Solo tienen una herramienta para transmitir emociones: la voz. Son los actores de doblaje. Despreciados por muchos cinéfilos e incluso por la industria nacional, en Hollywood consideran a los españoles los mejores del mundo. Ponemos cara a estos profesionales ‘invisibles’. Por Carlos Manuel Sánchez

Santiago Segura: «No soy un padre normal»

 CLAUDIO RODRÍGUEZ / SEAN CONNERY

«Heston y Connery me felicitaron. Los actores eran unos caballeros»

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Zamora, 83 años. Ha doblado a Sean Connery, John Wayne, Burt Lancaster, Robert Mitchum, Henry Fonda, Anthony Quinn… También hace dibujos animados. «Fui el protagonista de Up!».

Charlton Heston me dijo que él era famoso en España gracias a mí. Los actores de entonces eran unos caballeros… Todavía se acuerda la gente del «¡Maldigo las guerras…!», de la famosa secuencia final de El planeta de los simios, cuyo doblaje adapté, dirigí e interpreté yo mismo. Entonces, las películas eran de buenos y malos y estaba muy claro todo. A mí siempre me daban el papel de bueno, pero también me gustaba hacer de malo…

Más tarde fui el padre Karras en El exorcista y Drácula en la versión de Coppola, que había que hacer con un acento extraño y me costó. Tenía a mi lado a un intérprete de los Balcanes que me daba indicaciones sobre la pronunciación.

Cuando empecé, me dijeron que duraría 10 años. Luego perdería la voz y tendría que buscarme otra cosa. Y aquí sigo

Sean Connery me felicitó personalmente después de ver el doblaje de La Roca. No podía creer que hubiera conseguido tantos matices. Y José Luis Garci, una vez que vino de Los Ángeles, me dijo que allí estaban admirados con mi interpretación de Salieri en Amadeus. ¡Que superaba al original, decían! Hombre, eso es una exageración. Eso nunca. Pero fue dificilísimo, porque tenía que interpretarlo con 40 años y luego con la voz de un anciano de 80. Es el trabajo que más me llena.

Yo no iba para doblador. Estudiaba Industriales. Pero me tocó ir a la guerra de Ifni y tuve que dejar la carrera. Cuando volví de África, un chico al que yo daba clases me vio por la Castellana y me invitó a ir a la radio. ‘»Te atreves a hacer una prueba?», me dijeron. Y dije que sí. Me dieron a leer algo y así empecé. Entonces, mucha gente quería trabajar en el doblaje porque se ganaba más. Incluso los actores de teatro y de cine soñaban con trabajar en esto.

Cuando dicen que contribuimos a que a los españoles les cueste más aprender inglés, porque se acomodan a ver las películas dobladas, les digo que no se conocería a Shakespeare en España si no fuera por nosotros.

Cuando empecé, me dijeron que duraría 10 años. Luego perdería la voz y tendría que buscarme otra cosa… No me cuido la voz especialmente, incluso fumo. Pero aquí sigo.

PALOMA ESCOLA/ MELANIE GRIFFITH

«Nunca nos darán un Goya. ¡No aparecemos ni en los créditos»

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Madrid, 68 años. Voz habitual de Melanie Griffith, Kathleen Turner, Catherine Deneuve, Grace Kelly, Rebecca de Mornay y Mary Elizabeth Mastrantonio.

Mis padres eran actores. Mi padre empezó en el teatro y luego se pasó al doblaje, ya que se ganaba más. Yo estudié Arte Dramático e hice mis pinitos como actriz antes de dedicarme al doblaje. Es una profesión muy denostada.

A mí me encanta ver las versiones originales. Pero, si no conoces el idioma, te pierdes. Y, además, los subtítulos suelen ser muy malos. Hacen una traducción horrible. Y ¿cómo resumes una escena de Woody Allen en la que hablan todos al mismo tiempo?

Como actor de doblaje hay que entender que estás al servicio del trabajo de otro actor. Somos humildes y eso es algo que no está mal dentro de un mundillo, el del cine, con egos tan desarrollados. Hasta hace poco no ponían ni nuestros nombres en los créditos; ahora, de vez en cuando. No creo que nos den nunca un Goya, la verdad. Ni que nuestros compañeros los actores reconozcan nuestro trabajo.

El trabajo ha cambiado mucho. Antes lo pasábamos mejor. Teníamos tiempo de reírnos, de charlar en los bares

A Melanie Griffith la he doblado muchísimo. Ella tiene ese aspecto ingenuo, con esa vocecita muy aguda. Alguna vez me ha parecido como demasiado ‘tonta’. Y en una película me rebelé. La doblé más natural. Lo hice bastante sutil, sin traicionar al personaje. Pero no le gustó al cliente. Me hizo repetir el doblaje entero. Y tuve que forzarme para poner voz de ‘tontita’.

El trabajo ha cambiado mucho. Antes lo pasábamos mejor. Teníamos tiempo de reírnos, de charlar en los bares. Te convocaban a las ocho y tu personaje salía un ratito, luego te ibas a tomar algo, volvías. Ahora lo haces todo seguido y ni siquiera ves a tus compañeros. Grabas tú sola tu parte. No compartes micrófono con los demás. Las jornadas se dividen en takes (‘tomas’), que son trocitos de unas pocas líneas de texto. Antes hacías 50 tomas en un día, hoy haces el doble. Terminas y a casa.

Es más fácil doblar a una actriz buena que a una mala. Yo he doblado mucho en la época del destape y era horrible. Antes hacía grandes damas, ahora hago a viejecitas y señoras más maduras. Pero la voz no cambia tanto con la edad. Lo que cambia es la forma de decir, el ritmo».

DAVID ROBLES / LEONARDO DICAPRIO

 «Me quedé afónico en El Lobo de Wall Street de tantos berridos»

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Bilbao, 45 años. Voz habitual de Leonardo DiCaprio. También ha sido Ethan Hawke, Ashton Kutcher y el Christian Grey de Cincuenta sombras de Grey.

Yo entré en el oficio por casualidad, con 12 años. Hubo una intoxicación en mi colegio y empecé a ir a comer a un bar donde jugaba al mus Salvador Arias, uno de los míticos -la voz de Spencer Tracy, de Orson Welles…-, que tenía una escuela de doblaje. Una tarde, me invitó a ir a su clase. Le dije: «Vale». Y doblé a un cura de Dinastía

Es muy curioso vernos trabajar. Somos como un espejo del actor en la pantalla. Ponemos expresiones muy parecidas. Si el actor se encoge de hombros o incluso si llora, nosotros igual. Lo ideal es aprenderse el texto de memoria. Hay un dicho: «a papel sabido no hay cómico malo».

Todos somos actores. Estás en casa discutiendo y te llaman por teléfono y cambias el registro. Pero hay que ser capaz de llevar eso al micrófono. Estar contento es muy fácil. Pero empezar a dar gritos desgarradores a las ocho de la mañana porque te persigue un hombre lobo no tanto…

Ahora, la gente ve las series en plan maratón y la producción va muy acelerada. En el mismo día yo puedo hacer tomas de The walking dead, Hawái 5.0, Castle, Bones… Incluso tienes un sustituto por si coges un catarro y ‘suenas’ como tu padre.

Los actores españoles no reconocen nuestro trabajo. Nos consideran competencia

Lo mejor para la afonía: quedarse callado. Me quedé afónico doblando a Leonardo DiCaprio en El Lobo de Wall Street de los berridos que pegaba. Ese doblaje fue una odisea. Al final lo que hicimos fue dejar las secuencias con gritos para el final de la jornada. Lo dabas todo y te ibas para casa. Y a rezar para tener voz al día siguiente. DiCaprio es mi favorito. He visto toda su evolución y es una esponja, el tío.

Los actores españoles no reconocen nuestro trabajo. Nos consideran competencia. Y, además, desigual, por la cuota de pantalla que otorga el ministerio al cine norteamericano. Piensan que somos cómplices para que sus películas se vean menos. Pero cada vez hay más películas españolas que se ruedan en inglés. Y hay que doblarlas. Y entonces ya no hay problema. Así que nos tratan con un doble rasero. Como Santiago Segura, que es un detractor del doblaje, pero que no hace ascos cuando lo llaman para hacer voces de monstruos en películas de animación.

MARÍA BLANCO/ DAENERYS (JUEGO DE TRONOS)

«Gemir y jadear es fácil. ¡Lo difícil es el valyrio!»

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Vitoria, 32 años. Dobla a Daenerys Targaryen, de Juego de tronos. También a personajes de Pokemon, Paranormal activity y otros videojuegos.

Estudié Comunicación Audiovisual. Actuaba en cortos, me atraía la radio… Pero nos llevaron a conocer un estudio de doblaje… y hasta ahora. En esta profesión, nunca se está seguro. ¡Así que te fastidia mucho cuando matan a tu personaje en una serie y te quedas fuera!

Daenerys (Juego de tronos) es un personaje al que le tengo un gran cariño. Te permite sacar muchos matices. Tiene la dificultad de que ella domina varias lenguas: el famoso valyrio, el dothraki… Y, aunque lo voy leyendo, me cuesta.

En esta profesión, nunca se está seguro. Así que te fastidia mucho cuando matan a tu personaje

Las escenas de sexo no me resultan difíciles. Y eso que hago de Anastasia Steele, la protagonista de Cincuenta sombras de Grey. Lo más complicado es que hace muchas cosas con la boca cuando habla: morderse el labio, hacer gestitos sensuales. Y todo eso confunde mucho para sincronizar tus entradas. La mayoría de las grabaciones las haces sola. Es un poco raro. Haces una escena erótica tú sola y luego tu compañero la graba aparte. Pero, vamos, gemir y jadear es fácil… ¡Es más difícil el valyrio!».

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