Adora los zapatos, la ropa ‘vintage’ y comer bien. Y su profesión, a la que se dedica desde finales de los setenta, cuando el director José Tamayo le ofreció su primer papel. Desde entonces, Arias se ha labrado una sólida carrera que abarca cuatro décadas. Con el patriarca de ‘Cuéntame ‘ hablamos de televisión, de política y de sus proyectos. Por Virginia Drake

Nos citamos con Imanol Arias en El Olivar de Castillejo, en pleno barrio madrileño de Chamartín, justo donde acampó Napoleón durante la Guerra de la Independencia y donde media docena de intelectuales y científicos de la talla de Dámaso Alonso, José Castillejo o Menéndez Pidal levantaron sus casas.

Rodeados de un centenar de olivos, iniciamos nuestra conversación. Da la sensación de que Imanol está cansado de seguir interpretando a Antonio Alcántara. Confiesa que desea reducir su exposición a los medios y, pese a que reconoce que en el terreno personal pasa por un muy buen momento, se muestra bastante pesimista y tristón. Nieto de guardia de asalto en la República e hijo de moderado mecánico tornero, Imanol ha tratado de ser un hombre negociador que, desencantado de la política, asegura que acude a las urnas para votar en blanco.

XLSemanal. Ninguna serie en España ha cumplido 15 temporadas.

Imanol Arias. Es muy extraño, sí; y, como toda cosa que crece y se hace grande, ahora solo queda la angustia de ver cómo va a terminar.

XL. Parece como si tuviera ganas de que acabase.

I.A. Es que hay días que sí me gustaría que terminase.

XL. La mayor parte de los actores piensan que han puesto una pica en Flandes cuando participan en una serie de éxito que se alarga en el tiempo.

I.A. El asunto es que la fortuna de encontrar un trabajo se aderece con que sea la serie de mayor éxito absoluto durante diez años, como es el caso. Desde 2001 hasta 2011 fuimos siempre líderes de audiencia. Después, Águila Roja, en su tercera temporada, nos llegó a igualar; Isabel tuvo una primera temporada muy buena

XL. Dejó de ser número uno, pero mantuvo buena acogida.

I.A. Claro, claro, pasamos a ser el dos pero con un éxito enorme. La cosa está en que decidan si terminará agotándose poco a poco o va a tener un final concreto.

XL. Están ya a punto de rozar la actualidad: ha pasado el golpe de Estado, el PSOE va a ganar las elecciones.

I.A. Para mi gusto, este es otro proyecto distinto al de Cuéntame ; no tiene nada que ver. Yo he intentado que Antonio Alcántara sea un hombre más rural, porque funciona mejor en ese medio. La vuelta al campo de Antonio la veo como un acercamiento al final.

XL. Antonio Alcántara intenta ser el padre de mucha gente

I.A. Sí. Y, desde luego, el mío lo es. La mayor fuente de documentación para saber cómo tiene que reaccionar Antonio Alcántara es mi padre. Murió hace cuatro años y me he quedado sin todas esas referencias.

XL. Estaban muy unidos; hubo un tiempo en que incluso su padre trabajó para usted.

I.A. Trabajó para mí porque no quería jubilarse. Lo hizo de conductor y me acompañaba siempre.

XL. ¡Como la madre de la Pantoja!

I.A. Como la madre de la Pantoja, pero contratado. Mi padre era muy austero, dormía en una habitación de una cama simple y cobraba exactamente igual que un chófer. Cuando rodábamos en una ciudad que no conocía, al llegar, se gastaba la mitad del dinero que iba a ganar al día siguiente en pagar un taxi que lo llevara al sitio exacto en el que yo iba a rodar, para aprenderse el camino. Tenía miedo de que llegara tarde por su culpa. Más que nada, lo que eso le produjo fueron 15 años más de vida.

XL. Cuéntame se ha emitido con el PSOE y con el PP. ¿En algún momento ha habido consignas?

I.A. Nunca. Jamás. Siempre hemos sido muy libres.

XL. Son inolvidables sus interpretaciones del Lute, Severo Ochoa… Pero, recientemente, su caracterización de Vicente Ferrer ha sido increíble. De hecho, al no quitarse la barba, sigue pareciéndose a él.

I.A. Eso me dicen, sí. He disfrutado mucho haciendo este personaje. Muchas cosas de él me han impresionado.

XL. Cree que Vicente Ferrer, tan crítico con Juan Pablo II, ¿estaría encantado con el nuevo Papa, jesuita como él?

I.A. Sí, aunque no le daba mucha importancia a las jerarquías. Pero yo creo que sí, que estaría más de acuerdo con el Papa Francisco porque, al contrario que los anteriores, que pedían mucho compromiso, lo que él pide son acciones y buenas obras. Y en este sentido es muy ferreriano.

XL. Cuenta que en su casa de Zahara de los Atunes, en Cádiz, tiene un armario lleno de mantas para salir a arropar a los emigrantes que llegan de noche en pateras.

I.A. Eso era hace unos años. A esa playa ya no llegan porque está llena de radares y los localizan antes.

XL. ¿Cómo se soluciona la entrada ilegal de inmigrantes?

I.A. Cada vez que se reduce la ayuda en cooperación se aviva la necesidad de salir de sus países. Son grandes extensiones de terreno compradas por multinacionales para hacer biodiésel, grandes zonas compradas para la extracción de diamantes, niños soldados Demasiadas cosas para que esa gente se quede allí.

XL. ¿Hay que implicar a otros países europeos en nuestras fronteras?

I.A. Los europeos nos hemos empeñado en rechazarlos y en defendernos de ellos. Me indigné cuando el otro día escuché a un político decir que ya solo faltaba ponerles azafatas. No, señor, no; va a ser mejor matarlos [se enfada]. Algún día habrá que plantearse por uzan la frontera europea en territorio africano. Aquí estamos, poniendo una barrera de Europa en una colonia.

XL. ¿En una colonia dice?

I.A. Sí, hasta eso se va a poner en duda.

XL. Soy un vasco que mira al sur . ¿Es complicado ahora mirar al norte, al sur y al este de España?

I.A. Yo vivo en Madrid, tengo una casa en Andalucía y me siento muy bien en el sur; pero también te diré que para mí, que soy de Madrid, no es nada complicado mirar a Cataluña. A mí no me van a llamar a votar y las personas que conozco que quieren hacerlo no me parece mala gente; y los que no quieren votar, tampoco.

XL. No se trata de si son buena o mala gente, se trata del derecho de una comunidad autónoma a la independencia.

I.A. Este es un asunto que están dirimiendo ellos. Lo que me preocupa es que hayan robado en el Liceo, que hayan tenido un Gobierno tan corrupto pero me preocupa como español, no porque ellos sean catalanes, porque todo eso luego repercute en los Presupuestos Generales del Estado y piden seis mil millones. Esa es la gran preocupación.

XL. Usted siempre se manifestó contrario al nacionalismo vasco. ¿También al catalán?

I.A. No me gusta el nacionalismo, es algo así como estar aquí dentro para hacerme sentir diferente. Entiendo mejor el independentismo cuando es pacífico, aunque tiene unos enormes problemas jurídicos.

XL. Su padre es de Ermua [fue el concejal anterior a Miguel Ángel Blanco] y su madre es de Riaño (León), aunque se fue a trabajar a Valladolid, donde limpiaba la casa de una familia. ¿Cómo cambió sus vidas que usted empezara a triunfar?

I.A. Prosperé yo y, por ende, ellos; pero para mis padres que yo triunfara era suficiente. Ellos dejaron de tener la angustia que tenían desde hacía muchísimo tiempo y eso en las familias trabajadoras es lo más importante. Otra cosa es que no consigan adoptar la mentalidad del que tiene. Mi padre siempre fue austero, venía del mundo obrero, fue emigrante, su ambición era llegar a fin de mes, estar en su pueblo y no se preocupó de más.

XL. Una vez calculó que el 60 por ciento de sus ingresos se lo gastaba en comida.

I.A. Y es verdad. Un año me hicieron una inspección de Hacienda y el inspector no se lo creía [se ríe].

XL. Cuando se han comido muchos bocadillos en la calle y se ha dormido en el metro, ¿el nivel de vida se mide por lo llena que está la nevera?

I.A. Eso es así. Pero es que, antes de llegar a Madrid, yo venía de comerme unos bacalaos al pilpil y unos cocidos maravillosos que hacía mi madre y por eso nunca he podido soportar la mala comida de muchos bares. Aún hoy prefiero comerme un bocadillo de cualquier cosa antes que esos platos mal cocinados.

XL. Hoy también hay mucha gente durmiendo en el metro y, en el mejor de los casos, comiendo bocadillos en un banco.

I.A. 2015 va a ser un año muy interesante. sé que van a mejorar los impuestos, que algunos problemas van a reducirse, que se va a castigar a alguien que se lo merece, pero sobre todo porque nos quieren llevar a hacer el tonto y a votar otra vez Y a ver qué pasa.

XL. Ha confesado que vota en blanco. Eso no encaja mucho con el perfil de hombre preocupado por la política y por los demás.

I.A. Depende de los objetivos que tengas. Se pueden hacer cosas por los demás fuera de la política. Para mí, ahora es muy difícil establecer criterios y prefiero abstenerme. Recuerdo una frase de Fernán Gómez que me aplico muchas veces: «Si quieres tener vida privada, no tengas opinión pública». Por eso hay muchas cosas sobre las que no tengo opinión pública, solo privada. Pero para tener opinión ciudadana lo que hay que hacer es salir a la calle a manifestarse y eso está prohibido ahora.

XL. Pues hay siete manifestaciones diarias solo en Madrid.

I.A. Pero, en la práctica, está prohibido porque con la nueva ley de movimientos callejeros te meten una multa por nada. Yo me pasaría el día alentando a la gente para que saliera a manifestarse. Con lo que está ocurriendo podría haber pasado de todo y, sin embargo, no se manifiestan apenas porque a los movimientos ciudadanos se les pide que declaren cuál es su ideología, quién manda en el movimiento, si van a presentarse a las elecciones Se les niega la neutralidad.

XL. Hubo un tiempo en que apoyó al PSOE, hasta que Felipe González nos metió en la OTAN: ‘¡Que se vayan a la mierda!’, les dijo. Después colaboró con José María Aznar y hasta comieron juntos varias veces…

I.A. Han sido diferentes etapas. La época en la que cenaba con Aznar y con gente del cine fue porque había un trabajo que hacer. Cuando se acabó el trabajo, ya no fui invitado a cenar más veces.

XL. ¿Que no le hayan dado nunca un Goya tiene algo que ver con que no haya asistido a la gala?

I.A. No, a la gala hay que ir cuando se te requiere o tienes algo que hacer; a manifestarse, no. Esta vez no se me requirió para entregar ningún premio ni estaba nominado.

XL. ¿Le parece mal que los actores se manifiesten?

I.A. Los Goya son el gran negocio periodístico. Al día siguiente salen multitud de páginas hablando de la gala y ni una sola línea de las películas. Solo se habla de lo que decimos nosotros. Yo sería partidario de hacer una gala exprés en la que se anuncien los nominados y se realice la entrega de premios. Eso calmaría un poco las cosas.

XL. Si llegaran a darle un Goya, ¿qué diría al recogerlo?

I.A. Les diría: «Perdonad que hable un momentito de mí. Muchísimas gracias por haber tardado tanto tiempo en dármelo porque eso ha hecho que trabaje mucho más».

XL. Pese a que usted es un privilegiado, ¿esta profesión es injusta?

I.A. Este año cumplo 39 años en ella y no creo que sea injusta. Es como todas; no conozco a nadie que esté de gerente toda la vida en la misma empresa.

XL. «Como todas», dice, pero está en los medios de comunicación como ninguna.

I.A. Quizá sea de las profesiones -sin contar la política- que más gente tiene escribiendo en contra. El tanto por ciento de los comentarios insultantes que se hacen sobre nosotros es demasiado elevado para el producto que se ofrece. Esa conexión que dicen que nos une con la ultraizquierda, que nos llamen ‘titiriteros’, la negación de todos los méritos que hemos conseguido [un poco enfadado]. Es una forma de establecer una disputa periodística continua que está muy bien.

XL. ¿Cómo se defiende de los paparazis?

I.A. No es complicado. Las reglas del juego son simples, para tontos. El juego es muy fácil: cuando tienes una vida normal, intentan provocarte y tú no debes entrar jamás en esa provocación. Yo fui al aeropuerto a recoger a Pepe Sancho y estuve a su lado cuando empezaron a empujarlo y lo hicieron hasta cinco veces para que se diera la vuelta y los increpara. Y, al final, lo hizo y su enfado es lo que ha quedado para la historia.

XL. ¿Ve de refilón los programas del corazón?

I.A. No. No me gusta esa televisión ni cuando salgo bien en ella. La mejor prevención frente a esto es hacer una vida normal.

XL. Fueron 25 años con Pastora Vega y dos hijos en común, pero nunca se casó. Dice que, si algún día se decidiera a pasar por el altar, lo hará a escondidas.

I.A. Claro, claro; boda pública, ninguna porque generas una noticia y luego esperan la siguiente y siguen ahí hasta que se crea el problema. Si los invitas a tu boda, les das pie a que entren en tu mundo. Si te quieres casar, es mejor hacerlo a escondidas y seguir como siempre.

XL. ¿Es difícil vivir al lado de Imanol Arias?

I.A. No, porque no soy nada público y soy muy privado.

XL. ¿Su hijo mayor le ha salido bravo o dócil?

I.A. ¿Jon? Ha salido bravo, pero ahora los chicos son mucho más inteligentes. Trabaja en los medios de comunicación, hace aplicaciones para Internet, se dedica a la música y sabe lo que es hacer bolos porque no se venden discos, trabajar por mil euros durante siete horas y el viernes salir corriendo con la furgoneta. Pero a esa edad se es feliz así.

XL. Y el segundo, de 12 años, camino de la adolescencia.

I.A. El otro está en una edad en la que solo tiene que estudiar, todavía no se ha revelado con nada, o no lo hemos detectado aún.

XL. ¿Es usted un padrazo?

I.A. No, no soy un padrazo ni tampoco duro ni melifluo. Mi forma de preocuparme y estar pendiente es que no se note demasiado que lo hago. No soy babosón ni cariñosón.

XL. Como a Antonio Alcántara, ¿veremos a Imanol Arias retirándose a vivir al campo con Irene Meritxell?

I.A. No. Para jubilarte como actor no solo es necesario tener una cuenta corriente que te permita disponer de dos mil o tres mil euros al mes; hace falta que tengas en la cabeza la sensación de que quieres dedicarte a otra cosa. La jubilación en esta profesión es muy complicada.

XL. ¿Se queja de su situación?

I.A. La que yo tengo ahora no es buena para el actor, porque es imposible que estés ocho meses metiéndote todas las semanas en un personaje y que eso tenga un mérito, porque te repites. Artísticamente no es el ideal. Estoy muy sobreexpuesto a todas horas en televisión. ahora en la serie, ahora en publicidad, ahora con películas que son antiguas y las reponen… Yo no quiero ver continuamente a Picasso pintando cuadros. Llega un momento que al que le caiga mal Imanol Arias estará hasta las narices y querrá decirme: «Por favor, descansa un poco, tío».

Privadísimo

  •  Su nombre real es Manuel María Arias. Nació el 26 de abril de 1956. Su primera casa, como reconoce el actor, era una habitación con derecho a cocina. Compartíamos la casa con otras familias. No teníamos salón propio .
  •  Con siete años se vistió de payaso en una función con Cosme Cortázar, un obrero con dotes de mimo. Fue el primero que lo animó a que se dedicase a la interpretación.
  •  Sin bachillerato, entró en la Universidad Laboral y estudió para maestro industrial eléctrico, pero lo dejó. Sé un poco de todo, pero mi formación fue a matacaballo , afirma. Aun así entró en la Escuela de Arte Dramático como oyente.
  •  Su primer trabajo en Madrid fue de figurinista en el teatro de la Zarzuela en 1976. Ganaba 240 pesetas al día. Cuando acababa la temporada de las zarzuelas y se quedaba sin dinero, dormía en el metro de Ópera.
  •  Entre 1992 y 1996 estuvo casado con la actriz Socorro Anadón. Con Pastora Vega vivió 25 años y tuvo dos hijos. Su actual pareja, desde 2011, es la diseñadora Irene Meritxell, que tiene 37 años.

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