólogo, padre historiador; pero los libros de ciencia de la completa biblioteca familiar hicieron bien su trabajo, y le contagiaron lo que él llama «una curiosidad sangrante», sobre todo por temas biológicos como el origen de la vida. García Bellido ha dedicado su carrera a investigar cómo a partir de una única célula, el óvulo fecundado, surge un organismo formado por cientos de clases de células diferentes. Miles de científicos en todo el mundo se apoyan hoy en sus trabajos.

Tras colaborar con los principales investigadores de su campo en el Reino Unido, Suiza y Estados Unidos, García Bellido volvió a España y convirtió su grupo, en el Centro de Biología Molecular, en Madrid, en un imán para investigadores extranjeros.

XLSemanal. Ha tenido muchos estudiantes. Cómo los escogía?
Antonio García Bellido. Por su entusiasmo… y por sus méritos, claro. Los estudiantes que he tenido venían a comerse el mundo.

XL. Qué ha cambiado en la ciencia en España en las últimas décadas?

A.G.B. Los objetivos. En mi época, el culmen era la investigación básica. Y hoy en día la sociedad pide -o los políticos, no sé- que se haga investigación aplicada. Pero hay que devolverle el prestigio a la investigación básica, es lo único que nos permite competir. La investigación aplicada es mucho más cara, nos encontramos en inferioridad de medios.

«Sí, es posible que los humanos acabemos alterando nuestra propia especie»

XL. Invertir en ciencia básica es cuestión de estrategia…

A.G.B. ¡Es que es más útil! Es en lo que podemos ser competitivos porque hablamos de ideas, estamos cabeza con cabeza. En cambio, los políticos de turno ponen el énfasis en algo útil… Siguen prefiriendo el rendimiento a corto plazo, aunque sea de mala calidad.

XL. Qué han descubierto sobre cómo se desarrolla un organismo?

A.G.B. Un paso muy importante fue descubrir que las células no son meros ladrillos, como se creía antes, sino elementos activos en la construcción del organismo. El desarrollo se hace desde dentro de las células, según el programa en los genes. Pero, además, las células comunican su posición a sus vecinas, y esta información determina lo que hacen estas células vecinas. Lo que todavía no sabemos es cómo se las arreglan para comunicar su posición.

XL. Tampoco saben cómo terminan los órganos de crecer, cuando ya están terminados.

A.G.B. No. Ni cómo se controla el tamaño ni la forma. Hay evidencias que sugieren que son decisiones tomadas por las células en función de su posición y de su linaje, y que esta decisión es comunicada a las células vecinas. Es decir, la información viene de las propias células.

XL. Si falta tanto por saber, cabe pensar en hacer crecer órganos en el laboratorio?

A.G.B. No, ni siquiera un ojo. Construir órganos implica pasar a la tercera dimensión, y el componente espacial no lo conocemos. La disposición de las moléculas en el espacio sigue siendo un gran desafío. Sabemos algo sobre los componentes, pero muy poco sobre cómo están ensamblados. El desarrollo tiene una parte de autoensamblaje muy fuerte de la que aún sabemos muy poco.

XL. Es posible que los humanos acabemos alterando nuestra propia especie?

A.G.B. Sí, es posible. Habrá cambios y mejoras puntuales, pero no serán mejoras en el sentido profundo de la palabra, en el sentido evolutivo. A la evolución solo le preocupa la descendencia, no la forma de la nariz.

XL. Cómo ve usted el mundo hoy en día?

A.G.B. Muy mal. Antes no era mejor, pero ahora es un mal momento. Intervienen demasiado en nuestra vida los políticos, a quienes no admiro, y estamos en manos de capitalistas. Los negocios están empezando a desempeñar un papel demasiado importante en nuestra arquitectura mental, en los valores.

El mundo lo veo mal… Intervienen demasiado los políticos, y los negocios ocupan un papel demasiado importante en los valores

XL. Se usa bien la ciencia, el conocimiento que da la ciencia, para que el mundo sea mejor?

A.G.B. El conocimiento científico tarda en calar, es complejo, así que comprendo que haya ignorancia. Lo que es más grave es que hay algo de aversión, desconfianza hacia el conocimiento científico. A la gente le da miedo.

XL. Miedo de la ciencia?

A.G.B. Sí, puede que sea demasiado potente. Hay culturas avanzadas y democráticas que desconfían de la razón, la razón es peligrosa. El científico ve el mundo de manera impersonal, lógica, y eso lo rechaza la mayoría de la gente, que cree más en la visceralidad, la emoción. Son dos maneras de ver el mundo muy poco compatibles.

XL. Qué pasará en biología dentro de 30 años?

A.G.B. El conocimiento es imparable y avanza cada vez más rápido. Saber que alguno de mis descendientes entenderá cosas que para mí es frustrante no entender… eso es una alegría enorme.

Te puede interesar

Cristina Garmendia: «Ha quedado claro que no invertir en ciencia es una amenaza»

Nuevo XL Semanal
El nuevo XLSemanal

A partir de ahora consulta los nuevos contenidos en la web de tu periódico

Descúbrelos